Nidera Semillas lanzó un proyecto tecnológico con la empresa de drones Taguay para apoyar el monitoreo y la toma de decisiones de los productores. La propuesta está dirigida a los clientes de la semillera, productores de maíz y girasol, y el servicio consiste en proveer drones que sobrevolarán los lotes para brindar información de cada cultivo que luego será analizada.
"El uso de drones y de información georreferenciada viene creciendo en agricultura y resulta de gran utilidad", explicó Ignacio Beltramino, director comercial de Nidera Semillas.
"Los productores podrán con los datos proporcionados por los drones más la información satelital, actuar sobre problemas de densidad, ambiente o fertilización", afirmó y destacó que "a muchos les sirvió para entender mejor sus campos: había un productor que decía que su lote era una tabla, cuando en realidad tenía una pendiente hacia uno de los lados".
La iniciativa, que se circunscribe en esta primera etapa al cultivo de maíz, involucra a 40 distribuidores desde Charata, en Chaco, hasta Tres Arroyos, Buenos Aires, pasando por Tucumán, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.
Concluida la etapa inicial, el segundo paso será incorporar al resto de los distribuidores que forman parte de la red Nidera. Desde la empresa informaron que no tendrá costo para el productor. El proyecto, de tres años, tendrá una inversión de aproximadamente 1.500.000 dólares.
Los asesores técnicos visitarán a sus clientes provistos de un dron DJI Matrice 100, un equipo elegido para trabajar en el campo por su "autonomía, robustez y resistencia a diferentes condiciones climáticas".
"Se trata de una plataforma que puede soportar distintos tipos de sensores o cámaras. En principio el proyecto arrancó con sensores multiespectrales y sensores visuales RGB. Pero en el transcurso de los años se podrán incorporar nuevos dispositivos, como sensores termales o de otras longitudes de onda y resoluciones", dijo Nicolás Bergmann, titular de Taguay.
La compañía informó que se realizarán dos tipos de vuelos sobre los lotes. El primero de reconocimiento, con una cámara que proporcionará imágenes cenitales a partir de la cual se detectarán fallas en la siembra, zonas con anegamiento, entre otros datos. En tanto, el segundo se tratará de un vuelo automático donde se configurará un plan de vuelo y el dron, de forma autónoma, sobrevolará la superficie y recopilará información que luego será analizada.
En menos de dos días el productor recibirá todos los datos procesados en dos reportes, con un mapa de ambientación y un mapa de altimetría con los que podrá tomar decisiones y realizar ajustes para lograr una producción más eficiente.
"El nivel de detalle al que se puede acceder con este tipo de tecnologías es muy superior a lo que estamos acostumbrados a ver con satélites. A partir del mapa de ambientación de índice verde se puede visualizar el vigor del cultivo, manchones de malezas o la georreferencia de ambientes estresados", consideró el gerente de Taguay. Los resultados ayudarán a tener un mejor diagnóstico que, sumado a la agricultura de precisión, permitirá optimizar el uso de insumos y maximizar los rindes.