Tres cuestiones clave para los importadores

Las importaciones se desarrollan desde hace varios años al influjo de un sistema de comercio exterior administrado, y desde febrero de 2012 están sujetas a un régimen de solicitudes previas no automáticas que abarca al ciento por ciento de los bienes del universo arancelario (algo que nunca había ocurrido anteriormente), mediante el uso de las declaraciones juradas anticipadas de importación (DJAI), cuya aprobación en tiempo y forma ha tenido muchas variaciones durante el tiempo transcurrido, mediante criterios de aprobación o rechazo basados, en gran medida, en reglas no escritas ni formales, además de cambiantes y discrecionales a lo largo del tiempo.

Así, la actividad ha sufrido muchísimas trabas e inconvenientes, en algunos casos muy graves, para poder desarrollarse con la normalidad que cualquier operación de alcance internacional exige, dada la programación anticipada que debe considerarse por sus naturales requerimientos productivos, financieros y logísticos, para llegar al país sin sobresaltos.

Esas dificultades, que en el segundo semestre de 2012 se habían flexibilizado notoriamente, escalaron significativamente durante 2013. A pesar de que las cifras de importación globales mensuales muestran incrementos interanuales del orden del 10%, que principalmente se deben a un importantísimo aumento de la importación de combustibles (sumó el 20% de las importaciones en agosto) y para la atención de los grandes sectores productivos de interés oficial (fundamentalmente automóviles, minería, armado de productos electrónicos y electrodomésticos en Tierra del Fuego, petróleo, grandes empresas siderometalúrgicas y de minerales no metalíferos, y algunas otras grandes empresas), un gran número de compañías medianas y pequeñas, industriales, agropecuarias, comerciales y de servicios enfrenta gravísimos problemas por no poder normalizar sus operaciones y, en varios casos, hasta para sobrevivir.

En este camino, se han multiplicado efectos seguramente no deseados para la Administración, derivados del hecho incontrastable de que más del 82% de lo que Argentina importa va a la producción o a infraestructura: falta de maquinarias, insumos, materias primas, partes, piezas y repuestos imprescindibles para muchas actividades productivas –que en su gran mayoría no tienen contrapartida de fabricación local–, problemas en el empleo, anulación o postergación de inversiones en muchas actividades, y conflictos con países proveedores que son además importantes destinos de nuestras exportaciones.

Las tres cuestiones más importantes que necesita la actividad para desarrollarse normalmente son:

• Modificación del sistema actual de administración de las importaciones, estableciendo únicamente reglas de juego formales, escritas, enmarcadas estrictamente en las normativas de la OMC a las que está adscripta nuestro país, y que permitan de esa forma tener previsibilidad y automaticidad en el desarrollo de la actividad a quienes cumplen lealmente dichas reglas formales.

• Recuperar una operatividad normal en el mercado cambiario, desmontando las agudas restricciones que rigen actualmente.

• Volver a insertar fuertemente a nuestro país en el mundo, resolviendo los conflictos comerciales que generó la política de administración del comercio, con especial énfasis en nuestros principales socios regionales e internacionales, y estimulando de esa manera la llegada de nuevas inversiones al país, sin duda el paradigma global del siglo XXI.

Y como la importación no está encapsulada en un contexto cerrado, sino que es una actividad que tiene un rol relevante en el desarrollo productivo nacional, se hace necesaria además una profunda readecuación de la política económica general, que resuelva la distorsión de precios relativos y emprenda una ordenada reducción del gasto público, que permita bajar la inflación y generar políticas fiscales y monetarias que estimulen la inversión y racionalicen la evolución del consumo.

Datos elocuentes

La balanza exportadora
"Entre 2007 y 2012, los volúmenes exportados han caído y el rol de los precios fue crucial para rebalancear el resultado. En los próximos años no existirá este empuje de precios", dijo Enrique Mantilla, tras agregar que entre 2011-2014, las exportaciones "estarán amesetadas y su crecimiento será menor al 1% anual e inferior a la evolución del PIB".

"La elasticidad del comercio mundial en relación con el crecimiento del producto global pasó del 2,4% antes de la crisis al 1,4% en la actualidad", amplió. Asimismo, señaló que el cepo cambiario entre enero y junio de 2012 obtuvo US$ 7362 millones para caer a 1838 millones entre julio y diciembre de 2012, y a 1231 millones entre enero y junio de 2013. "En julio pasado fue negativo en 129 millones", apuntó.

Por último destacó que en 2011, la cuenta "turismo" se hizo deficitaria en 1139 millones, el déficit creció en 2012 a 4667 millones, y entre enero y junio pasado, el saldo negativo fue de 4500 millones.

Los tres ejes para innovar

Cuál es la estrategia que promueve la CERA

• Punto de partida.
  
  A partir del rechazo del status quo, la Cámara de Exportadores promueve la idea de avanzar en una estrategia cuyo principal concepto es de el una "Argentina Innovadora"

• Acciones en el plano institucional.
  
  El primer eje apunta a revalorizar la importancia de las instituciones económicas que favorecen el crecimiento, la libertad y la justicia social

• Acciones para tomar en el plano estructural.
  
  El segundo eje en el camino de lograr una "Argentina Innovadora" contempla la renovar el valor de la estructura exportadora para acrecentar las capacidades tecnológicas y la importancia de la innovación para crear empresas sustentables y empleos productivos

• Ideas fuerza en el plano conceptual.
  
  El último apunta a un fuerte énfasis de la importancia de promover la inversión, la innovación y la integración en el diseño de una estrategia exportadora de alta calidad

Diego Pérez Santisteban