Por qué el Canal de Suez y otras vías marítimas están bajo presión
Esta semana Shoei Kisen Kaisha, una firma japonesa, difundió una gacetilla de prensa en la que se pone de rodillas para pedir perdón luego de que su barco, el Ever Given, quedó atascado en el Canal de Suez. Supuestamente fueron vientos fuertes los que lo sacaron de curso el martes, lo que impide que otros barcos atraviesen esa vía navegable.
La terca negativa del Ever Given a reflotarse ha generado miles de memes, pero el daño económico no es ningún chiste. Por el canal pasa el 12% del comercio global medido por volumen y una ruta alternativa entre Asia y Europa, dando la vuelta al cabo de Buena Esperanza, agrega más de una semana al viaje. El canal de Suez es uno de muchos pasos marítimos estrechos de los que depende el comercio marítimo. En la lista se incluyen otros como el canal de Panamá, que une el océano Atlántico con el Pacífico, y el estrecho de Hormuz, que conecta el Golfo Pérsico con el golfo de Omán. Aún sin tener atravesado y deteniendo el tráfico un barco que es tan largo como es alto el edificio Empire State, estos pasos marítimos estrechos están bajo mayor presión que nunca.
Uno de los motivos es que, hasta la pandemia del Covid-19, el volumen del comercio marítimo estaba creciendo. En 2010 viajaron por mar 8400 millones de toneladas de carga. Para 2019 la cifra había crecido a 11.100 millones de toneladas. Y así como han crecido los volúmenes de comercio también lo ha hecho la importancia de estos pasos marítimos estrechos para el transporte de productos cruciales tales como alimentos y combustible.
En 2000 el 42% de las exportaciones globales de granos pasaron por lo menos por un paso marítimo estrecho, según Chatham House, un centro de estudios. Para 2015 la cifra había crecido el 55%.
En respuesta a ello algunos de estos pasajes marítimos han expandido su capacidad. En 2015 un proyecto de expansión por valor de US$ 8000 millones agregó 35 km de nuevos canales a Suez y se dragó los canales pre-existentes, lo que permite el paso de barcos más grandes. Un año más tarde se completó una expansión del canal de Panamá, lo que lo volvió suficientemente grande para que pasen por allí el 79% de los barcos de carga, comparado con sólo el 45% antes.
Una solución más fácil podría ser evitar por completo estos pasos marítimos estrechos. Los oleoductos ofrecen una alternativa para productos tales como el petróleo. El oleoducto Sumed por ejemplo transporta petróleo entre el Mar Rojo y el Mediterráneo. Pero no todos los bienes pueden ser transportados por tierra tan fácilmente. Rusia está entusiasmada con la creación de una ruta por el mar del Norte, atravesando el hielo del mar ártico que se descongela, como paso alternativo entre Asia y Europa. Pero la temporada de navegación de sólo tres a cuatro meses cada año y las condiciones impredecibles del hielo hace que esto aún sea irrealizable.
La inestabilidad política y los conflictos aportan más razones para buscar una manera de evitar los pasos marítimos estrechos. En 2019 los rebeldes Houthi, que combaten contra una coalición encabezada por los sauditas en la guerra civil de Yemen, se apoderaron de una nave saudita en el Mar Rojo que arrastraba una plataforma petrolera marina surcoreana. La costa de Yemen da al estrecho de Bab al-Mandel por el que buques tanque transportan alrededor del 10% del petróleo del mundo que viaja por mar. Piratas somalíes también actúan en estas aguas. En los últimos años alrededor de la mitad de los incidentes de piratería se han dado frente a las costas de Somalia o Indonesia, donde los barcos atraviesen el estrecho de Malacca, que en su punto más estrecho mide sólo 2,7 km de ancho.
Y si bien el cambio climático algún día puede hacer que resulte práctica la vía a través del ártico, también representa una amenaza para los pasos marítimos estrechos. Se volverán más comunes los eventos climáticos extremos. En 2016 una larga sequía en América Central forzó la imposición de restricciones a la profundidad del canal de Panamá, las que impidieron atravesarlo a algunos de los barcos más grandes. Y los niveles en alza de los mares son una amenaza para la viabilidad de los puertos.
Poca gente hubiera esperado que un solo barco inutilizará por tanto tiempo una de las vías comerciales más vitales del mundo, pero el Ever Given es un recordatorio gigantesco de la fragilidad de las cadenas de aprovisionamiento. Puede tardarse días o incluso semanas en abrir el paso, momento en el cual el canal de Suez retomará el servicio normal, con el paso de casi 19,000 naves por año. Pero la solución a problemas en las rutas comerciales marítimas podría exigir algo más que grúas, excavadoras y remolcadores. Los gobiernos y las compañías tendrán que planificar la respuesta a más dificultades en los pasos marítimos estrechos.