Con 69 años, Sara Gardiol está al frente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe); apunta, entre otros objetivos, a una mejor comunicación del campo con la sociedad en general
Productora agropecuaria, docente, contadora y asesora de empresas familiares del sector, integrante de grupos de baile de folklore, jazz y música moderna y, como si eso fuera poco, ahora presidenta de la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe).
Así es la vida de la multifacética Sara Gardiol, que con 69 años no le pesan las distintas actividades que realiza a diario. “Cada cosa que hago es al 100% y le dedico en cuerpo y alma. Ese momento es un tiempo full time donde solo me ocupo de eso”, cuenta a LA NACION la dirigente gremial.
Nacida en el pueblo santafesino de López, en el departamento de San Jerónimo, donde además tiene su establecimiento agropecuario, su vida transcurre entre la ciudad vecina de Gálvez y el campo.
“Desde chica mi vida estuvo relacionada con la producción agropecuaria. Mis padres desarrollaron su actividad en el campo y yo siempre los acompañaba. Mi vínculo con el sector fue creciendo año tras año”, describe.
Con una mentalidad abierta para ese tiempo, en López, una colonia formada por inmigrantes piamonteses, el matrimonio Gardiol decidió que, una vez terminados los estudios secundarios, su única hija concurra a la universidad en Rosario y se convierta en profesional.
Fue así que tras unos años de estudios, Sara se recibió de contadora pública nacional y regresó a Gálvez para allí desarrollar su profesión. “Desde que comencé a trabajar como contadora, la mayoría de mis clientes son empresas agropecuarias de la zona. Eso potenció mi conocimiento y mi relación con el sector. Desde un primer momento me gustó el asesoramiento a empresas familiares de campo”, dice.
Enseguida sumó la docencia a su vida. Ese contacto con estudiantes secundarios le dio un plus a su formación y a su actividad agropecuaria. “La gente joven te renueva de manera permanente. Es poder estar actualizado todos los días porque uno conoce las inquietudes de las generaciones futuras”, describe.
Mientras atendía su profesión y se encargaba de la administración y gestión de su establecimiento familiar, donde hace ganadería y agricultura, a principios de los años 90 comenzó con su acción gremial en la Sociedad Rural de Gálvez, donde fue dos veces presidente.
Pasiones
Con una agenda ya colmada, sentía que había algo que faltaba para completar su vida y encontró en el baile un tiempo para conectarse con ella misma, en cuerpo y espíritu. “Primero comencé con un grupo de baile de folklore y con ese equipo participábamos y competíamos en escenarios de festivales. Pero hace un tiempo dejamos el folklore y ahora bailamos jazz y música moderna. Es un momento donde siento que el mundo se para y me conecto conmigo misma desde lo emocional”, detalla.
Como titular de la entidad ruralista Carsfe tiene varios objetivos a futuro. Con un buen grupo de trabajo que la acompaña, busca mejorar la comunicación que tiene el sector para con la sociedad en su conjunto.
“Es un tema pendiente para trabajar en firme. Una comunicación verdadera es fundamental para los tiempos que corren. Por un lado, tenemos que hacer comprender que pudiendo hacer las cosas bien, con un beneficio social mayor, se están haciendo las cosas mal”, dice.
“Por otro lado, contarle a la sociedad de los procesos productivos que tienen los alimentos que realizamos para que sean más empáticos con el sector. Tanto en las grandes ciudades como en los pueblos rurales del interior escuchan que los productores siempre se están quejando de su situación“, añadió.
En su confederación, que tiene 83 años de vida y nuclea a 27 sociedades rurales de toda la provincia, detalla que existen realidades muy diferentes tanto económicas como sociales y con esa perspectiva apunta a darles solución a cada problemática rural y zonal. Otro objetivo será acercar a las generaciones nuevas a las sociedades rurales de base para “generar aire fresco y compromiso joven con la entidad”.
Desde que fue nombrada como presidenta, transita esta etapa como desafiante y pretende reacomodar cada ficha en su lugar para que el rompecabezas de su vida no se desacomode: “Todo en su medida y a su debido tiempo, quiero continuar haciendo las actividades que me hacen plena como persona”.
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