El asado ¿es un derecho en la mesa de los argentinos?
La carne es uno de los pocos productos insignia de la marca país en el exterior, pero, por las restricciones, no cumple con sus compromisos internacionales
Subió el precio de la carne, y mucho, en el último año. Una serie de factores fueron la causa de los aumentos, entre ellos, el hecho de que los productores retuvieron hacienda para criar más animales, estimulados por los buenos precios. Fue un veranito que no duró mucho, pero suficiente para invertir en toros, pasturas, alambrados, molinos etc. En definitiva, crear más trabajo. Los precios internacionales, con viento a favor, logran estas cosas: se quiere producir más y mejor.
Pero llegó el grito local: el asado está caro, la culpa es de la exportación, por lo tanto, cerremos la exportación, y, en un segundo paso, se podrá exportar hasta el 50% del volumen mensual promedio enviado en 2020. Y prohibamos de paso que salgan del país algunos cortes para que lleguen más baratos a la mesa de los argentinos. Como se sabe, a la larga estas acciones tienen un efecto inverso: menos producción, menos producto en la carnicería o en las góndolas, precios más caros para todos y todas. Cuántos productos podrían sumarse a la prohibición con estos argumentos. Como dice el especialista en comercio exterior Lionel Paredes, “es como si China le dijera a Huawei que solo puede exportar el 50% de sus celulares para que bajen los precios en el mercado interno”.
Pero además, si de cuidar a las personas se trata, los cortes que quedan para el consumo interno son los que tienen más grasas saturadas, como el asado, matambre, vacío, paleta etc. Una buena alimentación, según la licenciada en nutrición Alejandra Viale, incluye carne, si, porque aporta hierro y minerales, pero también se puede reemplazar por legumbres mas vitamina C para que se absorban (un chorrito de jugo de limón, por ejemplo), o se puede consumir pollo, pescado (que tiene grasa de la buena) y cerdo, con una carne más magra. La proteína de la carne se reemplaza, por otro lado, con clara de huevo.
Volviendo a las legumbres, de poco consumo local, si se ingieren con arroz integral, hay una proteína completa, explica Viale. Es más, los expertos en nutrición recomiendan que el 25% de un plato esté compuesto por ellas, las grandes olvidadas en la mesa de los argentinos.
Aquí, uno de los diez países productores y exportadores a nivel mundial de porotos, se cosechan 297.000 toneladas, con una superficie sembrada de 270.000 hectáreas. Mientras que es uno de los alimentos principales de países como Brasil, donde se consumen 15 kilos por habitante por año, en la Argentina se consumen 200 gramos por habitante por año e históricamente se exporta el 90% de la producción.
Si existe un veranito exportador, que no durará para siempre, es para aprovechar. Le hace falta a los productores y a la entrada de divisas. El derecho, en todo caso, es a alimentarse bien, a una educación de calidad, a trabajar dignamente y tener dónde vivir, a la salud, a la seguridad y a la justicia, entre otros.