Puerto franco. Veinte años reflejando la tensión pendular del comercio exterior
Promediaba la década del 90. El tipo de cambio favorecía las importaciones. La Argentina y sus países vecinos empezaban a recorrer el camino de la integración en el Mercosur. Para fines de 1994, ese bloque debería haber logrado que el ciento por ciento de los bienes circulara libremente, sin aranceles, entre los países socios. El dogma era privatizar, liberalizar, desregular, endeudarse...
Promedia la década del 2010.El tipo de cambio está regulado. El Mercosur, como gran promesa de inserción internacional de la Argentina firma, día tras día, pequeños certificados de defunción. El dogma es reestatizar, regular, vivir con lo nuestro...
Hace 20 años, la nacion tuvo la visión necesaria para dedicarle un espacio fijo, semanal, al comercio exterior. La globalización borró las fronteras, y las exportaciones e importaciones se transformaron en flujos bidireccionales entre eslabones de una cadena transnacional de producción y valor. Hace 20 años, la nacion percibió que el desarrollo definitivo del país vendría de la mano de la ampliación de su mercado, de la multiplicación de la oferta y demanda, y de su efecto virtuoso en el empleo.
El compromiso editorial permanece. Independientemente de la dirección pendular que la realidad económica de estas últimas dos década le haya impreso a la producción nacional. Por eso dedicamos esta edición aniversario a los votos por un resurgimiento de los negocios internacionales de la Argentina.
Y un hecho que lo refrenda fue la creación, la semana última, del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo 21, donde especialistas autoconvocados en un nuevo think tank desafiarán una vez más la volatilidad administrativa de cada Gobierno ofrendándoles las políticas estables de Estado en la materia.
Un mínimo común denominador de las mismas pueden verse en el decálogo inicial: incrementar la tasa de inversión; recuperar el abastecimiento energético; mejorar las expectativas; aliviar a las empresas de la actual presión tributaria y de las sobrerregulaciones de la economía; incrementar la oferta de financiamiento; mejorar la infraestructura; normalizar el tipo de cambio real; corregir el exceso de burocracia en los trámites y mejorar la eficiencia en las ventanillas; recuperar las relaciones internacionales, y reiniciar una política exterior de negociaciones y política comercial externa eficaz y al servicio de un plan estratégico de desarrollo de mediano y largo plazo.
Nuestro aporte: reflejarlo semanalmente.
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