Qué hacer con el comercio en caso de emergencia
Imaginemos a los protagonistas del comercio exterior mundial como ejércitos que se enfrentan por el acceso a los mercados.
Fácilmente se podrá identificar a los más poderosos, a los más débiles, las alianzas y negociaciones que surgen de la inequitativa distribución de las fuerzas.
¿Qué imagen proyecta la Argentina? Se la ve replegándose, cuestionando la ineficacia de sus líderes y la ausencia de una estrategia coherente. En plena crisis interna, se enfrenta a la deserción y al agotamiento de sus tropas que reclaman soluciones inmediatas y prácticas.
Con la devaluación del peso, asomó un intento del Gobierno de renovar la estrategia. En el comercio exterior, puede ser un arma poderosa y beneficiosa, pero si la táctica no está definida y no se sabe qué hacer con ella, los esfuerzos serán en vano.
¿Cuáles son entonces las prioridades en casos de emergencia? LA NACION consultó al respecto a varios especialistas que analizaron la crisis e identificaron las líneas de acción más urgentes.
Para el director del Insituto de Comercio Internacional de la Fundación BankBoston, Félix Peña, debe realizarse:
- Un gran esfuerzo coordinador de todos los esfuerzos.
"Sería una acción rápida para coordinar lo que hoy está disperso. Esto no debe confundirse con concentrar en un lugar los esfuerzos, sino que bajo el liderazgo de la Cancillería -porque le compete esa función y porque tiene la antena en el exterior para conectar en red todas las instituciones para promover las exportaciones- se forme una suerte de comité con las fundaciones ExportAr e Invertir, y las secrtearías de Pyme, de Comercio y de Agricultura", dijo.
- Un portal concentrador de toda la información.
"Para favorecer la coordinación, es necesario un portal que anule la dispersión al concentrar toda la información sobre las oportunidades comerciales y sobre cómo operar. Hay varios ejemplos en Brasil, México, Chile y Canadá, entre otros", explicó.
- Estimular a los que ya exportan para que aumenten sus ventas.
"Se trata de un enfoque bien práctico: trabajar sobre la base de una lista de las 1000 empresas exportadoras. La idea sería ver qué necesitan, qué les falta a los que ya demostraron ser exitosos y competitivos exportando, incluso a pesar de la convertibilidad, para que dupliquen o tripliquen sus ventas, con un enfoque eminentemente pragmático. Se trata de uno de los recursos más transparentes y con mayor información para explotar", se ñaló Peña.
- Impulsar las acciones de las entidades intermedias.
La unificación de políticas exportadoras activas debe sustentarse en un mayor conocimiento, coordinación y estímulo de "las cámaras de comercio sectoriales, las fundaciones de los bancos y las secretarías de Estado. Habría que ver qué están haciendo las distintas cámaras empresarias respecto de sus programas de exportación, si facilitan el acceso a la información, si brindan asesoramiento y si promueven la asociación para la salida exterior de las empresas".
- Con la mirada en Brasil.
"Una línea inmediata y práctica, ahora que desapareció el factor negativo para exportar, es trabajar con los mercados regionales, particularmente con Brasil. Habría que sacar provecho de un trabajo realizado por el consulado argentino en San Pablo que identifica la brecha entre lo que exportamos a Brasil, y lo que este país importa, en los mismos rubros, de países terceros que no tienen preferencia arancelaria", explicó el directivo.
Integración regional
En el seno del Mercosur, toma fuerza la tendencia de integrar las cadenas productivas del bloque orientadas a la exportación, comenzando por las Pyme y por las economías regionales.
"Estas empresas tienen una complementación casi natural con los mercados del bloque, como las cadenas de valor de la madera, del cuero, del calzado y de la indumentaria infantil, entre otras. Hay que aprovechar la experiencia exportadora de Brasil y Chile; aunque seamos competidores, queda mucho por hacer respecto de la coordinación", concluyó Peña.
Desde la Cancillería, al bloque económico del sur también se lo interpreta como el ariete de las exportaciones argentinas, según manifestó el director general de Promoción Exterior del organismo, Antonio Seward.
"El año pasado se formó (en el Mercosur) un grupo especializado para la promoción conjunta de las exportaciones", señaló el embajador, tras informar que "durante la actual presidencia argentina del bloque se plasmarán una serie de acciones específicas".
Seward explicó que una de ellas será una misión comercial que partirá en mayo a Sudáfrica "para promover las exportaciones del Mercosur en ese país".
Asimismo, "en junio organizaremos aquí un foro de exportadores del bloque regional cuyo principal objetivo será la cooperación bilateral".
Seward coincidió con Peña en cuanto a la necesidad de "concentrar toda la información disponible, por eso estamos trabajando -también desde el Mercosur- en un portal de negocios para tal fin, que se llamará Mercosurtradenet . Este portal lo complementaremos con una oficina comercial", sostuvo.
Consciente del valor capital de la información, la Cancillería impulsará el envío diario de las oportunidades de negocios disponibles y un boletín mensual con datos estadísticos y comerciales.
"Uno de los mayores déficit que existe en cuanto al comercio exterior es el poco conocimiento y uso que se hace de los servicios gratuitos que brinda la Cancillería", explicó.
En lo que a promoción respecta, Seward fue terminante:"la Cancillería sabe que pretender aumentar las exportaciones sin promoción es como tratar de vender sin publicidad. Por eso estamos gestando una verdadera diplomacia comercial con las embajadas en el exterior".
Crecer exportando
El funcionario subrayó que es imperativo un cambio cultural:"las exportaciones argentinas representan menos del 10% del PBI. Si bien no podemos pensar en porcentajes del orden del 70%, no es utópico tener la meta del 20%".
Para revertir esto, el embajador propuso "incentivar el trabajo mancomunado entre el sector público y el privado", y ponderó que "sólo el diálogo permanente es la clave del éxito".
Seward estimó que la recuperación vendrá por el lado "de una fuerte demanda externa existente, que será el mayor impulso para la economía nacional, pero debe ser complementada con una oferta más agresiva".
"El cambio de la paridad mostrará su efectividad hacia fines de este año; la economía argentina crecerá mediante las exportaciones", indicó.
El común denominador de las opiniones recabadas es el siguiente: la devaluación no alcanza.
Existen dos armas alternativas para competir en el mundo: un precio competitivo, o un producto diferente. La Argentina no pertenece a ninguno de los dos equipos, y todavía no sabe dónde se va a alistar.
Sin embargo, la primera opción ya se ve lejana. Resulta difícil competir frente a protagonistas avanzados y aguerridos como el sudeste asiático, China y Brasil.
"Para seducir al mercado mundial, no nos bastará un precio un poco más bajo", destacó el especialista en marketing internacional y comercio exterior, Ricardo Vanella.
En efecto, poco más de 500 empresas explican el 90% de las exportaciones argentinas, con una participación mínima de las Pyme en el restante 10 por ciento. "Dado el bajo nivel de internacionalización de estas últimas, es legítimo pensar que el efecto esperado en el aumento de las ventas internacionales será más bien reducido, limitado a las grandes empresas, quienes ya tienen organizados sus esquemas de participación fuera de las fronteras", explicó.
Queda entonces la opción de la diferenciación.
El eje es la definición precisa de cuáles son los sectores prioritarios, verdaderos "emblemas" comerciales del país; hacia ellos deben converger los mayores esfuerzos. Los principales protagonistas de ese sistema son, por un lado, las grandes empresas -como embajadoras comerciales- y, por el otro, las Pyme, sector que cuenta con el mayor potencial, y que es por lejos la principal fuente de trabajo del país.
Lo mismo opinó Josué Berman, director de la carrera de especialización de Posgrado de la Facultad de Comercio Exterior de la Universidad de Buenos Aires, quien sostuvo que la corrección cambiaria en curso implica desactivar una de las razones de la distorsión que mantenía anclada la apertura exportadora, pero eso no significa haber superado el complejo conjunto de factores que hacen a la competitividad.
"Mientras se mantengan niveles tan altos de volatilidad macroeconómica como los actuales, no tenemos esperanza. La estabilidad interna tiene un alto impacto, y el crecimiento del mercado interno resulta imprescindible para ganar economías de escala", reflejó Berman, que también se desempeña como presidente de la Comisión de Estudios sobre Comercio Exterior y Organizaciones Regionales del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires.
Para el profesor, se deben institucionalizar políticas a mediano y largo plazo que cubran, con profesionalismo, las negociaciones internacionales binacionales, regionales y multilaterales; las decisiones tributarias, la orientación de las políticas científica y tecnológica, y la coordinación con el sector privado de acciones de orientación y estímulo a la exportación, con énfasis en las Pyme.
El problema es que muchas cadenas productivas están hoy desarticuladas, y se necesitará cierto tiempo para reponerlas, para que se vayan reestructurando la producción intrasectorial y las relaciones entre productores y proveedores.
Siete claves
Según Vanella, siete elementos principales conforman un sistema contundente para potenciar las exportaciones argentinas. Estos son:
- Régimen fiscal de incentivo específico para la empresa exportadora: una manera concreta de orientar a las empresas hacia el camino exportador, otorgándoles elementos que colaboren con su competitividad intern acional.
- No exportación de impuestos: implica la necesidad de un mecanismo ágil y eficiente de devolución al exportador (que no puede ni debe hacer gratuitamente de "banco" del Estado) de los impuestos internos existentes en el proceso productivo.
- Simplificación de trámites para la exportación: los laberintos burocráticos son costosos en tiempo y dinero; conviene disponer de sistemas modernos, eficaces y de sencilla implementación.
- Racionalización de costos laborales: indica la creación de un esquema específico para la empresa exportadora, particularmente la Pyme, en términos de cargas sociales.
- Desregulación de monopolios: la genuina competencia es una regla de oro del libre comercio.
- Financiación de proyectos: es vital que el sector bancario funcione de manera coherente con una economía que lucirá mejor en la medida en que sus empresas progresen. Esto significa orientación a financiar proyectos exportadores -no sólo patrimonios- a tasas razonables.
- Esquema de Certificación de Calidad: el comercio mundial no se basa sólo en el precio (el lector debería preguntarse si todo lo que compró en los últimos veinte años fue en función exclusiva de un precio más barato). Existen otros elementos, entre los que se destaca la confiabilidad del proveedor. Las Pyme argentinas necesitan presentarse al mundo con un "pasaporte universal" -por ejemplo la certificación ISO- que genere en la demanda una percepción de seguridad acerca de lo que compra. Será conveniente facilitar mecanismos de certificación ISO económicamente accesibles, para lograr que los mercados por penetrar sean más permeables a los productos argentinos.
Por su parte, Berman está convencido de que "aunque las empresas puedan implantar métodos adecuados de gestión empresarial, disponer de recursos humanos calificados, y tener condiciones para la creatividad, el diseño y la innovación que les requieren los mercados, resulta imprescindible que el Estado establezca las condiciones que orienten, regulen y coordinen la acción del sector privado".