En el sector se reclaman medidas de impulso para la actividad con foco en asegurar la competitividad
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MENDOZA.- Pasó la Vendimia en tierra cuyana, con más preguntas que certezas, sobre el crecimiento de la industria vitivinícola en su carrera mundial, ya que no se concretaron los esperados anuncios del gobierno nacional para fortalecer al sector, sobre todo en materia de despachos al exterior.
La fiesta máxima de los mendocinos tuvo gran alcance e interés local, con internas entre los bodegueros que buscan subsanarse en pos de la unidad. Incluso, toda la celebración oficial, fue una vidriera política para los dirigentes radicales de la provincia y el país, de cara a las elecciones 2023, pero evidenció casi nula participación de la Casa Rosada, teniendo en cuenta que en la edición anterior estuvo el presidente Alberto Fernández y buena parte del Gabinete.
De hecho, entre los principales funcionarios nacionales sólo apareció en escena el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, destinatario obligado de todos los cuestionamientos, y quien también confirmó que no habrá, por ahora, eliminación de las retenciones a todo el sector porque “la frazada es corta”.
Más allá de todas las actividades oficiales que se realizaron durante toda la semana, la centralidad política se dio el sábado pasado, en dos eventos claves, donde quedaron expuestas las visiones de los principales líderes del sector. Por un lado, el tradicional Desayuno de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), entidad que reúne, por ley, a todo el sector, desde los empresarios más encumbrados hasta los pequeños viñateros; por el otro, el agasajo vendimial, realizado por uno de los miembros de Coviar: Bodegas de Argentinas (BA), que nuclea a la mayoría de los establecimientos del país.
Entre ambas organizaciones, con históricos desencuentros, visiones contrapuestas y cuestionamientos en el uso de los recursos, no se logra aún fumar la pipa de la paz, aunque comienzan a trabajar en la unidad, viendo también que en el medio del camino está el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), comenzando a centralizar buena parte de los fondos que está destinado la Nación al sector, entre ellos más de US$40 millones del BID para el Programa de Apoyo a Pequeños Productores de Argentina (Proviar).
De esta manera, la baja de los derechos a las exportaciones seguirá esperando, más allá de los elogios de Domínguez a un sector productivo “modelo” que está por encima de la “grieta política”, aunque le pidió dejar de lado esos enfrentamientos internos.

Así las cosas, aún con la buena sintonía de Nación con la Coviar, incluso en lo ideológico, Domínguez le aclaró al titular de la entidad, José Zuccardi, que Nación no avanzará, por el momento, en nuevos beneficios arancelarios, ya que hay una reducción a “cero” de los derechos de exportación a los productores que realizan envíos de hasta US$500.000, y del 50% a quienes realizan envíos de hasta un millón de dólares.
“Tenemos el 80% de los exportadores con beneficios. Como ministro, a uno le encataría decir que sí a todo, pero todos saben que la frazada es corta. Tenemos la certeza que hay un acompañamiento al impulso, a la impronta y a la gestión de la vitivinicultura”, indicó Domínguez, quien aseguró que se busca atender a los pequeños productores.
Para calmar las aguas, el funcionario remarcó que la Vendimia “nos da un ejemplo de cierre de grieta”, lejos de la “agenda tóxica” que se vive en el país. “Hay dos modelos de país: uno que promueve la producción y otro que beneficia a la especulación financiera”, acotó.
Ya en el almuerzo de BA, su titular, Patricia Ortiz, luego de destacar los logros de la industria y de exigirle a Coviar optimizar el uso de los fondos para promoción, volvió a la carga contra Nación, solicitando la eliminación de los derechos de exportación, además de pedir que haya mayor presencia de vinos argentinos en las góndolas internacionales, focalizándose en los problemas de competitividad y atrasos cambiarios.
Asimismo, Ortiz puso de relieve lo que ocurre en los mercados internos y externos. En el primero, se registró una caída del 11% interanual mientras que las exportaciones de vino fraccionado aumentaron 8% en el año 2021, pero con un valor en términos reales “inferior al récord histórico del 2012″. También, en cuanto al tipo de cambio, se refirió a la pérdida de “cuota de mercado” de Argentina, pasando de 3,6% al 2,7% actual. En tanto, la dirigente bodeguera mostró preocupación por la “creciente intervención del Estado”.
“Lo que aportamos en derechos de exportación es casi lo mismo que recibirá el Proviar del BID, a lo que debemos sumar los aranceles en mercados destino por la falta de acuerdos de libre comercio. Y a pesar de todo, tuvimos la paritaria más alta del país, entendiendo que en un contexto inflacionario debíamos recomponer los sueldos”, señaló la titular de BA.
Lo propio hizo el ministro de Economía provincial, Enrique Vaquié, quien le mostró a Domínguez las dificultades de su distrito para seguir creciendo ya que en lo macroeconomía “tenemos pocas herramientas para influir en ella”, por lo que hizo hincapié en los logros con programas locales de creación de empleo en blanco y creación de pymes. “La pérdida de competitividad atenta contra el reparto de la rentabilidad y los productores. Los costos de exportar crecieron mucho y tienen un efecto directo”, indicó Vaquié, a tono con el reclamo empresario de eliminar las retenciones al sector.
Domínguez volvió a ponderar los beneficios que se han otorgado al sector, pero reconoció el planteo de Vaquié, con quien tuvo acalorados debates en sus días en el Congreso nacional, aunque reconoció saber más que él en materia económica. “Entiendo la incidencia de los costos. Exportar es caro. Esta es una Argentina injusta. Pero afrontamos un escenario de financiamiento externo al que hay que buscarle una salida, porque sino será de mayor inestabilidad. Estamos tratando de hacer desde el Estado todo lo que se pueda: de hecho, en plena pandemia ayudamos a pagar los sueldos a muchas empresas, que gracias a eso hoy existen”, concluyó.
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