Opinión. Retenciones: la Corte Suprema como árbitro del problema
Por Juan Pablo Martignone Para LA NACION
El interior del país ha demostrado en estos 21 días de paro agropecuario su insatisfacción con una política fiscal inconsistente con el esquema federal bajo el cual se fundó nuestra República. Dicha insatisfacción tiene numerosos precedentes en la historia. Entre ellos se encuentra el de los colonos norteamericanos que se revelaron contra Inglaterra y encendieron la mecha de la liberación americana. Ello dio origen al principio fundamental que prohíbe la creación de impuestos sin representación, y que fue incorporado en nuestra Constitución Nacional.
Sin embargo, el foco de la protesta agropecuaria argentina ha estado equivocado pues se dirige al Poder Ejecutivo Nacional, como si este pudiera estar abierto a volver atrás en su decisión unilateral de aumentar las retenciones. Los Kirchner entienden perfectamente el juego del poder. Saben que el poder se puede construir y retener manteniendo y perfeccionando el control discrecional de los recursos del Estado.
Esta concepción del poder no es nueva, ni es patrimonio intelectual de los argentinos. Bajo esta concepción práctica y realista del poder político, todos los medios son válidos si ayudan a construir poder, es decir a acrecentar el control del Poder Ejecutivo Nacional sobre los recursos del Estado. Por eso, los Kirchner de este mundo, igual que los Bush, los Chávez, los Putin y tantos otros, han usado ideas falaces y personajes impresentables para maximizar su cuota de poder. Así son las reglas del juego que gobiernan esta disputa.
Es por estas razones que hoy los dirigentes del campo se encuentran en una encrucijada: de un lado tienen a los pueblos del interior pidiendo poder participar en la discusión de la redistribución de los recursos fiscales, y por otro a un Poder Ejecutivo Nacional que lo último que va a hacer es ceder a ese pedido, so pena de perder el poder que ha logrado construir. Quienes no nos conformamos con este status quo, y quienes pretenden representarnos, tenemos que dejar de golpearnos la cabeza contra la pared de la Casa Rosada. Deberíamos considerar redirigir nuestro reclamo hacia quienes podrían provocar un cambio en esta dinámica de destrucción.
Es imprescindible el surgimiento de un árbitro entre el Gobierno y todos los sectores perjudicados por el sistema de retenciones. Ese árbitro puede ser la Corte Suprema de Justicia de la Nación, si una provincia lo solicita. En efecto, la petición de al menos un gobernador a la Corte Suprema de Justicia de la Nación para que sea árbitro neutral en esta trágica controversia puede tener un valor decisivo para resolver esta disputa.
Los gobiernos provinciales son los principales damnificados por este esquema de concentración de la recaudación en impuestos no coparticipables, independientemente de si producen granos o no. A raíz de este cambio en el esquema de retenciones, habrá menos recaudación coparticipable y Córdoba, Santa Fe, San Luis y Tierra del Fuego, por ejemplo, recibirán menos recursos.
La Constitución Nacional les da a los gobiernos provinciales la herramienta para poder defender sus derechos y los de los pueblos a los cuales representan: la jurisdicción originaria de la Corte Suprema de la Nación. Como explica Eduardo Baistrocchi, existen precedentes de la Corte Suprema que permiten a los gobiernos provinciales defender su derecho a participar en el Congreso Nacional en el diseño y la modificación de los impuestos nacionales.
Y la Corte Suprema ha dado en tiempos recientes muestras de una independencia mayor que la que tradicionalmente ha tenido, alentando nuestra esperanza de que pueda convertirse en un arbitro justo para esta disputa. No va a ser fácil. Muchos gobernadores, diputados y senadores dependen de las dádivas de los Kirchner, y uno no muerde la mano del que le da de comer.
¿Por qué podría ser distinto esta vez? Quizá por que se encuentren con que el foco de la protesta deja de pasar por la Plaza de Mayo y se concentra en las ciudades del interior y las plazas de ciudades tales como Rosario, Paraná, Resistencia, o Tucumán. O quizá por que alguno vea la oportunidad de convertirse en una alternativa política viable a la hegemonía kirchnerista.
Esta crisis crea una oportunidad histórica en el proceso de construcción de un país más justo para nosotros y para nuestros hijos. Un gobernador con visión de estadista y la Corte Suprema, en su papel de árbitro, podrían tener un papel decisivo en dicho proceso.
El autor es ingeniero, MBA por el Massachusetts Institute of Technology (MIT)
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