Sanidad. También hay que curar a los sistemas
A veces, las enfermedades se originan en el mal manejo
La consulta fue por una mortandad en la guachera. Los terneros casi listos para ser deslechados presentaban signos de decaimiento, tos y dificultad respiratoria. Dos ya habían muerto, y ante el cuadro de mal estado general, el productor decidió llamar a un veterinario.
El panorama de la guachera no era el ideal: los terneros no retozaban y no mostraban la vivacidad de un animal en buen estado de salud. Noté que las estacas estaban muy próximas, los terneros no habían sido ubicados por edad y no tenían ningún tipo de reparo contra el frío viento del Sur.
Revisé a los que tenían el peor estado y encontré signos típicos de enfermedad respiratoria: tos, arrojamientos nasales, orejas caídas, ojos llorosos y alta temperatura.
El diagnóstico no fue complicado, aun sin haber podido efectuar una necropsia. Se indicó el tratamiento contra la neumonía y se dieron algunos consejos sobre el manejo de la guachera, como proveer leche a una temperatura adecuada, protección contra las inclemencias del tiempo, evitar el contacto entre terneros y tratar de manejarse con normas básicas de higiene.
Mientras me iba de la guachera, miré los baldes y noté que los de la ración estaban vacíos. Por curiosidad pregunté por qué no había alimento disponible. Me contestaron que hacía dos días que se había acabado y aún no lo habían mandado. Esta situación no era nueva y ya se había repetido un par de veces.
Reflexión
Decidí entonces dedicarle un poco más de tiempo al caso. La situación ameritaba calentar una pava de agua y tomar algunos mates con los responsables de la guachera. Revisamos los pocos datos que había, pregunté por la metodología de reposición del alimento, el plan sanitario, los sistemas de pesadas, los tratamientos farmacológicos etcétera.
La primera conclusión fue que no existía una formal vía de comunicación entre los que ejecutaban las tareas y los responsables de que se ejecutaran. El ejemplo más concreto fue que el guachero se quedó sin alimento, avisó esta contingencia y no tuvo respuesta a su demanda.
En este escenario, si bien la neumonía existía, lo más importante para solucionar era el funcionamiento del sistema de crianza. No tenía sentido seguir tratando los casos individuales sin antes no atacar el verdadero problema: la falta de una metodología operativa clara, adecuada para esa guachera y con un control constante.
Esa visita dio pie a la elaboración de un manual en el que se proponían las normas básicas para llevar adelante una guachera eficiente, basada en los datos del tambo y en la experiencia de sistemas similares. El manual describía los pasos necesarios para lograr los objetivos planteados por la administración, establecía quién los ejecutaba y proponía la figura del "facilitador", o sea la persona que no solo controla que se ejecuten dichos pasos sino que también ayudaba a lograrlo.
En la Facultad nos enseñaron a tratar individuos, luego la medicina veterinaria enfocó hacia la medicina de "rodeos". Hoy vemos que los que se enferman son los "sistemas", y por lo tanto son los que hay que curar.
Por Marcelo E. Fernández
Para LA NACION
El autor es integrante del Grupo de Intercambio Veterinario (GIVE).
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