Normas contra el bioterrorismo: el impacto en las ventas argentinas. Como en un laberinto
El viernes pasado entraron en vigor dos requisitos de EE.UU. para la importación de alimentos. Afectarían exportaciones locales por unos US$ 575 millones
Aun dentro del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que se prevé constituir para 2005, los exportadores argentinos deberán lidiar con las nuevas normas contra el bioterrorismo si es que quieren vender sus bienes en Estados Unidos.
Las medidas norteamericanas apuntan a prevenir la importación de productos susceptibles de ser empleados en atentados terroristas. Suponen complejos procedimientos de preaviso y nuevos mecanismos de control para una gran cantidad de productos de exportación (en especial los alimentos) que "van a generar problemas logísticos y afectarán principalmente a pequeños y medianos exportadores", afirmó Hernán Sarmiento, del Centro de Economía Internacional (CEI) de la Cancillería.
De todos modos, estas normas están destinadas a los exportadores de todo el mundo que le venden a Estados Unidos. Su aprendizaje por parte de los empresarios argentinos puede servir como una suerte de hilo de Ariadna, que permitió al héroe mitológico Teseo no extraviarse en el intrincado laberinto del Minotauro.
Incluso se podría dar el caso de que el cumplimiento cabal de las normas pueda contribuir a diferenciar los productos de exportación nacionales respecto de los de otros países en los que las normas no hayan sido del todo interiorizadas por sus empresarios. Por ahora, existen dudas y preocupación entre los exportadores argentinos, principalmente en torno de que la mercadería nacional pierda competitividad respecto de la producida en los Estados Unidos.
Esto se pudo apreciar el martes último en un seminario en el hotel Crowne Plaza realizado por la Cámara de Exportadores de la República
Argentina (CERA) con la colaboración de la embajada de Estados Unidos en el país. La reunión, que contó con la presencia de dos funcionarios norteamericanos, tuvo el propósito de explicar las nuevas normas de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en sus siglas en inglés) que entraron en vigor el viernes último.
Una de ellas supone el registro obligatorio ante el organismo de las plantas que producen o almacenan alimentos para la venta en el mercado norteamericano. La otra consiste en un aviso previo por parte del exportador del envío de estos productos a Estados Unidos.
En el encuentro quedó claro que la FDA -que puede demorar o prohibir el ingreso en los Estados Unidos de los alimentos e iniciar acciones legales si no se cumple con estos requisitos- será tolerante en una primera etapa y que el ajuste final de las nuevas normativas se irá produciendo luego de su entrada en vigor.
Interrogantes
"El espíritu de estas normas no es crear un obstáculo artificial a las compras en el exterior", dijo en el encuentro el representante aduanero para el Cono Sur del Departamento de Seguridad de Estados Unidos, Tommy Metcalf, que exhibió al público fotos del atentado del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas de Nueva York para recordar "por qué estamos aquí".
Sin embargo, en la reunión se pudo ver que los exportadores nacionales tienen reservas respecto de que el nuevo mecanismo de control de la FDA permita efectivamente mantener el secreto comercial, como asegura el ente nortemericano.
"Hay interrogantes que surgen de que el aviso previo debe incluir el número de registro de establecimiento desde el que se envía el embarque", dijo a LA NACION la directora de la CERA, Rosario Solari, en alusión a que podría ocurrir que el dueño de la planta registrada ante la FDA no coincida con quien exporta el bien.
Entonces, para enviar el aviso previo con todos los datos solicitados, el exportador le tendría que pedir al productor su número de registro.
En este caso, los exportadores se preguntan a santo de qué el productor les daría ese número, cuando él justamente registró su propia planta para vender por sí mismo a los Estados Unidos.
Y es difícil pensar que el productor realizará el aviso previo en lugar de quien envía efectivamente el bien porque todo indica que el exportador no accedería a informarle al productor quién es su importador en Estados Unidos a los efectos de cumplir con el requisito de la FDA. El número de la planta registrada también podría faltar en un aviso previo si es que el exportador adquiere el producto a un distribuidor y no conoce al fabricante y menos aún si la planta está o no registrada en la FDA.
Si bien se prevé que este organismo podría llegar aceptar avisos previos sin el número de registro de las plantas (al menos durante la transición que durará hasta agosto de 2004, según se anunció), permanece la inquietud de los exportadores porque aún no se conoce cuál será el punto de vista definitivo de la FDA en estos casos.
Asimismo, persisten las dudas respecto de lo que pasará con los cargamentos consolidados: carga de distintos dueños que viaja en un mismo contenedor. Aquí puede producirse que algunos de los que envíen alimentos u otros productos sufran demoras porque uno de sus múltiples "compañeros de contenedor", que sí envía un producto alimenticio, omitió cumplir con los requisitos.
En tanto, el inspector en jefe de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos, Robert Heiss, exhortó a los exportadores argentinos a remitir sus comentarios sobre este tipo de situaciones a la FDA "porque aún hay tiempo para producir cambios".
Recomendó, para evitar problemas, enviar el aviso previo "cinco días antes" (el plazo máximo aceptado por la FDA) de la llegada del alimento por vía marítima a los Estados Unidos. Y alentó a registrar las plantas de los distintos miembros de la cadena comercial de un alimento exportable. "En este caso, lo que abunda no daña", indicó.
Claro que cada establecimiento registrado supone un agente residente en los Estados Unidos. Y este servicio se cobra alrededor de US$ 500 a los exportadores con pocas operaciones.
Aseguran que caerá la exportación
Un documento del Centro de Economía Internacional (CEI) de la Cancillería asegura que las nuevas normas contra el bioterrorismo de Estados Unidos provocarán "una disminución de las importaciones" de este país. De todos modos, se estima que se examinará una muestra correspondiente al 2% de las importaciones alimentarias. Es decir, unas 800.000 toneladas al año.
En tanto, el secretario de Agricultura, Miguel Campos, afirmó que las regulaciones harán desaparecer el 16% de las grandes empresas que exportan a ese mercado y tendrán un impacto superior en las pymes.
Según el CEI, los alimentos argentinos vendidos a Estados Unidos sujetos a las nuevas regulaciones sumaron US$ 575 millones en 2002.
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