La tribuna. Una escuela que propicia el arraigo
El 2 de marzo de 1906 nacía en la comunidad de Herrera Vegas la primera escuela rural de aquella zona del oeste de la provincia de Buenos Aires, entonces llamada General San Martín, con el número 17 del distrito de Pehuajó, a la vez que con intervalos de unas tres decenas de kilómetros se crean otras tantas instituciones con propósitos de alfabetizar a los trabajadores rurales, muchos de ellos inmigrantes recién llegados y con bajo nivel de instrucción.
Con categoría común mixta, la escuela funcionó en tierras cedidas por Atilio Cánepa y familia, en proximidades de la estación Venezuela, más tarde Herrera Vegas. La escuela de Herrera Vegas aumentó su matrícula, y esto implicó que en 1953 se inaugurara un edificio amplio en el actual emplazamiento, que contaba con más docentes en planta.
Se trató por entonces de una medida general para todas las escuelas rurales numerosas del país, lo que llevó a que no siempre el directivo debiera vivir en la institución. Hacia los años sesenta y setenta, la matrícula declinó en ésta y las demás instituciones rurales, salvo raras excepciones.
No obstante, a la disminución paulatina de alumnos, como contrapeso se pudo apreciar un descenso de repitencia y deserción escolar a lo largo de los siete años de obligatoriedad. A partir de 1960, el establecimiento pasó a denominarse Escuela Nº 4 Nuestra Señora de Luján, debido a la nueva jurisdicción distrital, ahora llamada Hipólito Yrigoyen, con asiento en su ciudad cabecera: Henderson. Período que prácticamente hasta abril de 2002 tuvo como docente y directiva a la docente Nelly Betty Bruno, que debió afrontar varias crisis estructurales y otras de índole regional y local, como por ejemplo las inundaciones de las décadas del ochenta y noventa, que hicieron desaparecer una de cada tres escuelas rurales de la zona.
Esperanzas
En los últimos años, la institución incrementó muy poco su matrícula, aunque algunos indicios permiten avizorar un mejor porvenir, como por ejemplo, la extensión de siete a nueve años de educación básica residiendo en la localidad sin tener que viajar, vivir temporalmente o sentar un motivo para irse del lugar, como también la reciente creación de un polimodal y la apertura de cargos de profesores en cada área del saber, antes desarrollada sólo por un docente.
En este contexto, la Escuela Nº 4, como tantas de la zona, vuelve a ser un motivo para el arraigo y un espacio de encuentro para diversas actividades sociales, ya que en sus pueblos las mismas tienen un significado que va más allá del formativo.
La autora es directora de la EGB Nº 4 de Herrera Vegas, partido de Hipólito Yrigoyen.