Puerto Franco. Evalúan la "selectividad inteligente" para el control de los transbordos
La Aduana y el Centro de Navegación se sentaron el viernes último por al menos cuatro horas para evaluar cambios en la declaración y control de los transbordos, luego de que la entrada en vigor de la resolución 3433/12 tiñó de rojo la selectividad.
En un principio, la AFIP pedía que las navieras declaren posición arancelaria, factura comercial por cada operación de transbordo y valor FOB de la mercadería. Esto, en los hechos, se modificó rápidamente. Pero los criterios de selectividad continuaban siendo la gran incógnita entre los operadores. Sobre todo, porque los porcentajes de canal rojo eran lo suficientemente altos como para preocupar a los armadores.
Los agentes de transporte, incluso los paraguayos –cuyo comercio exterior depende de las escalas de los buques oceánicos en Buenos Aires o Montevideo, para transbordar en buques más chicos o barcazas– principalmente, plantearon en su rechazo a la medida que la facultad de la Aduana de realizar un control físico de estos contenedores se reservaba a casos donde existía la presunción de un delito. Pero en zona primaria aduanera, la Aduana es amo y señor. O Ama y Señora. Mejor.
En los hechos, una gran mayoría de los transbordos fueron sujetos a controles, bloqueando el devenir continuo que necesita la logística para ser eficiente. Este fue precisamente el planteo de los transportistas: el flujo comenzaba a detenerse, se acumulaban servicios y la posibilidad de saltear Buenos Aires tomaba cada vez más forma.
Tanto en la Aduana como en el Centro de Navegación reconocieron que esta semana podría comenzar a materializarse una "selectividad inteligente" a partir de la incorporación de tecnología y el adelanto de la información. Así, los controles podrían ser menos aleatorios y más efectivos para los fines del organismo de control y recaudación. En suma, la revisión de contenedores, sin una documentación fehaciente contra la cual justificar la revisión de la mercadería (porque las líneas no contaban con la información que la Aduana reclamaba) hacía del control una acción viciada de aleatoriedad.
En las plazoletas se verificará si la Aduana logra una buena gestión de riesgo. "Se van a manejar canales de selectividad muy precisos", reconocieron fuentes oficiales, calmando así las aguas del puerto de Buenos Aires.
Queda esperar que esta colaboración público-privada no sea una excepción a la regla.
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