Campaña 2005/2006: el efecto de la sequía. Un paso hacia atrás
Por la falta de lluvias y la menor área, la cosecha caería más de 10 millones de toneladas desde el récord de 84 millones de toneladas; podrían caer precipitaciones reparadoras esta semana
ROJAS.- El sueño de la Argentina agrícola de los 100 millones de toneladas parece que va a tener que esperar un poco más. O, quizá, darse unos años más sobre el plazo fijado en 2010 para alcanzar esa meta. Después del récord de los 84 millones de toneladas de la última campaña, el clima, esa variable que la tecnología no puede cambiar y por la cual los productores viven pendientes desde que siembran sus cultivos, ha saltado nuevamente a escena para inclinar la balanza de la producción. Esta vez, no vino con más lluvias que podrían apuntalar un nuevo récord para la carrera de los 100 millones de toneladas de granos, sino con una grave sequía que se expande por vastas zonas de la pampa húmeda.
Con el maíz en terapia intensiva en el norte bonaerense, en un proceso de franco deterioro en zonas de Córdoba y Santa Fe, la soja esperando con urgencia la lluvia para no seguir ese triste destino y el girasol mostrando signos de agotamiento en ciertas regiones, el panorama de la campaña agrícola 2005/2006 no puede ser peor. Encima, por la menor área, en este ciclo faltaron casi 2 millones de hectáreas, entre los cultivos de trigo y maíz.
En rigor, por esa combinación de una caída en la superficie, la pérdida de casi 4 millones de toneladas ya registrada en el trigo y la sequía que pulveriza por estos días cultivos de maíz, la campaña podría cerrar con 10 millones de toneladas menos, y ubicarse en torno de los 75 millones de toneladas, según las proyecciones más optimistas que hoy se escuchan en el sector.
Sin embargo, ante esta situación, donde la sequía es determinante, hoy también circulan pronósticos más pesimistas, que ubican la disminución de la cosecha en unos 13 millones de toneladas, con lo cual la cifra final de la producción quedaría más cerca de los 71 millones de toneladas, si el agua no llegara a tiempo para torcer una parte de esta historia. En el peor escenario, la Argentina sufriría la pérdida de más de US$ 2000 millones por el ingreso de divisas, sobre los 11.895 millones de la campaña pasada, según Pablo Adreani, director de Agri Pac.
En fin, faltan unos meses para conocer los resultados finales. Y todo dependerá del clima, que hoy aparece como el árbitro de la cosecha. Entre tanto, los productores miran al cielo, que según los climatólogos podría traer precipitaciones reparadoras esta semana.
Efectos de la sequía
La crudeza con que hoy golpea la sequía ha convertido en protagonistas a los hombres de campo, que sienten de cerca sus efectos y cuentan cómo tratan de convivir con ella. "Hace rato que por aquí no se ve una tormenta con descarga eléctrica", disparó con tono irónico Julio César Carbone, productor de la zona de Rojas, en el norte bonaerense, preocupado por las precipitaciones que no llegan. Carbone tiene bien medida la escasez de agua: sólo llovieron 16 milímetros en diciembre pasado, en plena época de máximos requerimientos hídricos, cuando en realidad deberían haber sido entre 80 y 100 milímetros. No hay precipitaciones de por lo menos 50 mm desde fines de noviembre.
Lo que ocurre en esta zona de la región agrícola núcleo es representativo de la seca en la pampa húmeda, que tiene al cereal en el centro de la escena, ya que se esperan pérdidas de por lo menos un 30 por ciento, mientras se genera un efecto dominó sobre la soja y el girasol, en este último caso en San Luis, Córdoba, La Pampa y el sudoeste bonaerense.
"Le había puesto toda la tecnología al maíz, para que superara los 10.000 kilos, pero ahora el panorama es muy desolador. Aun cuando lloviera, la pérdida (en el rendimiento) sería del 40 por ciento", comentó Jorge Zunino, otro productor de la localidad de Rojas.
Testimonios como los de Zunino es lo que por estas tierras sobra. Es que el maíz tiene espigas muy pobres o con granos incompletos en muchos casos. También hay plantas que directamente no tienen espigas en vastas franjas de los lotes o con sus hojas "quemadas" en su mitad inferior.
"Espero una pérdida del 80 por ciento. El maíz no se puede recuperar", señaló Carbone. "Uno ve desde afuera los lotes y no tiene ganas de entrar a recorrerlos. Entre la poca agua que cayó y el sol (hubo semanas enteras con más de 30 grados) están fulminados", subrayó, en tanto, Oscar Saia.
Eduardo Mai, otro productor, le puso plazo a cualquier chance para que el cereal se salve. "Sin lluvias, en una semana más no va a haber nada de maíz", expresó. "Y, sin precipitaciones, en una semana más se complica la soja", agregó, por su parte, Luis Chiavarino, asesor de Gear. Aquí hay sojas de primera entrando en R3 (inicio formación de vainas) con "manchones" en muchos lotes. Además, hay cultivos de segunda que no llegan a la altura del rastrojo de trigo. En determinados lotes hubo mortandad de plantas.
Según los productores, las consecuencias de la seca los sorprende. En especial porque le pusieron toda la tecnología al maíz, con híbridos de 90 dólares y una inversión en fertilizantes de alrededor de US$ 100. "Los productores tuvieron un costo de implantación de 270 dólares por hectárea, con el fin de esperar, con 100 quintales de rinde y un precio de 74 dólares, un margen bruto de US$ 245", indicó Esteban Fallesen, asesor. Hoy se abre un gran interrogante siquiera sobre la posibilidad de superar sin sobresaltos los 8000 kilos de rendimiento. Peor aún, aquí el saldo puede ser inquietante para los que pagaron alquileres de 260 dólares por hectárea, ya que se necesitarán más de 100 quintales para salir hechos.
En la zona saltan a la vista las diferencias entre los lotes bien manejados, con varios años en directa y rotados, y los que vienen trabajados en convencional. Muchos creen que en esta característica puede estar la diferencia en el impacto final de la sequía y venir alguna sorpresa en el rinde, tal como ya ocurrió con el trigo en zonas que recibieron bajas precipitaciones.
"En algo me han ayudado los lotes rotados y la directa para que haya cultivos en una mejor situación", indicó Zunino. El asesor Fallesen fue más contundente: "Los lotes en directa están todavía en carrera y con ellos la diferencia puede llegar a ser entre cosechar o no".
Más allá del aporte de la directa, lo concreto es que aún en los lotes bajo este sistema habrá graves daños si la sequía no afloja. "Yo empecé con la directa en 1986 e igual veo que habrá pérdidas en este caso; estos lotes sólo van a aguantar un poco más", relató Carbone.
La mirada en la soja
Con la suerte del maíz ya aparentemente echada, la mirada ahora está puesta sobre la soja de primera, que entra a sus períodos más críticos. Por el momento, aquí su situación no es la misma que la del cereal, según comentan productores y técnicos. "El cultivo no crece, pero está mejor de lo que se podría pensar. Las condiciones climáticas hacia adelante van a ser decisivas", dijeron a LA NACION.
El ingeniero Rafael Perón, del Centro Primario Rojas de Agricultores Federados Argentinos (AFA), graficó de la siguiente manera el escenario para la soja en esta localidad, que hoy ocupa algo más de 110.000 hectáreas: "Debe llover para que tenga más posibilidades de una recuperación. Si no, habrá pérdidas significativas en el cultivo".
75 millones
De toneladas es el volumen global que podría tener la cosecha 2005/2006, según los cálculos más optimistas
30 por ciento
Es la pérdida de rendimiento estimada para el cultivo de maíz en la localidad de Rojas, según productores y técnicos
16 milímetros
Es toda el agua que tuvo el cereal durante diciembre pasado, en un momento crítico para su desarrollo, en esta localidad bonaerense
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