Un factor que encarece la importación
Pese a la devaluación, se mantiene el tributo extra del 5% que desalienta las compras al exterior
Aunque la depreciación de la moneda nacional hizo pensar en que el Gobierno iba a redefinir inmediatamente temas importantes para el comercio exterior como la política arancelaria y los estímulos de exportación, nada de eso sucedió.
Ante la demora, la Asociación de Importadores y Exportadores de la República Argentina (Aiera) salió a pedir la derogación del factor de convergencia, que había sido instaurado por el ex ministro de Economía Domingo Cavallo a mediados de 2001.
Si bien fue presentado como un tipo de cambio especial para el comercio exterior, en el sector se lo considera un tributo extra a la importación independiente del Arancel Externo Común (AEC)y un estímulo a la exportación cuya alícuota móvil (que llegó al 7,5% y hoy está en el 5%) corresponde a la mitad de la diferencia de la cotización del dólar y del euro.
La consideración del factor de convergencia como tributo y no como medida de índole cambiaria en el caso de la importación, surge porque se percibe en el momento del ingreso para consumo de la mercadería.
Esto también explicaría por qué Cavallo decidió, en el momento de adoptarlo, bajar los aranceles de importación de bienes sensibles del 35% al 28%, para intentar no superar el máximo arancel tolerado por la OMC.
En una movida similar, redujo en un 7% los reintegros a la exportación, asignando un 0% de reintegros a los que tenían un 7% en este concepto. Así, intentó que las exportaciones argentinas no resultaran atacables en el extranjero por contar con subsidios que no suponen la devolución de impuestos internos.
Según algunos analistas, este propósito se logró sólo parcialmente porque el factor supone un estímulo del orden del 7% a bienes exportables que no tenían reintegros.
"En el caso de la importación, el factor de convergencia sería un derecho adicional. Sumado a la devaluación, encarece mucho el costo de las importaciones. En el caso de la exportación, su eliminación tendría que ir de la mano de una suba de los reintegros", dijo a LA NACION Natalia Pereyra, directiva de la Aiera.
En tanto, funcionarios de Estado y empresarios del sector exportador, admiten fuera del registro del grabador que el instrumento (que procura financiar a las exportaciones con lo recaudado del sobrearancel a las importaciones) resultó claramente deficitario.
Más aún cuando el año último las importaciones cayeron un 16% hasta ubicarse en US$20.700 millones y las exportaciones sumaron alrededor de 27.000 millones de dólares.
Pero en el Gobierno aún no hay una posición clara al respecto; probablemente porque una derogación del factor de convergencia podría gatillar una redefinición de la política arancelaria y de los reintegros.
Una fuente del Ministerio de la Producción aseguró, en forma confidencial, que esa cartera tiene un proyecto que deroga el factor de convergencia y restablece los aranceles máximos del 35% para los textiles, y sube un 7% los reintegros que habían bajado; pero aclaró que la decisión de ponerlo en marcha depende del Ministerio de Economía.
Desde la Aduana (que está en la órbita delPalacio de Hacienda), no vislumbran cambios inmediatos y señalan que hay sectores productivos que avalan la invención de Cavallo, porque les otorgó un estímulo a la exportación del que antes carecían.
Mercosur
La heterodoxa medida de Cavallo tampoco contribuyó a pacificar el conflictivo frente interno del Mercosur, lleno de controversias entre los gobiernos de la Argentina y Brasil desde la devaluación del real.
Más bien resultó como echar nafta al fuego, porque el factor de convergencia actúa en los papeles como una suerte de tributo intrazona. No casualmente Paraguay y Uruguay imitaron la medida gravando con sus propios aranceles el flujo comercial interno del bloque.
Para peor, su efecto tendiente a amortiguar un ingreso desmedido de bienes brasileños se licuó rápidamente por la pronunciada pérdida de valor de la moneda brasileña.
Además, Cavallo permitió restar el factor de convergencia a los tributos de la importación extra-Mercosur de bienes informáticos.
Así disminuyó la carga arancelaria para este rubro del 10% al 2,5% e irritó a los brasileños, que eran los principales exportadores al país de ese segmento, y debieron comenzar a competir por el mercado argentino con los más eficientes exportadores norteamericanos y japoneses.