Opinión. Se critica a la soja, pero dependemos de ella
Por Jorge Ingaramo Para LA NACION
Hay algunos consensos entre buena parte de los economistas: la economía está recalentada. Crece por encima de lo sostenible, dada la tasa de inversión. El gasto público es alto (muy alto en dólares) y la oferta insuficiente, por eso hay inflación. La tasa de interés real es negativa, el tipo de cambio ya agotó su capacidad de proteger de importaciones y promover exportaciones. No hay ingreso de capitales y el riesgo país es superior al de nuestros vecinos. Para algunos, hay cierta preocupación por haber generado una estructura de ingresos y gastos del Estado, que sólo se financia con una soja FOB de US$ 450, y porque casi todo, en dólares, está caro. Menos mal que el dólar es barato, en el mundo. Si se recupera, tendremos que soportar una soja en baja y un mercado de capitales de pocos amigos.
Los afines al Gobierno creen que el superávit fiscal, el stock de reservas y el dólar alto son suficiente blindaje ante la crisis internacional y sostienen que la economía está inmune a esa crisis ya que, a prácticamente nueve meses de iniciada, no trajo perjuicios. Pero, mirándolo bien, todos fueron beneficios: inyección de liquidez, dólar en baja con respecto al euro y otras monedas, tasas menores y aumento impactante en los precios de las commodities. Todo eso juega a favor de La Argentina. La pregunta es: ¿estaremos blindados cuando se revierta en serio el ciclo?
Un trabajo del Fondo Monetario Internacional demuestra que la caída en los valores de las commodities es muy rápida, ante un cambio del ciclo económico. Nosotros sostenemos que en los valores incrementados de las commodities, desde las Torres Gemelas para acá, hay una "burbuja" de por lo menos el 30% del crecimiento de los precios. En el Ieral, de la Fundación Mediterránea, calculan que una baja del 10% generaría una caída del 2% en el PBI, menor recaudación por retenciones por un 0,3% del PBI, una baja de 10% en la inversión y una reducción del superávit comercial (2008) de US$ 9000 millones a 1800 millones.
En los últimos días, ya tuvimos un aviso: los agricultores americanos aumentarán 18% la superficie sembrada con soja. Por eso, la soja vale FOB, 50 dólares menos. Ya está ocurriendo la baja, aunque por razones "reales". De manera simultánea, algo ha descendido el precio del petróleo y el dólar dejó de caer, ya que al arrimarse a la paridad 1 euro = 1,6 dólares, suscitaría la intervención coordinada de los bancos centrales, porque perjudicaría dramáticamente las exportaciones de muchos países y devaluaría en exceso las reservas de dichos bancos (la mayor parte en dólares).
¿Un plan antiinflacionario?
El gobierno nacional, en lugar de pelearse con la soja, debería abandonar todas las intervenciones en los mercados y estimular un aumento en la cantidad producida de los bienes exportables, en el marco de un plan de estabilización serio, que evite la devaluación nominal del peso, cuando perdamos la competitividad "suertuda" que nos brinda estar atados (con un cambio casi fijo) a una moneda que se ha venido depreciando (10% en 2007, y 25% en cuatro años).
Seguramente no atenderán a este comentario. De modo que lo más probable es que el reacomodamiento sea muy desordenado. No habrá discurso, ni plaza ante lo inevitable: el dólar se revaluará en el mundo y mucho más en el caso de una salida "diplomática" y multilateral de Irak, por parte de los Estados Unidos.
Tanta crítica a la soja para finalmente terminar dependiendo de ella y de las empresas "grandes", que generan el 46% de la oferta. No es arriesgado predecir una combinación de menores precios y cantidades producidas para 2008/09 y, más aún, después de conocer la decisión de los farmers. Por ello, de no haber una estrategia oficial de "des-recalentamiento", lo más probable es que haya 25 % menos de ingresos externos por soja y sus derivados.
Se puede salir a buscar inversión externa o endeudarse, para atenuar el porrazo. Para eso, hay que ocuparse del Club de París, de los bonistas, de Aló Presidente , de hacer creíble al Indec, etc. Otra alternativa es devaluar, pero es difícil conseguir una mejora real del tipo de cambio en una economía inflacionaria. La única ventaja sería la licuación del gasto público, medido en dólares.
Aunque estas alternativas estén disponibles, en el escenario de una soja FOB de US$ 300 (como la del pasado mes de julio, inicio de la crisis), es difícil que el crecimiento del PBI alcance al 4%. Sería lamentable que una desaceleración impuesta por la reversión del "sojazo" sea, encima, inflacionaria. Y que justo hayamos cortado el "yuyo".
El autor es economista
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