Hoy opina. Infraestructura física, elogio del miniplan de obras
José Crettaz
Los primeros megaplanes de inversiones públicas en el desarrollo de la infraestructura de transporte no se hicieron esperar este año. En la primera semana de 2006, el Ministerio de Planificación Federal informó que unificará todos sus programas de obras ferroviarias en un solo megaplan que demandaría unos 6000 millones de pesos hasta 2008.
Pocas horas antes, la realidad imponía su agenda silenciosa e ignorada. En Salta, una correntada se llevaba un puente de 70 metros sobre el río Seco y dejaba aisladas a más de 200.000 personas en una zona donde el comercio y el turismo son vitales para la economía.
Ningún proceso de integración económica avanza si antes no se crea la infraestructura que lo sustente, es decir, si personas y mercancías no pueden transitar libremente tanto dentro del país como a través de las fronteras.
Basta un par de números para medir las oportunidades que la Argentina se pierde por falta de caminos y vías. Para algunos especialistas, de ponerse en marcha el legendario Belgrano Cargas -el tren que extendería la frontera agropecuaria norte- las exportaciones agregarían casi automáticamente 10.000 millones de dólares anuales. Y la autopista Rosario-Córdoba, eternamente postergada en los presupuestos del Estado federal, habría permitido a los productores un ahorro de 300 millones de dólares si se hubiese terminado hace 20 años.
Parece prioritario poner manos a las obras que dan soluciones concretas antes que vivir anunciando megaplanes que nunca terminan de empezar. Menos marketinero, el miniplan también tiene sus ventajas. Después de todo, no hace falta limpiar el Riachuelo en mil días. Sólo hace falta limpiarlo.
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