Reducción de costos desde el Uruguay
El caso de la Zona Franca Libertad
No todos los días se encuentran páramos fiscales. Los empresarios saben que los costos, entre los que se cuentan los impositivos, suelen restarle competitividad y margen de ganancia a sus negocios.
En este marco, las zonas francas recobran la funcionalidad para las que fueron creadas: agilizar el intercambio comercial y, al mismo tiempo, reducir los costos operativos. Bajo estos parámetros funciona desde hace cinco años, en Uruguay, la Zona Franca Libertad (ZFL).
De origen privado y ubicada a 49 kilómetros de Montevideo, por la ruta nacional N° 1, la ZFL tiene como principal ventaja la de ser una base virtual de operaciones.
"Se está notando una mayor presencia de la carga argentina, nuestro principal mercado", señaló Ricardo Musih, director comercial de la zona franca, tras agregar que "el crecimiento se produce por la consolidación de las operaciones de las compañías multinacionales que confiaron en ZFL como centro de distribución para la región".
Exenciones
Como área de libre comercio, la ZFL permite la "exoneración del impuesto a la renta, al patrimonio, a las ganancias y a los bienes personales". Asimismo, no se cobran derechos aduaneros en los costos de financiación y seguros, ni IVA por la prestación de servicios, y las tasas se calculan "únicamente sobre el valor original de la mercadería y el flete".
Un punto importante es que se pueden cancelar "las operaciones de importación y exportación en cualquier tipo de moneda, con disponibilidad de libre transferencia al exterior". También se permite la cancelación de las admisiones temporarias. En virtud de los alicientes y los beneficios, la ZFL "logró atraer, en sus cinco años de trabajo, a más de 85 empresas de las cuales 45 están operando como usuarias indirectas", según aseguró el vicepresidente de la zona franca, Ariel Trombotti.
La ley 15.921 de zona franca de Uruguay establece que en estas áreas especiales pueden desarrollarse actividades de "comercialización, depósito, almacenamiento, selección, acondicionamiento, clasificación, armado, desarmado, fraccionamiento, manipulación o mezcla de mercancías o materias primas de procedencia extranjera o nacional".
A su vez, se permite la "prestación de servicios financieros, de informática, reparaciones y mantenimiento, profesionales y otros que se requieran para el mejor funcionamiento de las actividades instaladas y la venta de dichos servicios a terceros países".
"El aspecto más importante de esta ley -agregó Trombotti- es la garantía del Estado uruguayo que se hace responsable por daños y perjuicios ante cualquier cambio de legislación, lo cual da un mayor respaldo a las empresas establecidas en la zona franca". Según el directivo, también "existe la posibilidad de canalizar los tráficos a diferentes países desde la zona franca".
La misma ley prescribe que el usuario indirecto es aquel que tiene derecho a operar en las zonas francas a partir de un contrato con un usuario directo (en el caso de la ZFL se trata de Rentex y Centerway SA) y como requisito se exige que sea una sociedad anónima que en sus estatutos explique que sus actividades quedan restringidas exclusivamente a la zona franca. De esta manera, se abre el juego para que empresas internacionales puedan operar en la ZFL y gozar de las exenciones tributarias y de la infraestructura que allí se ofrece.
Más información en la oficina de Buenos Aires de ZFL por el 4382-6386.
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