Logística complementaria
Construir consensos entre países y evitar la competencia, la vía para mejorar la actividad
En la rutina diaria de la operación logística, lo imperativo es elaborar las respuestas adecuadas e inmediatas para llevar adelante la operación. En ocasiones se trata de la documentación, en otras de los tiempos para cumplimentar plazos de embarque o de distribución, de interactuar con proveedores y funcionarios, etc.
Las urgencias atraviesan la cadena logística en forma sistemática, pero imprevisible; por esa razón el operador logístico es, frecuentemente, una persona de vastos recursos.
La cadena logística, indudablemente, se sostiene sobre la base de la planificación de las operaciones, pero su ejecución requiere de "operadores" atentos y dotados con una buena cuota de inmediatez -sensata, por supuesto- como para resolver la coyuntura. En síntesis, jamás le pregunte a un logista cuáles son las urgencias porque las desconoce. Antes bien asegúrese de que posea un amplio repertorio de recursos para actuar en la contingencia.
Lo importante, en cambio, es aquello que no nos apremia, pero que hace a lo estructural; que es compatible con el mediano y largo plazo. También permite apoyar la toma de decisiones en diagnósticos, y su instrumentación puede planificarse para responder con solvencia a las variaciones en la oferta y demanda futura de bienes y servicios. Lo importante debe ser consistente con los escenarios futuros.
Aquí es donde la idea de la infraestructura y su administración cobran una dimensión particular.
La planificación de las infraestructuras para el transporte tiene sus complejidades: planear escenarios futuros, avizorar el crecimiento del PBI local o mundial, prever a 15 o más años la demanda posible a los aeropuertos, puertos, trazas viales y ferroviarias, puentes, a la misma infraestructura de conectividad física nacional y regional, a las capacidades de almacenamiento y transferencia, etc.
Convengamos que como proyecciones, la aproximación a la realidad podría diferir hasta en un 100% respecto de lo planificado. Por ejemplo, aventurar la necesidad de construir dos pistas paralelas, en adición a las existentes, en el aeropuerto de Ezeiza, aparece, por lo menos, cuestionable en lo inmediato, evaluable en el mediano plazo o, finalmente, descartable.
Parangonando los criterios que permiten definir "complejos productivos", podríamos hacerlos extensivos a los servicios logísticos de los que puede y debe valerse una región o un país partiendo de consensos de complementariedad -y no de competitividad- productiva de las cadenas de valor.
No es simple, pero es necesario y posible. Sólo hace falta repensarnos como partes de un todo en el que ninguna de las partes es subsidiaria de la otra.
El autor es gerente general de TCA
Juan Carlos Lomaglio
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