La empresa que fabrica bolsas reutilizables ecológicas y está en doce países
Ecofactory exporta el 50 por ciento de su producción y facturó US$10 millones en el último año
El problema de la contaminación por plásticos le quitaba el sueño a Martín Jersonsky, socio fundador de EcoFactory. Desde chico pasaba los veranos en la casa de sus abuelos en Villa Gesell, y veía como las hermosas playas, desde diciembre hasta marzo, se llenaban de bolsas desechables durante la temporada de verano. "Fue por esta razón que mi sueño se transformó en librar a las playas de tanto descartable y tratar de que estén limpias", dice el emprendedor.
"Me gradué en Economía y trabajé en marketing de consumo masivo mientras veía intentos fallidos de diferentes países para solucionar el problema de las bolsas por la ausencia de una que fuera reutilizable, económica, y reciclable", cuenta a LA NACIÓN.
Jersonsky destaca que el problema es enorme: "La humanidad enfrenta hoy un grave problema con la cantidad de bolsas descartables que utilizamos y su disposición. Según datos de 2017, sólo en la Argentina se descartan 24 millones de bolsas por día".
Con el ánimo de revertir esta situación, Jersonsky creó la empresa de bolsas reutilizables Ecofactory.
El primer desafío fue definir la mejor bolsa para el medioambiente. "A partir de diversos estudios de ciclo de vida de las bolsas y el gasto energético involucrado, surgía claramente que la bolsa que genera menos basura es la que más reutilizable sea. De las alternativas disponible, las de tala no tejida era la correcta, ya que permite reutilizarse 200 veces. Para que una bolsa sea considerada reutilizable debe ser durable por lo menos 20 usos y lavable", señala. Una vez definido el producto, el desafío pasó por desarrollar la tecnología de automatización que permitiera fabricar las bolsas a un costo bajo para facilitar su masificación. "A partir de investigaciones y desarrollos propios desarrollamos la tecnología de soldado por ultrasonido con manufactura robotizada, que hoy es el estándar del mercado mundial".
Pero el desafío más grande fue -y aún es- cambiar el hábito de compra de millones de personas, acostumbradas a que en todos los comercios les entreguen una bolsa desechable. "Para esto trabajamos con organizaciones ambientales como Vida Silvestre, así como con jugadores clave de la economía interesados en buenas prácticas medioambientales", cuenta.
"Comenzamos con gran ímpetu y logramos en 2010 que algunas ciudades de la Patagonia se declararan libres de bolsas desechables. Y fuimos por más: en 2016 trabajamos junto a la ciudad de Buenos Aires para que fuera la primera ciudad grande -de más de tres millones de habitantes- en América Latina sin bolsas desechables".
Con un ADN sustentable, la empresa fabrica bajo normas ambientales ISO14001 y normas de proceso ISO9001, ambas certificadas.
Una vez que definieron y desarrollaron el modelo de negocio pasaron al próximo nivel: la exportación. Así, venden su producto en grandes cadenas de supermercados de Uruguay, Paraguay y Bolivia.
Hace cuatro años desembarcaron en Chile y Costa Rica, el año pasado llegaron a Perú y Panamá y, desde allí, ya están en retailers de Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala.
Hoy, Ecofactory cuenta con 70 empleados directos y son más de 1000 los empleos indirectos que se generan. "Nuestro objetivo para 2020 es estar presentes en todos los países de América, incluyendo Estados Unidos y Canadá", dice Jersonsky.
"Buscamos a los clientes con cuidado y llegamos a ellos por todos los medios posibles: desde Linkedin hasta llamados telefónicos, mails y visitas personales. No es un trabajo fácil, porque siempre hay barreras a la exportación que vienen de la mano de la falta de financiamiento, del alto costo de la misma o de los impuestos, pero aún así salimos y nuestra empresa exporta el 50% de la producción; en el último año, proyectamos una facturación consolidada cercana a los US$10 millones", concluye.