Claras reglas de juego, un camino que el país debe profundizar para atraer inversiones
Hay más de cien impuestos en la Argentina y se desconoce cuántas normas hay para cada sector específico; para el Estado, la mejora sustancial de estos aspectos debe constituirse como un objetivo
Si en el fútbol y otros deportes se utiliza el VAR (videoarbitraje) es porque cumplir las reglas es muy importante. Un error, una trampita o un desliz pueden causar un serio daño al adversario. En la vida cotidiana es similar, pero carecemos de VAR. Solo tenemos el propio interés en cumplir –o las multas y castigos– para ayudarnos a cumplir con las normas.
Asimismo, en el fútbol y otros deportes hay que considerar que "el otro también juega". Es difícil conquistar mercados y todos queremos vender lo mejor posible, y el comprador puede elegir entre múltiples oferentes.
Por último, los buenos jugadores tienen posibilidades de trasladarse a otros equipos y los brillantes jugadores argentinos en el exterior son una clara muestra. Eso sí, no siempre brillan con otros equipos. Lo mismo ocurre con las empresas y tecnologías que pueden aplicarse en diferentes contextos y que fuera de su país de origen pueden fructificar o perecer.
Los tres ejemplos pueden aplicarse al comercio exterior con facilidad. Lograr mercados y cumplir con las difíciles reglas, que además son diferentes en muchos casos, lleva tiempo y dedicación. El tema que me ocupa es pensar lo que ocurre cuando las reglas cambian o no se cumplen. En un mundo globalizado no solo hay mucha competencia, sino que también los propios jugadores de nuestro país tienen la oportunidad de radicarse en otros países y constituirse desde allí en referentes.
La responsabilidad que cabe al Estado es enorme. Las marchas y retrocesos con permisos, retenciones, volatilidad en el tipo de cambio, acuerdos multilaterales que no terminamos de cerrar, costos de transporte y piquetes y aduanas interiores, vericuetos de Aduana, etc., son todas dificultades para el comercio exterior. Lo cierto es que todos esos costos son de "lápiz y papel", es decir, regulaciones o restricciones que requieren dedicación, honestidad y habilidad para ser modificados. Creo –ingenuamente tal vez– que en la Argentina de 2019 tenemos muchas posibilidades de mejorar esos obstáculos y dejar reglas de juego claras para todos.
En lo que tendremos por muchos años más dificultades es en los costos de falta de infraestructura. Eso requiere grandes inversiones, larga planificación, contemplar los intereses de muchos sectores. La financiación está claramente limitada y no es fácil establecer prioridades: ¿puentes y caminos que reducen costos operativos y aumentan productividad, o cloacas y parques que no aumentan la productividad pero sí mejoran la calidad de vida de la población? Mi opinión es que con recursos escasos hay que priorizar lo que genera productividad, ya que con mayores ingresos más temprano que tarde mejorará nuestra calidad de vida.
Un camino que la Argentina debe profundizar es el de las reglas para las inversiones privadas. Aun cuando mágicamente se redujeran los costos de financiación, habría serias dificultades por la ausencia de reglas de juego claras. El inversor no sabe si el marco normativo e impositivo cambiará. Mejor dicho, necesita que cambien reduciendo costos, pero, al fin y al cabo, si puede cambiar para mejor… ¡también puede cambiar para peor! La inestabilidad jurídica de la Argentina tiene un elevado impacto en nuestra capacidad de invertir y crecer.
Las reglas de juego han de ser claras y estables, pero las que tenemos ahora deben ser mejoradas sustancialmente. ¿Qué privilegiar entonces? ¿La estabilidad de las reglas o su mejora? Voto por una mejora sustancial y luego intentar algún sistema que dificulte su modificación continua, ya sea por normas legales, como una ley, que no se votan a la bartola (¡al menos eso espero!) o por ser parte de tratados internacionales. Al respecto, los esfuerzos por pertenecer a la OCDE pueden ser una oportunidad.
La volatilidad de reglas es aún más notoria en el sector agropecuario, que padece continuamente adversidades climáticas. Se siembra con un dólar y se cosecha con otro con retenciones. El otro componente que comienza a ser relevante en las exportaciones, los llamados servicios del conocimiento, no es fácil de detectar y la empresa puede facturar con gran facilidad desde el exterior.
Es importante también explicar y repetir casi como un mantra que lo que tenemos de comercio exterior debe ser potenciado y no sustituido. La ridícula discusión entre agro e industria debe ser eliminada. Tenemos que aprender de los esfuerzos de otros países, y el caso más simple es el de Finlandia, que inicialmente hizo madera con sus bosques, luego muebles y papel, también herramientas para cortar madera, después para cortar múltiples materiales y automatizó equipos… hasta terminar en Nokia. ¿Qué diferencia hay con nuestras actividades en agro, minería, energía?
Con reglas de juego claras se pueden desarrollar otros servicios, la investigación y el desarrollo pueden ser aplicados a sectores en crecimiento y generar nuevas actividades. Un sector que crece beneficia a todos: por ejemplo, la investigación en biotecnología da lugar a semillas que darán mejores cosechas que generarán más necesidad de infraestructura para llevarlas al mundo.
En esto es también vital el rol del Estado, que no puede seguir escogiendo ganadores y perdedores "sin querer queriendo" al poner impuestos diferenciales como el IVA o impidiendo el ajuste por inflación, terriblemente destructivo para empresas capital intensivas. Los saldos fiscales deben ser devueltos a todos los productores y no solo a los exportadores; las provincias no pueden seguir imponiendo Ingresos Brutos diferenciales según alienantes criterios.
Con tantas reglas e impuestos es fácil cometer errores, y mucho más fácil es para la autoridad hacer la vista gorda si fuera necesario o "conveniente". Hay más de cien impuestos en la Argentina y nadie sabe cuántas normas hay para cada sector específico.
La corrupción es mala y es fruto de las malas reglas de juego. Aun si mágicamente desapareciera la corrupción, se necesitan reglas de juego claras y estables. Solo así podrá haber inversión y crecimiento y lograremos desarrollarnos como país.