Agilizan las reexportaciones
Muchos países deben su riqueza al comercio internacional. Hay múltiples ejemplos, como el caso de Holanda -puerta para el comercio con Europa- o, en el otro extremo del mundo, el de Hong Kong -nexo con China.
Buenos puertos, comerciantes inteligentes y cosmopolitas y gobiernos ágiles suelen estar detrás de estas historias de éxito. A menudo se dice que aprovecharon una ubicación geográfica, porque se encuentran en las grandes rutas comerciales, pero en realidad es difícil discernir qué fue primero (si estas rutas fueron la causa o si, por el contrario, la consecuencia), porque hay muchos otros lugares con similares o mejores localizaciones que no han tenido ese desarrollo.
La Argentina tiene posibilidades interesantes que no debería desaprovechar. Aunque parezca increíble hoy, con tanto discurso sobre la competitividad brasileña, hay productos que ingresan al país procedentes de exóticos lugares para su venta final en Brasil porque nuestros puertos son coyunturalmente más baratos y nuestros sistemas de distribución más eficientes. Muchas frutas y productos frescos (kiwi, por ejemplo) llegan a San Pablo después de haber ingresado por puertos nacionales. Como nuestro país privatizó sus terminales, anticipándose a Brasil y a Uruguay, ganó una ventaja que no es definitiva, pero que se debería apuntalar agregando eficiencia en todo el proceso.
El otro factor de competitividad es el régimen legal y su administración. Un régimen comercial sencillo y una administración expeditiva son esenciales. En este campo, las zonas francas son el instrumento principal, porque constituyen el método más simple y eficiente de mantener mercadería de origen extranjero sin nacionalizar.
Las contras
Pero nuestro país carece de una cultura de comercio internacional: siempre hemos sido la última parada de los buques transoceánicos. Las estructuras burocráticas no están preparadas y el régimen de zonas francas se encuentra a medio implementar.
Así es que, hasta hace unos días, despachar un producto de la Zona Franca La Plata al exterior insumía, por las tramitaciones aduaneras, entre cinco y siete días. Varios operadores vieron partir el barco con el contenedor en el puerto por no poder completar la documentación a tiempo.
Con mayor frecuencia, especialmente para la mercadería de valor, se reexporta por avión desde Ezeiza. Frente a este medio, que permite poner la mercadería a miles de kilómetros en horas, los cinco a siete días eran intolerables. Como consecuencia, casi ninguna gran empresa global optó por nuestras zonas, a pesar de que el mercado del Gran Buenos Aires era (y es) el punto de gravedad lógico para la cabecera de una distribución regional. Prefirieron distribuir desde Miami (Estados Unidos), Colón (Panamá), Iquique (Chile), Montevideo o Colonia (Uruguay), ya que allí la tramitación se resuelve en horas. Por eso, algunas de las pocas empresas que habían escogido inicialmente La Plata la abandonaron (Xerox y Lexmark, por ejemplo, que volvieron a Montevideo).
Un atisbo de solución
A fines de septiembre último, la Asociación de Usuarios de Zona Franca La Plata presentó a la aduana una solución frente a los ocho pasos administrativos que se requerían para lo que técnicamente se llama tránsito (ZFTR) con destino directo al exterior, incluyendo las dos o tres verificaciones que practicaba la aduana sobre la mercadería y otras tantas presentaciones de documentación que nada agregaban a la original y que debían presentarse ante distintas sedes. Propuso concentrar todos los trámites en una documentación única, hacer una sola verificación y precintar.
El 8 del actual, el administrador de la Aduana, Osmar de Virgilio, se expidió favorablemente, implementando un trámite abreviado para las operaciones que se envíen desde La Plata a la aduana de Ezeiza con algunos matices diferentes al propuesto, pero que satisfacen las expectativas de la Asociación de Usuarios.
La medida tendrá muy favorable repercusión. En la actualidad, alrededor del 5% de los egresos de mercadería de La Plata se destinan al exterior. En cambio, en las zonas uruguayas el grueso de los despachos va a otros países (principalmente a la Argentina y Brasil), y en Iquique superan levemente los destinados al mercado interno. Es difícil que La Plata alcance los porcentajes de reexportación de Uruguay o de Iquique, pero es razonable esperar que ese 5% se extienda a una tercera parte de los egresos.
Los beneficios son obvios: mayor poder de negociación para el importador argentino (en precios y condiciones) y más servicios nacionales incorporados (puertos, almacenamiento, fletes locales, etcétera).
El autor es consultor y especialista en zonas francas. E-mail: go@movi.com.ar