Los puntos de la agenda local
El ejercicio realizado por DHL es muy valioso: las proyecciones lineales difícilmente nos permitan acertar respecto al mundo que viene, por lo que la visión de escenarios futuros es una alternativa útil para prever el futuro.
Los escenarios delineados por los expertos reflejan varias megatendencias, que muy probablemente curran en forma simultánea y en proporciones difíciles de predecir.
Mi visión es que el consumo masivo de bienes seguirá aumentando en el mundo, al salir de la pobreza millones de personas que hoy subconsumen.
El movimiento masivo de materias primas muy probablemente continuará. Si nos atenemos a la posición mayoritaria en la comunidad científica, el calentamiento global se acentuará y se tornará imprescindible organizar una acción colectiva eficiente para mitigarlo. Eso se reflejará en presiones por parte de la comunidad internacional, con metas de emisiones como ya se ha insinuado en el reciente COP 17 (la decimoséptima edición de la Conferencia de las Partes, que firmaron la Convención Marco para el Cambio Climático de Naciones Unidas).
En el ámbito del transporte esto implica desarrollar sistemas más limpios y eficientes que los actuales, además de acciones tendientes a la "logística verde".
Los países en desarrollo deberemos presionar para que se establezcan mecanismos de financiación blandos que hagan posible estos cambios; los existentes hasta ahora (Protocolo de Kyoto) no han sido de utilidad en el transporte. Se precisan nuevos mecanismos (fondos verdes) pero la crisis económica en los países que deberían aportar los recursos puede dificultar su implementación.
La reducción de emisiones no se logrará sólo con sistemas más limpios, sino que se procurará también reducir la necesidad de movimientos contrarrestando la tendencia a la hipermovilidad. Esto es más viable respecto de los flujos de personas en ciudades y más difícil en el flujo de cargas. En este último caso la reducción de movimientos puede provenir de la relocalización de las cadenas de valor o de prácticas proteccionistas. Las primeras pueden verse impulsadas por otra megatendencia de alta probabilidad: un incremento sustancial en el precio de la energía; su impacto sobre el transporte es variable, más intenso en el transporte carretero y aéreo que en el marítimo y ferroviario. Las segundas puede ser por un "neoproteccionismo verde", en el que algunos países utilicen argumentos ambientales como instrumentos de su política comercial, o porque los consumidores discriminen productos según su huella de carbono, en la que la logística tiene un peso no menor.
Sea cual sea el motivo de la reducción de flujos, conlleva una restructuración de las cadenas de abastecimiento de manera que movimientos globales se tornan regionales, relocalizando actividades productivas.
Una de las consecuencias de planificar por escenarios es la necesidad de establecer estrategias robustas, que puedan ser exitosas cualquiera sea el escenario que finalmente se materialice.
Visto desde la Argentina, el ejercicio de DHL nos sugiere:
- Asegurar una logística limpia y eficiente en el suministro de alimentos al mundo
- Atacar integralmente la movilidad urbana en las grandes ciudades, combinando las políticas modernización y mejora del transporte público con las de desarrollo urbano
- Poner énfasis en la conectividad regional, facilitando la integración comercial y productiva con los países del área
- Trabajar activamente con otros países en desarrollo en la agenda del cambio climático, insistiendo en mecanismos de financiamiento preferenciales para inversiones en sistemas de transporte limpios, y avanzar internamente en la agenda de la adaptación para reducir la vulnerabilidad de nuestras cadenas logísticas.
El autor es docente de la Universidad Nacional de San Martín.
José Barbero