El caso de la bodega que concretó su primera exportación a China gracias al G-20
Valle del Indio despidió el 2018 con un envío al gigante asiático y recibe 2019 con planes para desembarcar en Singapur, España, Guatemala y Costa Rica
Cuando niño, Leonardo Bonomo compartía la fabricación casera del vino que consumían. Imaginar que algún día estarían exportándolo al mundo hubiese resonado entonces a cuento chino. Pero no; el desarrollo fue próspero, a partir de la materia prima que provenía de la finca de su tío, del esfuerzo del abuelo que preparaba las máquinas y del interés familiar por abocarse a una industria que floreció en la bodega boutique Valle del Indio, que ya tiene diez años de vida.
Aquel jovencito dirige hoy la empresa, ubicada en la ciudad mendocina de Luján de Cuyo, transformada en una pyme exportadora. La impronta familiar y su vocación por la enología lo llevaron a capacitarse en la Universidad Nacional de Cuyo, entre otros centros, donde aprendió a degustar y hacer vinos y espumantes.
Como enólogo, trabajó en diferentes bodegas que le dieron la experiencia para lanzarse "como emprendedor de un proyecto propio", rememoró. Asimismo, mencionó que trabajando como abogado en los Estados Unidos, pudo conocer "una incontable variedad de vinos" de todo el orbe y comprobar "el valor que le da el mundo a la cultura del vino argentino".
En diálogo con la nacion, Bonomo ponderó que el vino sea "nuestra bebida nacional y un producto clave en la provincia, como economía regional", por lo cual consideró "fundamental que el mundo sepa que es parte de nuestra cultura" y que eso debe ser difundido en acciones encaradas "entre privados y el sector público".
Exclusividad
Valle del Indio se inició en 2008 con 17 productos elaborados en pequeña escala, para garantizar la calidad de cada varietal. "Tenemos fincas de donde proviene la materia prima para algunas líneas y trabajamos con otras a las cuales les compramos uva, para ser consistentes en la calidad año tras año, y que cada vino sea igual o mejor que el período anterior. Nuestros viñedos están en la zona del Valle de Uco y Luján de Cuyo, particularmente en la zona de Ugarteche", contó Bonomo.
"La bodega boutique tiene una gran carta a su favor, que es la exclusividad; es lo que destacamos como un importante valor agregado, pero no solo tenemos partidas limitadas: nuestro gran diferenciador es que nuestro trabajo y atención se concentra en partidas de menor escala, comparada con los grandes tanques".
Distinguió además el trabajo en equipo que se da en una bodega boutique y lo diferenció de los vinos de autor: "Es imposible hacer un vino sin el trabajo integrado de cosechadores, operarios de bodega, líneas de fraccionamiento, analistas de laboratorio, diseñadores, agrónomos, enólogos, sommeliers y comerciales", además de tener el apoyo de colegas y comunicadores.
La vidriera del G-20
En el último mes de 2018, Valle del Indio concretó su primera exportación a China, luego de haber participado como expositor, junto con otros exportadores locales, en la última Cumbre del G-20 celebrada en Buenos Aires. Consistió en "un contenedor de 40 pies (que representa 16.800 botellas) con diez pallets de Akila y diez de Alma Criolla (dos de sus caballitos de batalla)".
"Con el comprador veníamos negociando desde hacía tiempo; habían probado el vino y les había gustado la calidad, pero no habíamos cerrado. El G-20 nos aportó visibilidad a nivel mundial y un marco institucional fundamental para avanzar en la operación. Cuando (el potencial cliente) se enteró por los medios de su país que nuestros vinos estaban en el espacio de la Cumbre, nos llamó para confirmar la compra".
Actualmente, esta bodega vende a Estados Unidos, Panamá, Perú, Brasil, Bélgica, Ucrania y Uruguay. Para 2019 tienen negociaciones avanzadas con Singapur y con hub logísticos, principalmente de Europa y China. "Nuestro objetivo es enviar nuestra primera exportación a los mercados de España, Guatemala y Costa Rica", auguró Bonomo.
"Las grandes bodegas suelen tener 140 días en el año con sus comerciales negociando en el exterior; nosotros con suerte llegamos a veinte días y eso nos dificulta construir la confianza con los importadores y finalmente cerrar las ventas. En este punto destaco el trabajo de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (Aaici), para que empresas como la nuestra puedan exportar", remarcó, y observó que "hay muchas cosas que están difíciles para las pequeñas empresas, como la inflación, la imposibilidad de acceder a créditos productivos o de financiación de exportaciones a tasas razonables; la alta carga fiscal; la volatilidad del tipo de cambio que nos afectan mucho como pymes", aunque rescató que existe voluntad en mejorar las exportaciones y vender productos con valor agregado, para lo cual, dijo, es fundamental la ayuda del Estado.