Una política para su majestad, el transporte
Sus objetivos, que deben consensuarse, necesitan apuntar a aumentarla productividad, ganar nuevos mercados, disminuir costos, recuperar el empleoy mejorar condiciones laborales, reactivar la industria y facilitar el comercio exterior
Por la ubicación geográfica y sus condiciones climáticas, las características de lo que produce y lo que consume, y sus prácticas de comercialización internacional, en la Argentina se potencia la importancia del transporte, que termina siendo el insumo que define la ecuación de equilibrio para el éxito de muchos productos, en especial para aquellos cuyo precio se forma convencionalmente con escasa o nula participación del productor.
En nuestro país, y en la región, existen vastas zonas en que ciertas producciones han repuntado a partir de contar con posibilidades que bajaron los costos de transporte. El caso más emblemático que se nos ocurre es el de la hidrovía Paraná-Paraguay y la soja boliviana.
Durante mi gestión profesional, tanto en el ámbito privado como en la función pública, el objetivo perseguido siempre fue buscar el punto óptimo de la logística portuaria y del transporte de las cargas en general, en el entendimiento de que el puerto es el nodo de vinculación del comercio, y como tal hay que dotarlo de la mayor eficiencia para acercar el transporte marítimo al industrial y al productor agropecuario.
La articulación eficiente de todos los modos de transporte, utilizando el camión, el tren y el barco en las distancias y condiciones en las cuales cada uno de ellos presenta ventajas imbatibles, produce ese acercamiento, que se mide en costo y eficiencia, no en distancias materiales.
El puerto puede que sea el nodo del comercio que constituye el dechado de las complejidades propias de la logística y del transporte, por la naturaleza interdisciplinaria e interjurisdiccional que existe en todos los puertos, sin excepción. Se trate del puerto de Buenos Aires o del más pequeño puerto deportivo del país, se observarán en el mismo distintas dependencias públicas nacionales y provinciales, y prestadores de servicios varios, públicos y privados. A la vez que todos ellos serán interdependientes y sus relaciones estarán regladas por normativas de carácter local, nacional e internacional.
A estas complejidades en materia relacional se suman los requerimientos de infraestructura física y funcional, que necesita permanente actualización y alto grado de mantenimiento.
En la actualidad, la infraestructura portuaria, como la del transporte y la logística en general, no sólo son instalaciones materiales (muelles, edificios, rutas, galpones, grúas y demás maquinarias), sino que hay una infraestructura intangible de alto valor, como servicios de alta capacitación, planes organizativos, comunicaciones, informática e informatización, administración y otros.
Necesidad de una política de Estado
La Argentina necesita recuperar la red vial existente y proyectar su transformación en un sistema integral de carreteras modernas y en buen estado de conservación, que contemple las actuales y futuras necesidades y modalidades de circulación, presupuestando un plan maestro, con la pertinente previsión de fondos para su financiamiento.
También necesita recuperar y actualizar la infraestructura portuaria, y coordinar entre las distintas jurisdicciones y competencias una sistematización portuaria para establecer un objetivo regional compartido que impulse la complementariedad de las unidades del sistema para alcanzar la competitividad del conjunto.
El mismo procedimiento es aconsejable hacer en el área de ferrocarriles.
Asimismo, es necesaria una planificación general que englobe la integración de los modos de transporte, en este caso haciendo eje en el transporte de cargas, en la prestación de servicios y en el comercio de cosas y bienes.
En ese marco es imprescindible la adecuación normativa para la eficiente coordinación de competencias y jurisdicciones, que optimicen la logística, como modo de facilitar el desarrollo.
Es imprescindible el consenso para acordar las pautas básicas para la organización de esa estrategia de largo plazo, que constituyan el fundamento de las acciones inmediatas, y las de corto, mediano y largo plazo.
Por otra parte, es recomendable que el sistema ofrezca reglas de juego claras, que proporcionen seguridad y rentabilidad para la inversión, y recupere y mantenga el nivel de empleo, con capacitación laboral y profesional, y rentabilidad fiscal.
Consenso evidente
Los lectores pertenecientes al sector portuario coincidirán en que ese consenso primario es de fácil acceso, en razón de que en cada encuentro y/o intercambio de opiniones existe -de manera evidente- concordancia y acuerdo sobre la conveniencia de optimizar la logística y el transporte para generar desarrollo sostenible, siendo manifiesto que hay conocimiento y experiencia suficiente para definir las pautas pertinentes para planificar con holgura por los períodos adecuados, conforme lo usual en la materia con nuestros pares internacionales.
El primer punto de acuerdo es que el período por programar abarcaría varios turnos de gobierno, razón por la cual se necesita consenso político para asegurar la continuidad de lo planificado.
Para alcanzar tal consenso, las usinas de pensamiento de las fuerzas políticas (al menos aquellas con representación parlamentaria) deberían participar con idoneidad profesional en la elaboración del plan básico.
También existe bastante claridad para la definición de los objetivos básicos por conseguir. Aumentar la productividad, ganar nuevos mercados, disminuir costos, recuperar empleo y mejorar condiciones laborales, reactivar la actividad sectorial y facilitar el comercio internacional son las metas principales más evidentes.
La medida de largo plazo más requerida es, sin dudas, el establecimiento de reglas de juego claras, confiables y de aplicación no dificultosa. El diálogo con los sectores involucrados es imprescindible para el éxito y perdurabilidad de las mismas.
Para fomentar el movimiento de carga por buque, mejorar la red vial y la infraestructura portuaria, reactivar el transporte ferroviario, dinamizar los procedimientos administrativos, recuperar el sistema fluvial, eliminar las asimetrías -en especial de costos- con Bolivia y Paraguay, restablecer relaciones comerciales fluidas con Uruguay y Brasil, fomentar el cabotaje fluviomarítimo y recuperar alrededor de 3000 puestos de trabajo se vuelve imprescindible la coordinación de la actividad pública y privada, mediante políticas activas en materia de transporte, puertos, aduanas, industria naval, marina mercante, infraestructura vial y ferroviaria, y servicios públicos.
Conjunto
La competitividad sectorial, la armonía de empresas y trabajadores, el rol del Estado, el aporte académico y la inversión y apoyo financiero públicos y privados son posibles.
Hay que poner manos a la obra: el Estado -a través de las autoridades portuarias, la Aduana, Prefectura, AFIP, el INTI, el INTA, las autoridades sanitarias y de migraciones, los gobiernos provinciales y otras dependencias pertinentes-, por un lado, y empresarios y asociaciones empresarias, trabajadores, profesionales y técnicos, sindicatos, cooperativas agropecuarias, universidades e institutos y organizaciones no gubernamentales, por el otro, tienen la responsabilidad de dialogar para hacer su aporte, en el marco de sus respectivas incumbencias, al establecimiento de una política de Estado que asegure una herramienta de desarrollo para cada gobierno argentino de los próximos 50 años.
Acortar distancias
Eficiencia y costos son las dos caras de la logística
La logística, el transporte y los puertos son elementos esenciales para el eficaz desarrollo de cualquier país.
El funcionamiento eficiente de estas áreas de la economía depende de múltiples variables que es necesario coordinar interdisciplinariamente entre el Estado, las empresas y los trabajadores, con el pertinente apoyo académico que sume el alto valor intangible de la industria del conocimiento, para completar así los cuatro pilares para la fortaleza de un crecimiento con desarrollo, que produzca y distribuya riqueza equitativamente. Cualquiera de esos pilares es ineludible e indispensable; y ninguno de ellos puede desecharse sin romper la sinergia del ejercicio armónico de sus funciones indelegables.
La dinámica del mundo actual ha afianzado la interdependencia planetaria, que avanza conforme la medida en que se desarrolla la tecnología, en especial en el área de las comunicaciones. Como consecuencia de ello, hay bienes y servicios que se producen a grandes distancias de los lugares en que se consumen.
No viene al caso profundizar las razones, motivos o causas de este fenómeno, que pueden ser culturales, sociales, climáticas, agroalimentarias (contratemporada) u otras, ya que lo importante es abocarse a arbitrar los medios idóneos para conectar eficientemente la producción con los mercados, es decir, generar las condiciones óptimas para que los productos lleguen a los consumidores en las mejores condiciones y al más bajo costo, ya sea que se trate del comercio interno o internacional.
El autor es abogado y se desempeñó como subsecretario de Actividades Portuarias de la provincia de Buenos Aires
Luis Abot
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