Cinco casos que demuestran que ser rentable y cuidar el medio ambiente pueden ir de la mano
De materiales para la construcción y objetos de diseño y decoración reciclados a vasos de algas biodegradables y pelotas de fútbol, los casos de historias que inspiran
La sustentabilidad es... "El futuro". "Una filosofía de vida". "Un compromiso". "Necesaria para lo que se viene". "Una responsabilidad que implica un abordaje integral". Esas fueron las respuestas de los cinco emprendedores que, en un panel dedicado a su trabajo, pudieron explicar el rol de los proyectos de triple impacto, aquellos que no solamente buscan el rédito económico, sino también el cambio social o ambiental. Los representantes fueron Rocío González (Daravi); Matías Fernández Moores (Vacavaliente); Jerónimo Batista Bucher (Henko); Marcos Heyd (La Escombrera) y Matías González de Biase (FC Bola).
Del descarte a los objetos de diseño: esa es la premisa básica de Daravi. González estaba el frente de Greca, donde fabricaba accesorios de uso cotidiano y decorativo, y Lorena Núñez, su actual socia, lideraba Totebag, una fabricante de bolsas compactas reutilizables. Se unieron para lograr escala: hoy emplean a 12 mujeres que son jefas de familia. "Debíamos escalar para generar impacto. Sin esa obsesión por la escala, el proyecto no servía", explicó la emprendedora.
Hoy Daravi produce cartucheras, bolsas, macetas y objetos de escritorio, entre otros. "La idea del proyecto es que tenga fines de lucro, porque entendemos que es una solución a largo plazo y sustentable. Si la empresa funciona bien, va a rescatar muchos más descartes", apuntó. González también se refirió a la cuestión de género. "La sustentabilidad tiene que ser diversa. Muchas veces, las mujeres tienen una mirada más holística y eso es bueno", expresó.
Otro proyecto que utiliza insumos reciclados es Vacavaliente, que con cuero recuperado produce objetos como cuadernos y portaobjetos de oficina que llegaron al Museo de Arte Moderno (MoMA) en Nueva York y a las Galerías Lafayette en Francia. "Logramos competir con productos de todo el mundo como si fuéramos uno más", dijo Fernández Moores.
¿Fue más difícil hacerlo desde aquí? El emprendedor explicó que la incertidumbre le dio fortaleza para seguir adelante y que la Argentina tiene marca país en términos de diseño para posicionarse en el exterior. "Hay algo de lo argentino que se ve con mucho gusto", sostuvo.
Por otro lado, resaltó que es un país que históricamente pensó en términos cortoplacistas y que eso afectó a los emprendedores, por lo que hace falta enfocarse más en el largo plazo. Además, dijo que encontró trabas en cuestiones burocráticas y de reglas macroeconómicas: "Afuera no existen demoras en la aduana y no hay muchas razones que vos puedas dar para no entregar el producto en fecha o para explicar listas de precios nuevos", resaltó.
Los vasos biodegradables que ideó Batista Bucher también lo hicieron trascender fronteras: llegó a hablar con la canciller de Alemania, Angela Merkel, durante la Cumbre Mundial de Jóvenes del G-20. Todo empezó mientras cursaba la secundaria en el colegio ORT y descubrió que se desechaban 6000 kilos anuales de plástico por los típicos vasos descartables en los bidones de agua. La solución que creó utiliza como materia prima el extracto de algas.
El emprendedor de 19 años hoy estudia Biotecnología en la Universidad Nacional de San Martín. Recordó su experiencia frente a Merkel: "Di un discurso y tuve la oportunidad de debatir con ella temas vinculados al ambiente y al cambio climático. En ese momento, el Acuerdo de París estaba muy en boga y había preocupación por la posición de Estados Unidos. Estuvimos trabajando en alternativas y recomendaciones y fue muy gratificante", dijo.
La obsesión de Heyd también se relaciona con el descarte, pero en la industria de la construcción. La Escombrera es un emprendimiento social que, con residuos, fabrica eco-áridos sustitutos de la arena. Ese tipo de materiales puede encontrarse en las rutas de la ciudad de Córdoba. Durante la génesis de su idea, explicó, buscó un modelo de negocios que permitiera monetizar y atraer inversiones. "Buscamos poder transformar realmente al país con un capitalismo más responsable", dijo.
Los emprendedores sociales ¿tienen conflictos con el dinero? Heyd aseguró que no, ya que mientras más facturación tengan los proyectos, más impacto pueden generar. "Todavía las empresas de triple impacto no mueven al PBI, pero creo que en tres años vamos a generar algo, porque vamos mejorando", proyectó el cordobés, que también está involucrado en la creación de placas para la construcción en seco que se fabrican a partir del maní. Para ello, recurrió a investigaciones del Conicet y a productores maniseros de la provincia. "Los emprendedores tenemos que invertir más en investigación científica", apuntó.
El proyecto González de Biase pasó del modelo de ONG al de emprendimiento social. La idea de FC Bola nació en la organización Revolución Pelota, que entregaba balones donados a comunidades vulnerables. Conocieron el modelo "1x1", el mismo que utiliza la marca de alpargatas Toms: cuando el cliente compra una unidad, la empresa dona otra. "Las ONG tienen la limitación de las donaciones: les cuesta escalar porque ese modelo no es sustentable. Nuestra idea fue utilizar el poder del mercado para resolver de manera global una problemática local", resaltó. ¿Por qué decidieron enfocarse en el fútbol? Por la transmisión de valores que genera el deporte, explicó el emprendedor. "Las lecciones que los chicos aprenden en el potrero les sirven toda su vida como personas", concluyó.