La pérdida de proteína en soja habría generado para la campaña 2018/2019 pérdidas por 674 millones de dólares, según un trabajo de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Según datos de INTA Marcos Juárez, en 2018/19 el nivel de proteína quedó en 35,4%, una mejora sobre el 34,6% del ciclo anterior pero lejos del 39,7% de 2000/2001.
La Bolsa rosarina llegó a la cifra de US$674 millones de costo para el complejo oleaginoso considerando los siguientes puntos:
- Mayores costos energéticos por elevar el nivel de proteína de la harina de soja mediante un proceso adicional de secado.
- Menores ingresos por la pérdida de volumen de harina de soja al disminuir la humedad mediante el secado y por la imposibilidad de agregar las gomas producto de la eliminación de fosfátidos del aceite crudo.
- Reducción de ingresos por descuentos comerciales aplicados en la venta al exterior de harina argentina como consecuencia de ofrecer una menor calidad que la exigida según estándares internacionales y que la ofrecida por otros competidores (Brasil, Paraguay y USA).
No evaluó otros costos, como por ejemplo:
- La menor capacidad de molienda de las plantas, de un 20% para lograr un mayor secado y/o la necesidad de invertir en equipos de mayor eficiencia o capacidad.
- Que el proceso adicional de secado implica una depreciación más acelerada del complejo de maquinarias y equipos.
- Problemas de logística en las operaciones de carga, transporte y descarga de mercadería muy seca y con mayor generación de polvos o finos incrementándose las pérdidas por mermas.
- Incremento de la polución, obligando a efectuar mejoras en los sistema de retención de polvos con incremento de costos de limpieza.
- Aumento en los riesgos de contaminación con microorganismos (salmonella, etc.) e incremento de costos por desinfección de infraestructuras y tratamientos de embarques.
La entidad alerta que "la continuidad en las exportaciones está relacionada a que la soja y sus subproductos constituyen una necesidad en los mercados mundiales de alimentación animal, pero estas desviaciones en la calidad convierten -en muchas oportunidades- a nuestro país en una segunda opción como proveedor de harinas proteicas".
En esta línea, agrega: "A manera de comparación, la harina de origen nacional debe competir con la producción de Brasil y EE.UU., y en menor medida Paraguay, pero que crece a ritmo sostenido. Actualmente, hay diferencias en los precios internacionales que aún se derivan de cuestiones logísticas (mayores distancias, costos portuarios, flete marítimo, etc.), pero en las que cada vez hay una influencia mayor en las variaciones en la calidad de la soja. Las bases de calidad estándar de los países productores son distintas, donde se presentan valores de proteínas superiores en las harinas de Brasil, Estados Unidos y Paraguay en relación a la Argentina".
Hasta 2013 había una base para la comercialización de harinas del 47%, que se tuvo que bajar ya al 46,5 por ciento. Los competidores directos del país están bien arriba: 48 por ciento en Brasil y Paraguay y 47,5 por ciento en los Estados Unidos.
Del costo energético a los menores ingresos
Entre otros rubros, en cuanto a los costos energéticos se estima que una planta de crushing en el Gran Rosario consume un 5% más de gas para producir vapor y 4% más de energía eléctrica por tonelada de grano procesado para obtener una harina con proteína del 46,5% (base comercial).
"Se estima que para incrementar el porcentaje de proteína en la harina de soja mediante el proceso de secado adicional se podría llegar a asignar – en la campaña 2018/2019- recursos adicionales por US$21 millones por una mayor utilización de gas y energía eléctrica", apuntó.
Además, de acuerdo a la entidad, el proceso adicional de secado habría implicado una caída en la facturación de la industria oleaginosa de poco más de US$423 millones, debido a la reducción del volumen de harina obtenido medido en toneladas.
Por otra parte, la Bolsa de Comercio rosarina indicó que las pérdidas para el país por ofrecer una mercadería con un contenido proteico inferior a la de los principales competidores ascienden a US$230 millones.