Convertibilidad. Cavallo insiste en Rusia
Para el ex ministro, el rublo debería competir libremente con las monedas extranjeras
El diputado Domingo Cavallo, consejero de los gobiernos de la ex Unión Soviética, estimó que el gobierno de Boris Yeltsin deberá hacer una reestructuración de su deuda pública y un ajuste de su gasto público, para poder recibir ayuda financiera internacional.
El ex ministro de Economía, en un artículo publicado por la revista Forbes, consideró que "el centro de los problemas rusos es institucional".
Cavallo destacó que Rusia enfrenta tres problemas de corto plazo: un déficit fiscal incorregible, un servicio intolerablemente alto de la deuda pública y una moneda desacreditada. Para solucionar estos problemas explicó que debería haber una reestructuración forzosa de la deuda pública.
"El gobierno debería reemplazar la vieja deuda con nueva, colateralizada y denominada en moneda extranjera, en forma de bonos comercializables y a largo plazo. Los nuevos bonos deberían reemplazar a los viejos a una tasa menor que la de paridad, pero sustancialmente más alta que su reciente valor de mercado. Los inversores tendrán un nuevo instrumento comerciable y recuperarán parte de sus ahorros".
Estabilidad
Para Cavallo, la recuperación real de la economía rusa deberá comenzar con la estabilidad monetaria:"El punto de partida debería ser el rublo respaldado por euros, dólares, oro o contratos de ventas a futuro de petróleo o gas. El rublo debería competir libremente con las monedas extranjeras en el mercado doméstico. Se debería permitir a los rusos llevar a cabo sus transacciones y ahorrar en la moneda de su elección".
En el frente fiscal, opinó que un plan creíble de ajuste debería ser acordado con el FMI, con un monitoreo periódico y detallado, y reglas fiscales implementadas estrictamente.
Por otra parte, dijo que "introducir una caja de conversión impone disciplina para acelerar las reformas y garantiza la estabilidad monetaria durante el proceso".
A su vez, explicó que es necesario contar con un fondo de capitales que respalde los rublos en circulación y provea las garantías para los nuevos bonos:"Las naciones occidentales deben ayudar a Rusia en su doble transición a una democracia basada en la economía de mercado, tanto por su arsenal nuclear como por la estabilidad política de buena parte de Europa del Este y el centro y este de Asia".
Por otra parte, el ex líder soviético Mikhail Gorbachov, en una carta dirigida al Grupo de los Siete principales países industrializados, apeló por que se adopten medidas para restablecer la confianza de la ciudadanía en el sistema bancario y en los principios de la economía de mercado, así como en las intenciones de Occidente respecto de Rusia.
Frente a la profunda crisis que hoy atraviesa la economía mundial, caracterizada por devaluaciones y caídas en el precio de acciones y títulos de deuda, resulta útil ofrecer a la opinión pública un conjunto de datos relevantes, con el fin de poner de manifiesto la fortaleza de la convertibilidad y la del sistema financiero, lo que contribuye a disipar comentarios de mala fe basados en intereses políticos, sectoriales, o en erróneas interpretaciones de los pertinentes datos técnicos. En lo que hace al respaldo del peso, a comienzos del mes en curso las reservas líquidas del Banco Central (oro, divisas y depósitos en divisas en grandes bancos del exterior) ascendían a casi US$ 24.800 millones. Estas reservas, por su parte, sirven para hacer frente a la eventual demanda de dólares, que tanto los tenedores de pesos como los bancos puedan efectuar al Banco Central. Este monto de obligaciones ascendía, en la primera semana de septiembre, a US$ 24.450 millones. El respaldo de la convertibilidad es, pues, del 101,4%, por lo que en este orden de cosas no hay ningún motivo para la intranquilidad.
En lo que respecta al sistema financiero, el volumen de los depósitos totales (pesos y dólares) se ubica a principios de este mes, en alrededor de los 77.000 millones. Los fondos disponibles para hacer frente a eventuales requerimientos de retiro por parte de los depositantes ascienden a 26.000 millones, es decir, el 35% del total, lo que convierte al sistema financiero argentino en uno de los más líquidos del mundo (ver gráfico).
En lo concerniente a la composición de los depósitos, en cuanto a su integración en pesos y en dólares, los datos muestran que la proporción entre ambos es hoy similar a la de un año atrás (53% en dólares, 47% en pesos), por lo que hasta el momento no hay evidencia alguna de un proceso de dolarización de los mismos.
Si se observa, por otro lado, la evolución de los préstamos totales del sistema bancario, se ve que éstos no sólo no han declinado en el último año, sino que aumentaron en más de 12.000 millones. En cuanto a su composición en pesos y dólares, 35% y 65%, respectivamente, es similar a la vigente un año atrás, lo que pone de manifiesto la continuidad de la confianza en la convertibilidad, por parte de los demandantes de crédito.
Por otra parte, desde principios de agosto hasta la primera semana del mes en curso, la Bolsa de Buenos Aires (índice Merval) cayó en un 48,8%, mientras que la Bolsa de San Pablo (Bovespa) en igual lapso perdió un 55,5%. Sin embargo, no obstante la magnitud de la declinación de ambas bolsas, la evolución en materia de reservas líquidas es completamente diferente. En efecto, mientras que en el citado período se fugaron reservas líquidas de Brasil por US$ 15.000 millones (se destaca que en los últimos días esta tendencia se intensificó considerablemente), en la Argentina, en igual lapso crecieron US$ 2200 millones.
Esto pone claramente de relieve, entonces, que no es tan unánime el denominado comportamiento "rebaño" de los mercados, sino que éstos también tienen un cierto grado de claridad con referencia a las economías de los países emergentes.
Si a todo lo anterior se le agrega el hecho del moderado déficit fiscal que hoy tiene el país, y se tiene en cuenta, además, que nuestra deuda externa no está concentrada en el corto plazo, podemos esperar, con fundamentos, que el vendaval que azota a la economía mundial genere efectos reducidos en nuestra economía, y no la sangría que provocó el llamado efecto "Tequila".
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