Se complica la situación de los puertos en la Argentina
El sector agroexportador y agroindustrial de la Argentina es afectado por una serie de huelgas de sindicatos de distintos eslabones de la cadena de producción y exportación por cuestiones salariales. En este marco el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (SOEA), que representa a los trabajadores del polo agroindustrial y agroportuario argentino, ubicado al norte de Rosario, reclama un bono extraordinario por trabajar durante la pandemia de Covid-19. SOEA realizó una huelga reciente de varios días, que finalizó el 6 de diciembre luego de que las empresas pidieron al sindicato volver a la mesa de negociaciones. Hasta el momento, el diálogo con la cámara de empresas procesadoras de granos (Ciara) no ha avanzado de manera significativa. La cámara sostiene que los montos reclamados no son factibles.
La huelga afecta a las localidades de San Lorenzo, Puerto General San Martín y Timbúes, un cordón agroindustrial ubicado unos 50 kilómetros al norte de Rosario donde se embarca el 80% de los productos de la cadena agrícola del país.
Por otro lado, la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, que representa a los obreros del sector de procesamiento de granos fuera del eje ubicado al norte de Rosario reclaman un aumento de salarios por inflación. Hizo una huelga que afectó las operaciones de molienda de granos el 1° de diciembre y también negocia con Ciara.
Se realizan asambleas diarias que interrumpen temporalmente las labores portuarias.
Además el Sindicato de recibidores de granos, Urgara, que representa a los inspectores en los puertos de granos de la Argentina, exige mejores salarios a las empresas a través de negociaciones con la Cámara Comercial de Puertos Privados (CPPC). Realizó una huelga de 24 horas esta semana, en conjunto con la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso. Además realiza asambleas diarias que interrumpen temporalmente las labores portuarias.Los inspectores de Urgara analizan los granos que ingresan a los puertos en camiones y cuando son embarcados, lo que significa que las huelgas del sindicato pueden impactar en la actividad de puertos de granos en todo el país.
También, cuatro sindicatos de trabajadores ligados a la actividad portuaria que representan a las tripulaciones de barcos remolcadores reclaman aumento salarial. Iniciaron una huelga a mediados de noviembre. El Gobierno nacional ordenó una conciliación obligatoria, pero esta expiró el 4 de diciembre, lo que abre la posibilidad de nuevas medidas de fuerza. Fuentes portuarias aseguran que los sindicatos y la Cámara Argentina de Remolque (CAR) aún están lejos de llegar a un punto de acuerdo en las negociaciones.
Mil millones de dólares por día
El reclamo de Urgara, que agrupa a 22.000 personas que trabajan en los 22 puertos privados del país, se basa en un pedido de aumento salarial del 48%, que está por encima de la inflación, además de un bono que consiste en un sueldo, más $80.000, según consigna Gustavo Idígoras, presidente de las cámaras que agrupan a los productores de aceite y a los exportadores de cereales.
"El salario mínimo de una persona que ingresa, es decir el básico mas los adicionales por las horas trabajadas es de $100.000 brutos, para un trabajo totalmente automatizado", consigna Idígoras. "El salario promedio está por encima de los $150.000. Hay un plus por fin de semana, ya que los puertos están activos. Y además si se toma el turno noche, el ingreso puede llegar a los $250.000".
La situación actual es de "quita de colaboración", que significa que se trabaja "a voluntad". "Si hay que descargar 400 camiones, quizás se descargan 200", dice Idígoras, en diálogo con La Nacion.
¿Podría ser una causa de despido? "Desde lo legal puede ser, pero desde la práctica preferimos evitar estos cuestionamientos y llegar a un acuerdo salarial", afirma Idígras..
Las demoras para cargar y descargar además de un sobrecosto para el exportador, afecta a la marca país. Cada envío al exterior se hace en base a cálculos milimétricos que abarcan horarios, playones, transporte, etcétera. En la Argentina el importador contrata los barcos, que deben estar cargados en tiempo y forma. Todo lo que no se cumple es pagado por el exportador. Si esto es recurrente, el importador busca otro país que le genere menos problemas y se asegura el stock.
Según Idígoras, un día de paro puede costarle al país US$1000 millones.
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