Zonas francas. El futuro de los enclaves
Por Guillermo Ondarts Para La Nación
Un calificado lector, Sergio Emiliozzi, me pregunta sobre la viabilidad de las zonas francas. Entiende él que las zonas de La Plata, Bahía Blanca o Villa Constitución, por ejemplo, constituirán verdaderos polos de desarrollo del interior, pero, aunque manifiesta tener poca información, lo asaltan dudas sobre el futuro de General Pico u otros emplazamientos similares.
Estimado Emiliozzi, en líneas generales coincido con usted. Las zonas francas cercanas a importantes centros de consumo o industriales, como las que usted menciona, o las de Córdoba, Tucumán y San Luis, tienen posibilidades ciertas de prosperar, abasteciendo productos, insumos, partes y equipos importados a estos mercados. Por otra parte, las que estén en puertos de tráfico internacional o en las grandes vías de acceso al país (por ejemplo, La Plata, Mendoza o Villa Constitución) podrían llegar a convertirse, además, en nudos logísticos de gran envergadura, acaso con área de influencia internacional.
Sin embargo, considero que varias de las otras zonas proyectadas también pueden dar lo suyo. Que no tengan el futuro asegurado no quiere decir que carezcan por completo de él. Tendrán que ingeniárselas, como ha hecho Puerto Iguazú, que obtuvo una autorización para la venta minorista, lo que le permitirá aprovechar su particular ubicación en una frontera viva. General Pico, que usted menciona como un arquetipo de las con menores posibilidades, también ha realizado una jugada interesante: la zona, que ocupa un predio anexo al Aeropuerto de Cargas de la localidad, fue incluida en la licitación del Sistema Nacional de Aeropuertos y su concesionario será la misma firma que obtuvo esa licitación.
Es factible que Aeropuerto 2000, que manejará toda la infraestructura de transporte aéreo del país, encuentre una manera de darle utilidad.
Otra experiencia diferente es la de Río Negro, que entregó las instalaciones de Hipasam, incluyendo un puerto y viviendas para centenares de trabajadores y que aspira a tener un neto corte industrial. Concepción del Uruguay buscará ofrecer energía importada de Paraguay a un costo mínimo, que favorecerá los procesos de frío para conservación de perecederos y la instalación de industrias electrointensivas. En San Luis, la zona franca de Justo Daract, sacando provecho de su ubicación geográfica central, ha recibido una inversión cercana a los 4 millones de dólares para la instalación de una antena terrena de transmisión masiva de datos.
Una actividad nueva
El dinamismo de los gobiernos provinciales y la capacidad empresarial de los concesionarios pueden hacer la gran diferencia. En definitiva, se trata de una actividad nueva en el país y los negocios nuevos son para los verdaderos emprendedores. Pero es obvio que al margen de estas consideraciones que hacen a la aptitud e iniciativa de los principales actores, hay una serie de acontecimientos ajenos a los méritos de los gobernantes y concesionarios que también serán determinantes.
En este sentido, el futuro de las zonas francas está directamente asociado a la evolución de al menos tres factores distintos: 1) las reglas que se apliquen a los depósitos fiscales, 2) el régimen de zonas francas y c) la economía del país (principalmente, la profundidad del parate o recesión y sus consecuencias para el grado de apertura).
Las decisiones de no habilitar nuevos depósitos fiscales y la de limitar el plazo de permanencia de la mercadería en estos establecimientos a 15 días (hoy en día extendido a 30 días) e impedir el fraccionamiento (ahora se acepta un fraccionamiento) tomadas entre fines de 1996 y principios de 1997, coincidieron con la apertura de La Plata, la primera zona franca, lo que evidentemente facilitó el despegue comercial de la misma. De no mediar cambios inesperados, las zonas francas del interior también contarán con este conveniente handicap.
Garantías de seguridad
Las razones del Gobierno para restringir los depósitos fiscales son de dominio público, por lo que no las reiteraremos aquí. Pero entendemos que, en un mediano o largo plazo, una vez que estos establecimientos puedan dar garantías de seguridad y la Aduana tome los resguardos necesarios para controlarlos debidamente, esas restricciones pueden ser morigeradas.
En esta eventualidad, las zonas francas conservarían la exclusividad para las operaciones más sofisticadas, aquellas que implican, por ejemplo, tareas de control de calidad, fraccionamiento, distribución, reexportación, combinación con otras cargas o industrialización. Pero para un simple depósito transitorio de mercadería extranjera, los operadores de comercio exterior podrán optar entre las zonas francas y los depósitos fiscales.
El autor es consultor y especialista en zonas francas.
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