Impacto económico. El Año Nuevo chino, festejo con tradición
Supersticiones, transportes al borde del colapso, reuniones familiares y mucha comida para celebrar
El Año Nuevo chino, o Festival de la Primavera, se hace presente por vez número 4074, cargado de significación familiar, superstición y mucha comida.
Este acontecimiento anual, que coincide con la segunda luna nueva luego del solsticio de invierno, trae aparejado un gigantesco aumento en el movimiento de personas y sus efectos económicos. Es difícil imaginar la importancia que tiene para los chinos, cuya celebración se puede extender desde una semana, en las ciudades, hasta un mes o más, en el campo, aunque oficialmente duran dos semanas.
Con más de un 60% de población atea, la Navidad prácticamente carece de significado (aunque va ganando popularidad como si se tratara de una moda). En cambio, el culto a los ancestros y a la familia cobra más valor para la sociedad china. Antes del gran momento limpian meticulosamente sus casas para que la mala suerte y los malos espíritus no queden escondidos en algún rincón (durante los tres primeros días del año nuevo no barren sus hogares de adentro hacia fuera porque la buena suerte del año podría irse de la casa).
Ropa nueva y sin cuchillos
El primer día del año nuevo (el Año del Perro, esta vez), que comenzó el último domingo, y desde muy temprano, los chinos se visten con ropa nueva (el rojo sigue siendo el color preferido) y visitan a sus vecinos y amigos. Evitan el uso de cuchillos (que puede cortar la buena suerte), las disputas y el uso de palabras relativas a la muerte, la pobreza o la pérdida de dinero. Asimismo, cancelan previamente todas sus deudas, perdonan y realizan una autoexaminación de sus errores. Mediante estas prácticas tratan de asegurarse de que el año nuevo traiga riqueza, salud y amor.
Más difícil de imaginar son el movimiento y los efectos económicos que provocan los millones de personas que vuelven a sus hogares para celebrar con la familia. China es un país poco urbanizado para su nivel de desarrollo; más del 60% de la población vive en el campo. Sin embargo, hay cada vez más gente del campo que trabaja en las ciudades; sólo la provincia de Cantón alberga a 40 millones de trabajadores migrantes.
Ocurre porque los controles internos que impiden a los campesinos migrar a las ciudades van perdiendo vigencia y porque las diferencias económicas regionales campo-ciudad no sólo son notorias, sino que se amplían, al aumentar aún más los incentivos a la migración. Además, la oferta laboral, educativa y de esparcimiento en las ciudades se convierte en otro atractivo. Por último, la entrada de China en la OMC hizo que el campo sea uno de los sectores más expuesto a la competencia internacional en donde China no tiene ventaja comparativa en la producción de granos, expulsando mano de obra.
La masa humana que se moviliza, fundamentalmente trabajadores golondrina, estudiantes y otros que no quieren perderse la celebración, provoca una saturación y posible colapso en los servicios de transporte. Para remediarlo, se adicionaron 8400 vuelos y 300 nuevas rutas de tren (para un total de 141 millones de pasajeros).
En las vísperas del Año Nuevo, los chinos se abastecieron abundantemente en los supermercados haciendo que los precios de muchos alimentos subieran (sobre todo en carnes, frutas y verduras).
En el país que se convirtió en la fábrica del mundo la producción se paralizó casi por completo, ya que todos los trabajadores y sus jefes hicieron lo posible por volver a sus hogares. Eso sí: esto se dificultará para los que tienen un sueldo de 60 dólares mensuales.