Las postales que exhibe la Exposición Rural de Palermo, que termina mañana, no sólo reflejan la tradición de la excelencia ganadera, sino también muestran el trabajo de quienes día a día combinan esfuerzo y dedicación para aportar al desarrollo del país; cabañas de ovinos y bovinos y desarrollos para internet de las cosas, además de los cambios en maquinaria, son algunos de los ejemplos de un campo que quiere crecer. A continuación, tres historias de protagonistas en la muestra.
Edgardo Cardoso: "Traer a nuestras ovejas a la exposición es un placer"
El Salón Ocre de la Exposición Rural de Palermo está a pleno. La raza ovina Hampshire Down, más conocida como "cara negra" (caramora, en Uruguay) vuelve a ser protagonista con más de cien ejemplares. Para los criadores, la raza tiene características que sobresalen como la producción de carne, su excelencia y rusticidad.
Edgardo Cardoso tiene 67 años. Su cabaña La Virginia está en la localidad santafesina de Runciman. Jeringa en mano, buscó a una de sus ovejas para vacunarla. La agarró con fuerza para que no se le escape dentro del box. Dos minutos más tarde, se acercó con el tranco lento y dijo: "Hace más de 50 años que tengo esta cabaña y 30 que vengo a Palermo. Debo ser el más antiguo, por no decir el más viejo, de todos los cabañeros en la exposición".
Además, explicó el crecimiento de la raza. "Nuestra ventaja es que la Hampshire Down es muy buena en producción de carne. Conseguimos mejorar la calidad y el cordero marca la diferencia", señaló Cardoso, quien ha logrado criar 26 grandes campeones.
En el pabellón, los productores se ocupan minuciosamente del cuidado de sus animales, como lo hacen todos los días del año en sus cabañas. "Lo nuestro es una empresa familiar, trabajan mis hijos, tenemos tambo y un poco de agricultura, hacemos una explotación mixta. Yo tengo 200 ovejas inscriptas. Calculo que debe ser una de las majadas de pedigrí más grandes del país", afirmó, y aclaró: "Yo vendo todo, nunca me guardé ningún campeón. Traer nuestras ovejas a la exposición es un placer; venimos mirando los corderos que están naciendo para el año que viene. No hay nada mejor que esto, mi vida hubiera sido muy distinta si no trabajara como productor".
El crecimiento de la raza se produjo cuando la lana dejó de valer. Fue ahí cuando Hampshire Down, carnicera 100 por ciento, empezó a tener un papel preponderante en el sector. Esto impulsó a que nuevos productores se vuelquen a criarla.
Abel Arana es de Ayacucho. Su cabaña, El Charabón, tiene más de 20 años y hace tres que participa de la Rural. "En una época tuve una majada de Corriedale, después el patrón empezó a introducir Hampshire Down para lograr un cordero más pesado. Ahí empecé a apasionarme con la raza y a ver los resultados", señaló. Y agregó: "Siempre pensé que el día en que pueda tener mi cabaña sería Hampshire Down. Es muy noble y no es estacional, uno puede darle servicio en cualquier época del año".
Valeria Brandi tiene 55 años y es veterinaria. Desde chica su padre le transmitió la pasión por los "cara negra". Hace más de veinte que vive en Esquel, donde desarrolla su actividad como profesional. Pero siempre para esta época viene a Palermo a formar parte del comisariato de ovinos. "El Hampshire Down da muy buenos corderos, pesados y muy precoces. Por esa razón se va imponiendo a las otras razas. En el sur del país, la mayoría de las majadas son de Merino, pero ahora empiezan a incorporar Hampshire Down para cruzar", dijo.
Matías Márquez es productor de Irasusta, cerca de Gualeguaychú. Este año trajo tres machos y cinco hembras. "La ilusión de todo cabañero es participar en Palermo; es la vidriera. Siempre he vendido todo. He mejorado en calidad y cada año me acerco más a los premios", destacó.
Ricardo Garro: "Tuve que aprender un lenguaje común con agrónomos y veterinarios"
En el marco de la Exposición Rural de Palermo, el INTA, con un desarrollo de la estación experimental Anguil, ganó el premio de Oro del Centro Internacional de Innovación en Tecnología Agropecuaria (CiTA). La distinción fue por los comederos inteligentes que permiten medir el consumo individual de alimento de los animales, algo que a su vez ayuda a precisar los que son más eficientes en la conversión en kilos de carne. Pese a que es una tecnología que existe en otros países, en el INTA Anguil le dieron características propias para su aplicación para la automatización y optimización de los mismos.
Y Ricardo Garro, investigador y coordinador del laboratorio de robótica del INTA Anguil, estuvo detrás del avance. Aunque no viene del "palo" de la agronomía ni de la veterinaria, entró en el INTA como programador (es ingeniero en sistemas) y fue adquiriendo conocimientos, en un vínculo con colegas de otras disciplinas, que le sirvió para apuntar a este desarrollo. "No vengo de una familia de campo y no tenía conocimiento del sector. Tuve que aprender un lenguaje común con los agrónomos y veterinarios. Y esto (por los comederos inteligentes) la única manera de lograrlo fue a través de un lenguaje interdisciplinario", dijo el programador, que en la entrega del premio estuvo junto al especialista Aníbal Pordomingo.
El comedero, que llevó más de dos años de desarrollo y ya está listo para su transferencia a alguna empresa que lo quiera comercializar, apunta precisamente a medir el consumo individual. De hecho, en la experimental están evaluando 43 toros con ocho comederos.
¿Cómo funciona la tecnología? "Cada animal tiene una caravana electrónica en la oreja con un chip. Cuando mete la cabeza en el comedero, lo identifica (hay sensores), y ese comedero, a su vez, tiene como una especie de batea con balanzas. Así podemos saber cuánto alimento dio cuando entró y cuánto al salir", dijo Garro.
En los comederos hay una reja con barrotes que se pueden ajustar por la categoría de animal. Los animales tienen todo el tiempo alimento disponible y comen de a uno.
Si bien ahora el desarrollo está pensado para bovinos, si se adapta se puede hacer también para las ovejas "pampita" para el mismo INTA Anguil.
"Hoy tenemos 43 toros en evaluación con ocho comederos, y con esa cantidad (de comederos) es suficiente", dijo este programador en sistemas.
"El desarrollo ya está maduro como para poder comenzar la etapa de transferencia de la tecnología a una empresa privada. Estamos hablando con algunas para hacer la transferencia. Lo que estamos buscando es a quien lo venda y haga la posventa", explicó.
La tecnología se complementa con balanzas, antenas y un dispositivo electrónico que junta los datos de la balanza. Esas antenas mandan la información a una computadora central que almacena los datos de lo que está pasando en los comederos
Además, manda la información a internet para poner la información a disposición del productor para cuando la quiera ver. En el INTA también tienen dos cámaras para monitorear de manera directa el lugar.
Luciano Trappa: "Lo llamamos Mbappé por el esfuerzo y el trabajo en equipo"
Domingo 15 de julio: mientras los colores franceses se apoderaban de Moscú y el equipo europeo festejaba el campeonato de fútbol mundial en el estadio olímpico Luzhniki de la ciudad rusa, un camión jaula con once animales llegaba a Buenos Aires desde General Acha, La Pampa.
En la madrugada del lunes, se abrieron las puertas del vehículo. Un toro Angus negro, de diez meses de edad y 920 kilos, asomó la cabeza y se convirtió en el primer animal en ingresar al predio de Palermo de la Sociedad Rural Argentina (SRA), para participar de la 132» Exposición Rural.
Ante las cámaras de la prensa, descendió el ejemplar, a quienes sus dueños bautizaron Mbappé en honor a Kylian Mbappé, jugador del seleccionado francés.
Pero la historia empezó unos días antes. El miércoles 11 de julio, el equipo de trabajo de la cabaña Curacó, ubicada en General Acha, La Pampa, comenzó con los preparativos para acondicionar el camión que transportaría a los animales hasta la muestra de Palermo. El sábado, a las 20, partieron hacia la Capital Federal y llegaron a destino en la mañana del domingo.
Fue entonces cuando los organizadores informaron a Ramón Gallarani, cabañero principal de Curacó, que entraban primeros. Luciano Trappa, presidente de la cabaña, contó a la nacion: "Ramón nos llamó y nos pidió el nombre del animal. Somos una empresa familiar y nos enteramos cuando estábamos todos juntos pasando el domingo en familia y había que bautizarlo. Empezamos a tirar ideas hasta que a mi hermano, Sebastián, se le ocurrió Mbappé".
Las coincidencias de la vida hicieron que el año pasado la cabaña pampeana fuese también la primera en entrar, esta vez con un toro al que bautizaron Don Pablo. "Mi abuelo se llama Pablo, la persona que me crio desde niño", contó Ramón a la nacion. "Tiene 91 años y vive en el Chaco. Mi mamá falleció cuando nací, y mi padre, que también se llamaba Pablo, murió en un accidente cuando yo tenía 13 años. Don Pablo es un homenaje a mi abuelo", explicó Gallarini.
Trappa contó que Mbappé viajó junto a otros diez animales 714 kilómetros, desde La Pampa hasta el Obelisco. "Quisimos destacar el esfuerzo, el sacrificio, el trabajo en equipo y honrar esos valores que tuvo el equipo francés durante el campeonato", afirmó. "Fue gracioso: nuestro Mbappé fue el último en subir en La Pampa y el primero en bajar en Buenos Aires, por eso fue el elegido", contó Trappa, de 33 años, entre risas.
Además, destacó que el equipo de la cabaña, que solo cría raza Angus, eligió ejemplares para participar en distintas categorías. "Todos los años armamos la fila Palermo con el objetivo de distinguir los animales que criamos. Tenemos 120 pariciones anuales y de todos los terneros elegimos los mejores para poder llegar a Palermo", dijo Trappa.
El cabañero contó que se dedicaban a la cría, pero en 2001 adquirieron el desafío de poder mejorar los rodeos. "Poder competir y mostrar nuestra genética es un gran desafío. Traemos lo mejor en machos y hembras. Sabemos que competimos con todas las cabañas del país, muchas de las cuales tienen mucha trayectoria, pero nunca perdemos las esperanzas", concluyó.
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