Emprendedores: una producción atípica en la zona. Nueces en el valle serrano
Después de dedicarse durante años a la actividad comercial, Arturo Kahnert decidió incursionar en el campo; hoy produce para el mercado interno entre 5 y 6 toneladas anuales de este fruto
SIERRA DE LA VENTANA.- En el valle de acceso a Sierra de la Ventana, sobre la ruta 72, en el kilómetro 3, aparece el establecimiento que Arturo Kanhert decidió convertir en un "parque productivo", para no sólo aprovechar la belleza natural de los alrededores, sino obtener un rédito, luego de haber incursionado en el terreno de las comunicaciones.
La crianza de vacunos primero y cerdos después, alimentados con nueces, estuvo entre sus proyectos, como ocurre entre los españoles que los alimentan con bellotas. Pero la competitividad del mercado con el amplio espacio para productos de menor calidad y alto contenido graso echaron por tierra aquel proyecto que tuvo una vertiente, el desarrollo y ampliación del cultivo de nogales, para abastecer con su fruto al mercado interno regional.
La calidad del producto hace pensar a Kanhert en aumentar el volumen de producción en los próximos dos años, aunque "todavía falta un poco más para llegar al mercado internacional".
La buena presentación del producto, la alta calidad de las nueces -no sólo en su sabor sino en su aspecto- resumen la disciplina y el trabajo puesto diariamente por la familia de Arturo, donde su esposa, una hija y tres nietos se dedican a cuidar las diez hectáreas del establecimiento que lleva el nombre que identifica lo que producen: Los Nogales.
Son diez hectáreas de una plantación hecha en 1975, cuando no existían aún las variedades injertadas, sino las de semillas "y estaba la creencia, apuntalada por alguna bibliografía, en el sentido de que el nogal reproducía muy bien las bondades paternas". Hoy conviven en el parque los árboles tradicionales, otros muy jóvenes plantados hace cinco años "y por otro lado estamos iniciando el injerto de nuevas variedades, a sabiendas de que no es sencillo este último. Parte de este trabajo lo estamos haciendo con los árboles antiguos".
La plantación es visitada por técnicos del INTA y de la Universidad del Sur y por interesados en introducirse en la nogalicultura, a los que Arturo Kahnert atiende con mucha dedicación y afán de enseñar lo aprendido en estas tres décadas.
"La producción actual ronda entre las 5 y 6 toneladas de nueces por año que vendemos en Bahía Blanca y la región, e incluso en la ruta a quienes pasan para visitar Sierra de la Ventana", dijo el productor.
La sanidad, fundamental
El producto se entrega en bolsas de un kilo, de diez, y a granel, y también pelado, en bandejas de 200 gramos donde se pueden apreciar las "mariposas", como llama el productor a las medias nueces. "Ahora el fruto está desarrollado en un tercio de su tamaño final y se cosecha a fines de marzo o principios de abril", afirma Kahnert para aportar un dato importante: "mantener la sanidad de la planta es fundamental. Si bien es una variedad frutal muy resistente y sana, aparece de vez en cuando alguna enfermedad que corresponde a cada zona. Nosotros en esta región tenemos la bacteriosis propia de las zonas húmedas".
En cuanto a la calidad de la tierra para el desarrollo de la plantación destaca que "curiosamente la bibliografía de la que le hablé (cuando se asesoraba en 1975 sobre el tema) decía que los suelos muy compactos no eran aptos para la siembra del nogal. Acá ocurre todo lo contrario. Se comporta perfectamente bien", y añade que una de las razones que lo impulsaron a plantar nogales, fue haber observado que en Villa Ventana, a pocos kilómetros de Sierra de la Ventana, mucha gente ponía los nogales para adornar sus predios y tenían buen resultado.
Tal vez, porque un amigo le recomendó comprar un predio cercano al lugar donde podían pescar truchas, deporte al que se había inclinado en sus viajes de negocios por el país, Kahnert tomó la decisión.
Como hombre de comunicaciones vendía equipos electrónicos en la época en que los satélites estaban limitados para las actividades oficiales, y los enlaces se lograban sólo de antena a antena. Kahnert, con su negocio en la calle Perú, de Bahía Blanca, era requerido por importantes firmas nacionales e internacionales.
Una mezcla de factores pasaron por su mente. El marco serrano, un lugar para el descanso, el aprovechamiento productivo, la alimentación de animales con el producto.
"En ganadería algunos productores comenzaban a hablar de suplementación a corral, con maíz", dice y sin comentarlo pensó íntimamente que podría hacerlo con el uso de la nuez.
Poco tiempo después adquirió otro campo que incluía la cría de cerdos, con pabellones de parideras, de destete y recría, e introdujo en la zona el cerdo blanco, de las razas Yorkshire y Landrace, y con cruzas, logró lo que denominó un cerdo "tierno, magro y cárneo". Su negocio llegó a llamarse "la boutique del cerdo".
Sin embargo, los avatares del mercado y la competencia, donde tuvieron cabida los de menor calidad pero de más pronto desarrollo comercial, lo hicieron desistir y ampliar sus conocimientos y fortalecerse en la nogalicultura.
Desde la época en que comenzó con la crianza de cerdos lo acompaña su hija en el emprendimiento, y hoy es un trabajo netamente familiar, en el que están su esposa, Marta Irma Vecchi; su hija Adriana, y sus tres nietos, Germán, Christian y Federico.
Todo esto lo cuenta Arturo Kahnert, orgulloso de su trabajo y los frutos obtenidos a lo largo de estos 75 años de vida, en los que no dejó de investigar y profundizar sus conocimientos en una especialidad que no tenía mucho desarrollo.
Su forma de trabajar lleva a que especialistas e interesados visiten esta atractiva producción alternativa, en una región triguera, como lo era hasta hace poco el área de Sierra de la Ventana (antes de la sequía reciente).
La demanda nacional, insatisfecha
SIERRA DE LA VENTANA.- El nogal fue introducido en la Argentina por los colonizadores en las provincias del Norte. Multiplicado por semillas, pasó a llamarse nogal cimarrón, limitándose su plantación a 46 árboles por hectárea. Cincuenta años mas tarde ingresaron nuevas variedades, entre ellas el Payne, Eureka, Rama Caída, Wodner, Franquette y Mallete.
La escasa información del principio hizo creer que la nuez/semilla reproducía las condiciones de la planta madre; sin embargo, nuestros productores observan que la polinización cruzada le permitía adquirir las propiedades del árbol vecino. Obtuvieron así nueces de mayor tamaño, cáscara blanda y color claro en árboles de menor porte, llegando a plantar de 100 a 150 ejemplares por hectárea. Desde hace dos décadas llegaron variedades californianas de producción lateral, que producen en ramitas y con el despunte o poda de éstas se logra mantener el tamaño del árbol.
El mercado
La demanda nacional de nueces está momentáneamente insatisfecha, estimándose un déficit de 3000 a 4000 toneladas anuales. El costo de manejo del monto durante el año representa un 25 a 30% del valor del producido, a lo cual hay que sumarle un 10% por cosecha y poscosecha.
Kahnert añadió que las expectativas de producción con las distintas variedades se ubicarían en 700 kilos por hectárea del nogal criollo, con un producto de baja calidad; con las variedades Franquette y Mallet -de brotación tardía- se lograrían entre 2000 y 3000 kilos, de muy buena calidad para la exportación.