Alejandro Meneses y Teo Zorraquín Para LA NACION
Algo cambió y cambió brutalmente. A tono con lo que ha ocurrido en los mercados del mundo, en el sector agropecuario se empieza a percibir que quizás se había creado una nueva especie: las "siembras tóxicas" o "la burbuja de los arrendamientos".
Hoy estamos ante un cóctel explosivo de indefiniciones. Hay que adaptar la forma de hacer las cosas a nuevos precios y costos, con un Gobierno que hace que todo requiera el doble de esfuerzo y riesgo. Y con un ejercicio que cierra con quebrantos importantes.
Hay que imaginar un "nuevo negocio", donde se pueda volver a pensar en el largo plazo, donde correr riesgos no se asemeje a estar jugando todo el patrimonio a suerte o verdad, donde haya más equilibrio entre lo que ganan los dueños de la tierra y los que llevan adelante el negocio. El problema pareciera ser la transición de esta campaña, donde a las pérdidas ya mencionadas y a un nivel de gastos de producción todavía altos, se suman ruidos políticos y una perspectiva de pocas lluvias. Esta transición puede definir quién puede seguir y quién no.
Producción
Poniendo la mirada en la producción de granos, algunos factores decisivos para perfilar un nuevo negocio en el futuro serán:
Valor de alquiler de la tierra : los dueños de campo creen que están en un mal sueño y esperan ofertas que no van a llegar y mientras tanto no renuevan los arrendamientos. Pero deberán adaptarse a la nueva realidad. Se les pedirá que resignen el monto anual que les generaba ser propietarios. Y no sólo eso; en algunos casos también se les pedirá que sean socios de la producción, lo que permitirá que en los años buenos puedan ganar más que antes pero en los años malos no sepulten al que trabaja la tierra. Y ser socios implicará que parte o todo lo que cobraban por adelantado, ahora deban hacerlo luego del paso de las cosechadoras o de la venta del producto.
Los insumos : el sector de los insumos también se ha visto perjudicado, con empresas que han quedado con stocks valuados a precios muy altos. Sin embargo, este también ha demostrado ser un jugador con "cintura" en nuestro país, y hoy ya se están elaborando los planes para seguir siendo competitivos y acompañando a sus socios naturales, los productores. Estos planes pueden verse afectados al descubrir que hay que refinanciar algunos pagos. Habrá más rigurosidad en la forma de financiar y habrá discusiones sobre el valor de los productos. El pago contado tendrá premio, pero también se premiará la historia del que produce.
-El financiamiento: los bancos serán un jugador clave este año. De lo que ellos decidan prestar, o refinanciar, y el costo al que lo hagan, surgirá un escenario más o menos promisorio. El sector financiero y el de la producción se necesitan mutuamente y deberán volver a generar un círculo virtuoso en el que ambos ganen. También es una incógnita saber qué harán aquellos inversores que se habían visto atraídos por el negocio agrícola. Casi todos perderán dinero este año, pero es posible que menos dinero que en otros negocios, como el bursátil. Sería una lástima que estos fondos, criticados por el gobierno por especuladores (como si no existieran especulaciones en la política), dejaran de otorgar liquidez al negocio, permitiendo al productor transferir parte del riesgo.
La política del Gobierno : es un factor sobre el que casi nadie del sector tiene una mirada optimista. Sin embargo, lo que haga o deje de hacer o insinuar (por ejemplo nacionalizar el comercio de granos o cerrar exportaciones), será un factor clave. El gobierno adelanta las elecciones y pareciera que juega todo su futuro al corto plazo y busca definir todo el 28 de junio, fecha tardía para muchas decisiones productivas.
Estos factores deberán empezar a dar señales. Si estas no son buenas o llegan tarde, lo primero que va a sufrir es la superficie sembrada con trigo. Y también se perderá mucho y se invertirá poco en la ganadería y la lechería, lo que quita diversidad a la producción y pérdida de mercados en el mundo.
Buena alternativa
Por supuesto que un entorno que se acomode a la nueva realidad sólo podrá ser aprovechado si el empresario agropecuario piensa que todavía estar adentro del sector sigue siendo una buena alternativa, una forma atractiva de vivir la vida.
Es común escuchar que este año los productores perdieron pero que de 2002 para acá "ganaron muchísimo". Si bien es cierto que el negocio ha generado renta para varios, también hay otras cosas que son ciertas: el trigo y la carne no han sido actividades muy rentables del 2006 en adelante; y el quebranto de esta campaña que cierra se "llevará puestas" las ganancias de los últimos dos o tres años.
Sólo si los factores externos empiezan a alinearse y se encuentran a tiempo con productores ávidos por seguir, se empezará a ver que quizás se pueda sembrar lo mismo o más que antes con menor necesidad de dinero y con menor riesgo.
Es difícil y apasionante ser empresario, pero hoy cuesta imaginar el camino. De la decisión de cada integrante de la cadena dependerá el resultado.
Los autores son socios de Zorraquín, Meneses y Asociados - www.zorraquinmeneses.com