El sector lácteo del Mercosur, reunido en el Congreso Panamericano de la Leche que se hizo en Buenos Aires, planteó su rechazo a ser incluido en el acuerdo que se negocia con la Unión Europea. Productores e industriales coincidieron en subrayar que, si bien no tienen dudas "sobre la competitividad intrínseca" del sector (más allá de la crisis actual), consideran "fundamental sostener la exclusión" de sus productos.
Los representantes de la cadena láctea advirtieron que una profundización del acuerdo entre los bloques "será totalmente perjudicial" para un sector "debilitado" que, de concretarse el acuerdo, debería competir contra los subsidios y ayudas de la política de Sostén al Sector Lácteo (PAC) de Europa.
Describieron que su posición se sustenta en el "serio daño" que constituirá una apertura del mercado al ingreso de productos lácteos provenientes de la Unión Europea donde su fuerza de exportación está "en políticas altamente distorsivas ajenas a un marco de libre competencia".
Entre esas herramientas apuntaron medidas directas e indirectas de apoyo al mercado y al productor de leche. "De mantenerse la actual PAC, la Unión Europea continuará siendo un productor excedentario con un intercambio comercial neto altamente positivo".
Enfatizaron que el bloque europeo es un fuerte exportador de excedentes de producción, mientras que su rol como importador es prácticamente nulo. "Desconocer esta posición por parte de quienes tienen el rol de negociar un acuerdo marco para el bloque supone una grave señal a la cadena láctea regional con un daño que entendemos irreversible e irreparable para uno de los sectores más gravitantes en el tejido social de nuestros países", señala el documento de los productores e industriales del Mercosur.
Jorge Giraudo, director ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea, explicó a LA NACION que a su entender el "mayor peligro" del acuerdo para la Argentina pasa por la exigencia europea de que se cambien los nombres de los quesos con el objetivo de proteger las indicaciones geográficas de sus productos.
La certificación de indicación geográfica es un sello que garantiza que el producto proviene de un origen concreto que le provee características distintivas relacionadas con el terreno y el clima, por ejemplo. "Ahí está el mayor riesgo –apuntó Giraudo-, que los quesos argentinos pasen a llamarse Córdoba o Santa Fe en vez de reggianito, fontina o manchego".
Para el experto es "más difícil", aunque existe el riesgo, de que –dependiendo de las condiciones de tipo de cambio y del valor de los productos- desde el Mercosur se pueda importar lácteos europeos.
"Siempre que hay un acuerdo bilateral esa posibilidad está; pero deben darse varios factores a la vez como escasez de leche en la región que levante mucho el precio del insumo y que, en función del tipo de cambio, haga que sea mejor importar".
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