La trivia del comercio exterior argentino
La historia de las exportaciones, marcada por las irregularidades desde sus inicios; una lista en la que se mezclan reactores nucleares, deportistas, genética bovina, prótesis en 3D y embarcaciones
¿Cuál fue la primera exportación argentina? Según los historiadores, fue un conjunto de mercancías despachadas por el obispo Francisco de Vitoria desde Santiago del Estero, que el 2 de septiembre de 1587 salió en barco desde Buenos Aires hacia Brasil.
Se trataba de varios productos textiles como frazadas y sombreros y bolsas de harina, pero entre ellos, según la denuncia que hizo el gobernador de Tucumán, se escondían, de contrabando, lingotes de plata de Potosí.
En homenaje a tan ilustre acontecimiento, todos los años, el 2 de septiembre, se celebra en la Argentina el Día de la Industria. Al Consejo Nacional de Educación se le atribuye la creación de la efeméride, por una resolución de 1931, que siempre generó cuestionamientos y bromas, e incluso propuestas de sustitución por otras fechas, pero en definitiva sobrevive y ya es parte de la tradición.
La anécdota muestra que las exportaciones argentinas están marcadas por la extravagancia y las irregularidades desde sus comienzos. Incluso en nuestros días, es un tema que ofrece muchas curiosidades y sorpresas.
Las de mayor tamaño
¿Cuáles son las exportaciones argentinas de mayor tamaño? Hay dos respuestas posibles.
Por un lado están las exportaciones de "plantas llave en mano", contratos que incluyen la construcción de los edificios, la provisión de su equipamiento, y una larga lista de intangibles que van desde el diseño hasta la capacitación al personal y la asistencia para la puesta en marcha.
La Argentina tiene un régimen especial de promoción de este tipo de operaciones, que concede un reintegro del 10% sobre el valor total del contrato.
Es una actividad donde el país tiene vasta trayectoria: un trabajo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), de 1978, recuerda, entre otras experiencias de firmas argentinas, que el aeropuerto de Asunción, en Paraguay, fue hecho por la constructora Benito Roggio por 52 millones de dólares, mientras que otra firma del rubro, Latinoconsult, "entregó" un hospital en Costa de Marfil por 46 millones, ambos en modalidad "llave en mano".
Más recientemente, la empresa estatal rionegrina Invap saltó a la fama por la exportación de un reactor nuclear, inaugurado en 2007 en Australia, por 200 millones de dólares.
Se trata de una obra de 15.000 metros cuadrados y 15.000 metros cúbicos de hormigón. Para muchos especialistas, como la consultora Gabriela Duhalde, es la exportación argentina más tecnológica, "quizá también la de mayor valor en US$/kg", opina Diego Pérez Santisteban, enlace estratégico de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional.
Pero si se trata del objeto o "bien mueble" de producción argentina más grande que se haya exportado, la respuesta se encuentra en el Astillero Río Santiago (ARS), situado en Ensenada, que durante sus 80 años de historia produjo 75 embarcaciones mercantes y militares.
Los más grandes fueron cuatro petroleros de 60.000 toneladas de porte bruto, encargados por YPF y entregados a principios de los ?80. Dos de ellos llegaban a medir 240 metros de eslora (longitud) y 33 de manga (ancho). Si bien no fueron hechos para el exterior, tres se exportaron "usados", enarbolando primero la bandera panameña, para luego terminar su vida como piezas de chatarra en Bangladesh y la India, donde fueron desguazados, el último en 2009.
Pero Astillero Río Santiago también exporta buques "nuevos", hechos a pedido para el exterior.
Desde su transferencia al Estado provincial en 1992, se produjo para una naviera alemana una serie de cinco graneleros de 165 metros de eslora y 27.000 toneladas de porte bruto.
Hoy el astillero está cerca de concretar un nuevo hito, la exportación más grande de su historia, y quizá de la historia argentina: el petrolero "Eva Perón", encargado por la empresa venezolana Pdvsa, que después de diez años de la firma del contrato, está en fase de pruebas de navegación. Al igual que su gemelo, el "Juana Azurduy", mide 182 metros de eslora y 32 de manga, con 47.000 mil toneladas de porte bruto. El valor de la operación es de 150 millones de dólares.
Las de menor tamaño
¿Y el objeto de menor tamaño exportado por nuestro país?
"Los llamamos pajuelas, y son parecidos a los tubitos con tinta que van dentro de las biromes", explica Mariano Etcheverry, director de la Cámara Argentina de Biotecnología de la Reproducción e Inseminación Animal.
Con un peso estimado de 5 gramos por unidad, las dosis de semen para inseminación artificial son para Pérez Santisteban "la exportación argentina más pequeña y liviana", y son operaciones frecuentes desde 1990, con un fuerte crecimiento: la cantidad se triplicó en los últimos diez años, y aumentó 612% desde 2003.
En 2015 se exportaron 622.000 dosis por US$ 2,2 millones, con mucha dispersión de precios, hasta miles de dólares por dosis.
Sin embargo, aún hay mucho espacio para crecer, incluso en Brasil, donde la participación de mercado de la Argentina es el 7 por ciento. A nivel mundial, estamos en el puesto 17º de un ranking encabezado por Estados Unidos y Canadá.
La actividad requiere de autorización sanitaria, por lo que la exportación comenzó en el Mercosur, y se está abriendo el mercado chino, pero Estados Unidos y la Unión Europea aún están fuera de alcance.
Los clientes finales son criadores que quieren obtener animales reproductores de mejor calidad, o productores que buscan mejorar la genética de su rodeo, el 99% es para obtener carne. El sector lácteo argentino, en cambio, importa el 90% de las dosis que aplica.
La genética bovina también se exporta en forma de embriones y de animales vivos.
"En 2015, se exportaron 183 reproductores y 4160 embriones por valor de US$ 1,5 millones. Esto incluye 1000 dosis que se enviaron a China, fue el primer envío a ese país", dice Etcheverry.
Cuando se trata de yeguas de polo, sin embargo, el precio se mide en decenas de miles, aunque es una exportación más esporádica y su valuación es incluso más arbitraria ya que si el animal que "produce" la dosis fue utilizado por alguno de nuestros jugadores más prestigiosos, las cifras se disparan.
La más novedosa
¿Y la exportación más novedosa?
Aunque el caso de Invap es el más impactante, luego de la venta de tecnología nuclear a Australia, una nueva estrella se sumó a la canasta exportadora argentina: se trata de la impresión 3D.
En este campo, Gino Tubaro se hizo famoso internacionalmente a los 21 años al ganar el concurso "Una idea para cambiar el mundo" que organizaba el History Channel.
Su emprendimiento, llamado Atomic Lab, ofrece prótesis a costos accesibles; lleva más de mil "manos" producidas, que se usan en América latina, y países más alejados como Tailandia y Egipto.
Empezó en su casa cerca de la villa de Pompeya, y hoy emplea a siete personas en un taller de 350 m2 con 20 impresoras, en Parque Patricios.
Nuestro país también exporta impresoras de desarrollo propio. Empresas como Chimak, Kikai Labs, Replikat y Trimaker surgieron a partir de 2011 y ya exportaron máquinas a distintos países de Sudamérica.
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