Por Pablo Adreani Especial para La Nación
La crisis de Medio Oriente está impactando en el precio del petróleo y éste sobre el precio de los commodities agrícolas al afectar de manera directa la relación de costos de importación de los principales países consumidores.
Se van a encarecer los fletes marítimos, el costo del seguro de las mercaderías y el costo del seguro de los buques graneleros. La demanda tenderá a disminuir su ritmo de crecimiento y esto puede provocar una sensible caída en el precio de las materias primas agrícolas.
Ya se está previendo un nuevo aumento en el precio del petróleo (como consecuencia de la crisis de Medio Oriente), hecho que junto con la fortaleza del dólar contra el euro provocará una fuerte caída en la competitividad de los productos americanos (al igual que los argentinos) a menos que se produzca un ajuste hacia abajo en el precio de los commodities.
Competitividad
Precisamente, la fortaleza del dólar y la debilidad del euro terminan por afectar la competitividad de los productos exportables tanto de los Estados Unidos como de la Argentina. Ante la posibilidad de baja en los mercados, los "farmers" americanos no tienen ningún problema, pues disponen de una sólida "red de seguridad" basada en los precios sostén que actualmente les asegura el gobierno americano.
Podríamos presuponer que de los cuatro commodities agrícolas los que más pueden resultar perjudicados serían los olegionosos (soja y girasol), debido a la gran demanda que tiene sobre ellos la Unión Europea. Se agrega entonces un factor adicional de baja que será muy perjudicial para nuestros productores.
Conciencia
Tal vez todavía no se ha tomado conciencia de la situación actual del sector productor, que aun con 20 años de plazo y bonificación en las tasas es imposible que pueda recuperarse. Sólo basta analizar las deudas y la capacidad de repago para concluir que no se está dando una solución de fondo, sino prolongando el final.
Contrario al sólido apoyo que reciben tanto los farmers americanos como los europeos, el productor argentino sigue asfixiado por una pesada carga fiscal e impositiva. El Gobierno debe tener bien en claro que si no extiende una mano a los productores tendremos en los próximos dos años un éxodo del sector de más de 30.000 familias. Será entonces responsabilidad de los funcionarios que esto pueda revertirse o no. Es una buena oportunidad para el Gobierno de decidir entre el cierre de las cuentas fiscales o el cierre de 30.000 establecimientos agropecuarios.
El autor es ingeniero agrónomo y director de AgriPAC Consultores .