Compradores bolivianos afluyen a Salta
En Aguas Blancas se reabrieron negocios cerrados años atrás y se instalaron nuevos comerciantes
SALTA.- Los negocios se abren rápidamente en Profesor Salvador Mazza, en el departamento San Martín, y en Aguas Blancas, en el departamento Orán, en el límite con Bolivia. Los pobladores ya viven la reactivación económica por efecto de la devaluación que ahora brinda ventajas a la exportación.
El arribo masivo de "bagayeros" bolivianos en busca de mercadería argentina motivó reacciones de pobladores argentinos que también quieren participar en el transporte, pero sobre todo de sectores industriales y comerciales de Bolivia afectados por la caída de sus ventas. Por sus reclamos se intensificaron los controles de importación, en los que, además de efectivos policiales, colaboran fuerzas del Ejercito y de la Armada en la frontera del río Bermejo con la nación hermana.
Yacuiba y San José de Pocitos, que en la década del 80 tenían poblaciones de 15.000 habitantes, las aumentaron a un total de 85.000 a partir de la convertibilidad, debido a la apertura de comercios que abastecían la demanda de compradores argentinos que desde Buenos Aires, Mendoza y otros lugares del país llegaban en tours de compras que alcanzaron a tener más de un centenar de servicios diarios. También Bermejo, en la margen boliviana del río del mismo nombre, creció al amparo de los precios baratos que atraían a los argentinos que compraban con un peso atado al dólar que se recibía con total confianza.
Cambio de situación
Hoy la situación cambió, ya que antes el peso argentino representaba siete bolivianos, pero hoy sólo vale 2,50, aunque puede haber variaciones. Rodolfo Peralta, poblador de Profesor Salvador Mazza, explicó a LA NACION que antes un pantalón en Yacuiba costaba 10 y ahora $ 21, y un corte de pelo subió de 2,50 a 4 pesos.
"Ahora es el revés, vienen a comprar de todo y no distinguen marcas. Por ejemplo, el aceite Don Pepe, que muchos no lo conocen, tiene una gran demanda, todo lo cual provoca que los supermercados deban reponer permanentemente la mercadería", explicó Peralta.
La demanda es variada, pero se nota sobre todo en las compras de vino, gaseosas, verdura, uva, azúcar, trigo, carne y embutidos, estimándose que la ventaja para los bolivianos es de entre el 20 y el 30 por ciento. A la hora de aprovechar llevan hasta camarones y caviar en lata.
Reabren comercios
En Aguas Blancas, lindera con Bermejo, se están reabriendo negocios que cerraron años atrás y llegan comerciantes para instalarse o para abrir sucursales desde San Ramón de la Nueva Orán, de modo de ahorrarles los 50 km que hay desde la frontera con esa ciudad de alrededor de 100.000 habitantes. "Que compren apenas cruzan el río, para qué van a andar más", comentó un poblador a LA NACION. Por ahora se abre una feria los lunes, miércoles y viernes por la mañana que luego se traslada a Orán.
El ingreso en Bolivia, que antes era fluido, hoy se caracteriza por rígidos controles sobre los bultos que se llevan desde suelo argentino para que paguen los impuestos correspondientes. Los pequeños negocios, las "casetas" como las llaman en la zona, están cerrando paulatinamente y hay un inicio de emigración, muchos llegaron desde otros departamentos y algunos abandonaron el campo para trabajar en el rentable comercio de todo tipo de productos bolivianos o importados para los argentinos.
Ya es historia la puja de comerciantes argentinos por el contrabando y el comercio ilegal que provocaron el colapso de una elevada proporción de los negocios del norte salteño y los reclamos de control de la dilatada frontera, 700 kilómetros con Bolivia, sobre todo en Profesor Salvador Mazza, por donde se colaban los "bagayeros" con una carga hormiga que luego se trasladaba a equipos, camiones y ómnibus en suelo argentino.
Controles más duros
Resoluciones aduaneras poniendo topes crecientes, y las verificaciones y requisas de la AFIP y Gendarmería Nacional en busca de contrabando, en la ruta nacional 34, se fueron endureciendo y en su momento motivaron las protestas de los salteños fronterizos porque tras el cierre de los comercios les quedó como única actividad el apoyo turístico.
Las restricciones los perjudicaban. Esa situación ya había provocado mermas en el comercio boliviano, pero todavía alcanzaba para mantener una infraestructura desarrollada en ese lado, que hoy comienza a declinar. El movimiento es ahora en procura de las ofertas que hay en la Argentina.
En el ámbito de Rentas de la provincia, durante estos años se avanzó en una estrategia para combatir el contrabando, pero ahora la mira está en la reactivación económica que se está produciendo y que se espera revierta la caída de ingresos del año último respecto de 2000, aunque la mayor reducción fue en diciembre. Más que evadir lo que hubo fue imposibilidad de cumplimiento, según los funcionarios.
Complementación comercial
"Es como despertar de un sueño, de algo por lo que luchamos desde hace mucho tiempo", dijo Mario Guzmán, titular de la Cámara de Comercio e Industria de Orán, que, sin embargo, advirtió que es " hora de ponernos a conversar para que nos complementemos los pueblos fronterizos".
Recordó que la bolsa de cemento en la zona se vendía a 7,50 pesos, y en Bolivia, por un arreglo entre industriales y mayoristas argentinos, la compraban por 3,10 pesos teniendo en cuenta reintegros a la exportación y el IVA y la vendían a los argentinos por 5 pesos.
Atribuyó la masiva afluencia de compradores bolivianos a la existencia de mucho dinero argentino en su poder. "Cambiaban un dólar por dos Lecop. Ahora deben apurarse a gastarlos. Los argentinos dejaron millones que ahora comienzan a regresar."
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