Julián Obiglio: "La industria naval está en uno de sus peores momentos"
El ex diputado de Pro, que integró la Comisiónde Intereses Marítimos de la Cámara baja, advirtió sobre el alto "desconocimiento" que se tiene del sector
Falta de conocimiento sobre el tema -y por lo tanto de su relevancia- y de interés para aprender. Para Julián Obiglio, dos veces diputado nacional por Pro (dejó su banca en diciembre último), la falta de una política nacional para el sector responde, principalmente, a eso. Durante su paso por el Congreso -ahora se dedica tiempo completo a dirigir la Fundación Nuevas Generaciones- fue presidente de la Comisión Mercosur e integrante de la Comisión de Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios."En los últimos dos años, la Comisión de Intereses Marítimos directamente no funcionó. No tuvimos ni una sola reunión de diputados. Logramos juntar firmas para despachar algunas cuestiones menores, en temas en los que había acuerdo. No tuvimos ni una sola reunión de debate serio sobre ninguno de los temas que hay que debatir en la Argentina como los corredores de los ríos, el tema de puertos, el transporte de mercadería en general. Absolutamente nada", dijo.
¿Es falta de conocimiento de la importancia que tiene el tema, de interés, de involucramiento en el tema de la gente que está en la Comisión?
Dos cosas esenciales: la primera, el kirchnerismo en los diez años de gobierno, y más pronunciado en los últimos cuatro, decidió que en el Congreso sólo se debatan los temas que ellos quieren y que esa Comisión no funcionara, como tantas otras.
¿Por qué?
Porque no tienen interés. Porque no está en su agenda la temática, porque no hay comprensión de su importancia y porque realmente a la integración regional, específicamente al Mercosur, se le ha dado más prioridad política que económica. No interesa establecer qué tipo de puertos necesita la Argentina para no quedar afuera del mundo. Con sólo mirar lo que está haciendo Uruguay, ya se sabe qué es lo que la Argentina debería hacer para no quedar afuera del comercio.
Sin embargo, en los discursos oficiales se habla mucho sobre la importancia que tiene contar con una marina mercante nacional y desarrollar la industria naval a través de una alianza estratégica con Brasil.
No hay un solo proyecto de ley del oficialismo que haya establecido beneficios fiscales o incentivos para el desarrollo de la industria naval. No hay nada. Una cosa es el discurso y otra, los hechos. La industria naval argentina está en uno de sus peores momentos. No hay política alguna enfocada a que ese sector mejore y genere empleo.
¿Y en el ámbito portuario?
Directamente no hay comprensión de lo que son los estándares esperados, de lo que son los nuevos barcos. Por supuesto que en los operadores del sector privado sí hay comprensión de lo que hay que hacer y hay un reclamo permanente al Gobierno, pero no tienen ninguna respuesta, creo que por falta de conocimiento y de comprensión. .
¿Cómo imaginás el futuro de la Argentina en los próximos 5/10 años si se sigue aplicando la misma política en infraestructura del sector marítimo y portuario, y en integración?
-La Argentina será cada día menos competitiva, porque la competencia no te la dan sólo los precios o el tipo de cambio, sino la infraestructura. Si no tenés infraestructura adecuada para procesar y exportar tus productos, quedás afuera. La Argentina debería estar previendo el desarrollo de algún puerto importante de aguas profundas. Enfrente, en Uruguay, se está avanzando muy rápidamente en el desarrollo de ese tipo de puertos.
Cuando se le pregunta por el Mercosur, Obiglio cuenta una anécdota que describe la importancia que el bloque ocupa en la política argentina.
"Cuando en 2008 asumí como presidente de la Comisión del Mercosur de la Cámara de Diputados, las oficinas estaban completamente abandonadas. Con dinero propio las hice pintar, compré muebles e hice arreglar todo. Ni siquiera había computadoras ni escritorios. La alfombra estaba podrida. Nadie le había dado importancia a esa Comisión."
Pero para ese entonces el Mercosur llevaba algunos años...
¡Quince! Lo primero que hice fue viajar a Brasilia y le pedí una entrevista a mi par. Cuando fui, me dijeron que hacía por lo menos cinco años que no iba un diputado argentino al Parlamento para hablar del Mercosur. Entonces fijamos una agenda de trabajo con varios temas que, lamentablemente, no se pudo concretar por falta de vocación política en ambos países. De hecho acá, en las reuniones de Comisión de Mercosur, no pudimos despachar ningún tema relevante. El que mayor repercusión tuvo fue cuando Chávez expropió una de las empresas que tenía Techint en Venezuela y en ese momento el país tenía pedida su incorporación al Mercosur. Entonces solicitamos una reunión extraordinaria de la Comisión a la que fueron representantes de la UIA y de otras organizaciones empresarias argentinas que se manifestaron explícitamente diciendo que no se podía permitir que un país como Venezuela, que no respetaba la propiedad privada, se incorporara al bloque. Creo que esa reunión ayudó a que después se destrabara la situación y que Techint fuera indemnizada como correspondía.
¿Cómo definirías hoy al Mercosur?
Es un conjunto de acuerdos políticos que tiene una cuota de acuerdos comerciales. Es complejo describirlo. El Mercosur cumplió 20 años y no tenemos ningún avance significativo en lo que es integración y en temas en los que la ciudadanía debería percibir todos los días en sus actividades.
¿Por ejemplo?
Cruzás a cualquier Estado miembro y tenés que hacer trámites migratorios como si estuvieras viajando a la otra punta del mundo. No tenemos un control integrado en nuestras fronteras ni en materia comercial ni de defensa. No hay reconocimiento para las sociedades anónimas que se forman en un país para que automáticamente puedan funcionar en otro. Las sociedades anónimas son la herramienta jurídica esencial para hacer negocios en el mundo. En Europa, cualquier sociedad anónima que es constituida en uno de los Estados miembros automáticamente puede actuar en otro.
Con esa falta de orden interno, ¿qué grado de realismo tiene la discusión de un acuerdo con la UE?
Ninguno. Estuve reunido con parlamentarios de Alemania hace poco. Me decían que veían muy difícil que se pueda avanzar en acuerdos de libre comercio con un bloque que no tiene libre comercio adentro, y que si iba a haber un acuerdo de libre comercio, las partes que estuvieran negociando deberían creer en el libre comercio y respetar esas normas. Un bloque que ni siquiera respeta los tratados que ha firmado, las reglas de funcionamiento que se establecieron -al que se le agrega la incorporación de Venezuela, que no respeta la propiedad privada, ni las libertades esenciales, la libertad de expresión, ni ninguno de los valores esenciales de la democracia- es difícil [que avance en un acuerdo de libre comercio con otro bloque]. Lo que pasará es que Brasil acelerará su negociación y posiblemente Uruguay lo acompañará. Y Paraguay apenas termine de normalizar su situación también. La Argentina tendrá que decidir qué es lo que hace.
Paradójicamente quien pidió laprimera postergación para elintercambio de ofertas fue la UE.
Creo que la UE tiene un gran interés en tener un acuerdo con Brasil. Y la Argentina, Uruguay y Paraguay son complementarios.
¿El combo que tienen que aceptar?
Exacto. La Argentina tiene que decidir si es sólo una parte complementaria o una parte importante en ese combo. Y para ser una parte importante tiene que respetar las reglas.
¿Eso depende de nosotros?
Sin dudas.
¿Estamos en condiciones de transformarnos en algo importante?
Sin dudas que somos parte importante porque el año pasado apareció algo muy relevante en la región que se llama la Alianza del Pacífico. Ahora la Argentina vuelve a tomar un rol importante porque para que el Mercosur funcione, Brasil y la Argentina tienen que estar alineados y respetar las reglas del comercio global o, de lo contrario, la Alianza se los llevará puestos. Ésta es la realidad. Y habrá países que son miembros del Mercosur que van a terminar incorporándose a la Alianza. En eso la Argentina tiene un rol central. Tiene que decidir, asumir ese rol y ejercerlo.
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