Logística. La revolución de las etiquetas inteligentes
Identifican los productos en forma automática y están destinadas a reemplazar el código de barras
Imagínese que entra en un supermercado súper concurrido. Ubica los productos que busca en el lugar esperado y se va sin perder un solo segundo en la caja. En su casa, tiene una heladera de última generación que, gracias a su tecnología de punta, es capaz de avisar por Internet a ese supermercado que le envíe a su domicilio el producto que usted acaba de consumir.
Y, además, tiene un auto que le da una señal si se recalientan sus neumáticos en medio de la ruta. Sería bueno, ¿no? "A lo mejor estas situaciones no se vean en el corto plazo, pero quizá sí sean posibles en el futuro", afirmó a LA NACION el director de Consultoría Logística de Deloitte Argentina y miembro de la comisión directiva de la Asociación Argentina de Logística Empresaria (Arlog), Alberto Laurnagaray.
Es que no pertenecen a una novela de ciencia ficción. Son sólo algunas de las ventajas que puede ofrecer el uso de la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID, por sus siglas en inglés), que está llamada a reemplazar el código de barras y a producir una auténtica revolución en el campo de la logística.
Esta tecnología -en cuyo desarrollo trabajan entidades como el reconocido Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)- permite "la identificación automática de un producto sin necesidad de un proceso de lectura manual, como hoy se realiza con el código de barras", comentó el gerente general de EAN Argentina - Código, Enrique Vitale. Y funciona con etiquetas inteligentes de entre tres y quince centímetros -conocidas como tags- que emiten señales por medio de un chip, pequeño como un grano de arena, y una antena. Las señales son decodificadas por lectores y un software sin proceder al escaneo manual de los productos, las cajas o los pallets, como sucede con el código de barras.
Por estas ventajas, "va a haber una mejora en la gestión de faltantes y de promociones y de lanzamientos de nuevos productos. También se incrementará la productividad del personal de los depósitos y en el control de las cargas y los materiales transportados", estimó Rafi Tchinnosian, ejecutivo responsable de soluciones para la gestión de cadena de abastecimiento de IBM Argentina
La generalización de esta tecnología parece asegurada en el nivel mundial (ver aparte). De hecho, muchos supermercados europeos y norteamericanos la están probando y exigirán su adopción para el año que viene a sus proveedores, incluyendo a los argentinos.
Además, se está trabajando en un estándar global -el código de productos electrónico (EPC, por sus siglas en inglés)- para regular el contenido del chip y lograr que cada producto tenga su propia identificación internacional.
Ocurre que la tecnología RFID permite una trazabilidad por producto, a diferencia del código de barras. Vitale explicó que dos botellas de vino del mismo tipo y de la misma marca tienen el mismo código de barras. En el caso del RFID, los productos van a tener un código identificatorio común, pero en el chip se puede añadir un número de serie único, según aseguró.
Por otra parte, IBM ya tiene prototipos para imprimir etiquetas RFID y códigos de barra (también hay lectores compatibles con ambas tecnologías) y está desarrollando hardware y software relacionado.
En la Argentina, se prevé poner en marcha el año próximo algunas pruebas piloto con etiquetas inteligentes y es cada vez más palpable el interés de los empresarios en la nueva tecnología. Prueba de ello es el desayuno organizado por Arlog el miércoles pasado, en el hotel Sheraton, donde se exhibió un video al respecto de la firma Gillette, uno de los pioneros globales en la utilización de etiquetas inteligentes.
Pendiente
Sin embargo, no todas son rosas. La tecnología tiene inconvenientes para emitir señales a través de líquidos o metales, aunque se está trabajando sin pausa para resolverlos. Además, existen asociaciones de consumidores norteamericanos preocupadas respecto de que las etiquetas puedan invadir la privacidad de los compradores de los productos.
Los especialistas aseguran que el efecto de las tags sería similar al de las tarjetas de compradores frecuentes de los supermercados y añaden que, de ser necesario, se podrían desactivar después de una compra.
Por ahora, las etiquetas (que cuestan hasta 25 centavos de dólar cada una) no se emplearán en el envase de los productos. En una primera etapa, se usarán sólo en pallets y cajas, y se difundirán a medida que el mayor uso contribuya a su abaratamiento.
En varias partes del mundo
Estados Unidos
- Consumo masivo: según datos de un trabajo elaborado por Alberto Laurnagaray, de Deloitte Argentina, en este país la firma Wal-Mart lanzó una iniciativa para adoptar la tecnología RFID en diciembre de 2003. Gillette, por su parte, adquirió 500 millones de etiquetas inteligentes y Home Depot también comenzó un programa para implementar la nueva tecnología.
- Otros rubros: International Paper, el fabricante de papel más importante del mundo, compró 10 millones de etiquetas. La tecnología también es utilizada por el Departamento de Defensa norteamericano.
Europa
- Transporte: Transport of London (que incluye subterráneos, buses y tranvías) comenzó la puesta en marcha de las tarjetas inteligentes.
- Más empresas: Mark & Spencer, Tesco, Woolworth, Unilever, Argos y Dell también están comenzando con proyectos de RFID en el Viejo Continente.
Asia-Pacífico
- Seguridad: en esta región, la empresa Hitachi ya está utilizando chips con microantenas para prevenir robos.
- Venta al por menor: la firma Maruetsu, de Japón, comenzó una prueba para rastrear y gestionar la logística de alimentos con RFID.
- Salud: Matsushita comenzó una prueba piloto con RFID en una cadena de farmacias.