Con algunas rosas entre las espinas, al inversor se le recomienda cautela
Tras un inicio de año brillante, febrero nos trajo de vuelta a la realidad. Desde el exterior ya no se vive la misma exuberancia. Es cierto. Los vientos no soplan tan fuerte como en enero, pero el andar de los mercados mantiene un buen ritmo. Wall Street acumula ascensos de entre 2% y 3% en estas tres semanas, que aunados al rally del mes previo permitieron la recuperación hasta los niveles previos a la masacre de diciembre.
¿Qué está esperando el mercado para volver a los máximos de octubre? ¿Acaso no fue del todo clara la Fed? En las minutas de la última reunión, la entidad prometió moderar el recorte de la hoja de balance para mitigar la incertidumbre, pero todavía no cerró del todo la era de las subas de tasas. La dualidad de los datos económicos de los Estados Unidos permite semejante regalo. Basta con observar el contraste entre el último informe de empleo y las ventas minoristas, para ver que la confusión sobre la desaceleración prevalece.
Sacar de escena al fantasma de la guerra comercial de una vez por todas sería el motor de un impulso. Los inversores lo saben y ya hay más de uno que se relame ante la mínima señal que se desprende de las negociaciones entre China y los Estados Unidos. Si el afán de Trump lo permite, el acuerdo podría estar cerca.
Ya dentro del ámbito criollo, la semana pasada nos dejó un buen susto. El tipo de cambio saltó por encima del piso de la zona de no intervención y pasó los $40 por primera vez en cuatro meses. ¿Cómo es que tan solo unas semanas atrás la tasa cayó 13 puntos porcentuales? ¿Error de cálculo? La fuerte liquidez ante el mayor crecimiento de los depósitos respecto del crédito registrado en el sistema financiero, junto con la estacionalidad negativa de billetes y monedas, produjo la abrupta caída de la tasa. Si al efecto liquidez se le suma una inflación superior a la esperada, es lógico el sacudón cambiario.
No obstante, al Banco Central no le tembló la mano. La autoridad madrugó a todos al comunicar un sobrecumplimiento de $40.000 millones de la base monetaria, intervino en el mercado de futuros y convalidó una suba superior a los 5 puntos porcentuales de la tasa de las Leliq. El mensaje es claro: no se permitirá semejante volatilidad en el tipo de cambio. Así, la cotización del dólar volvió a acercarse al piso de la banda al final de la semana.
Hay algunas rosas entre las espinas. El superávit fiscal primario de enero es un buen dato de cara a lograr la meta de equilibrio primario para el año, y el resultado de la balanza comercial (también superavitario) refleja que la corrección del frente externo conserva su curso. Las importaciones percibieron una leve mejora, una señal de que la economía habría marcado su piso durante el último bimestre de 2018.
La política también pesa y lo hará cada vez más, a medida que nos acerquemos a los comicios. Hasta el momento, el oficialismo aparece por encima del resto de las alternativas (peronismo federal y kirchnerismo). Sin embargo, todavía faltan varios meses para las PASO, y en política ello representa una eternidad.
En este escenario, lo mejor es mantener la cautela. Gran parte del resultado de las inversiones en 2019 se verá afectado por lo que suceda en octubre de este año, y aún es muy pronto para saber qué pasará.
Entre las opciones conservadores, las LETE en dólares del Tesoro, que en las últimas licitaciones primarias se emitieron con tasas de 4,5%, son una buena alternativa. Se espera que, a partir de abril o mayo, el Tesoro tenga que a colocar LETE con vencimientos posteriores a diciembre de 2019. Aquí volveremos a analizar la coyuntura y seguiremos muy atentamente la evolución del porcentaje de renovación de estas letras.
Más allá de la volatilidad reciente, algunos activos en pesos siguen siendo atractivos. Se destacan los fondos comunes en pesos. Hay atractivo en las Lecap (rinden en el mercado secundario entre 41%/36%) y también en instrumentos ajustables por CER cortos, como la Lecer o el Boncer 2020 para captar la inflación elevada de los próximos dos o tres meses.
Para quienes crean que el oficialismo logrará la reelección, los bonos argentinos en moneda dura están en valores muy atractivos. Hay bonos largos en dólares con rendimientos de entre 9%/12% (TIR). Dada la forma actual de la curva y a la espera de una normalización en el escenario más probable, los retornos totales estimados (ganancia de capital + intereses) más interesantes están en el tramo medio. Si uno desea exponerse al riesgo argentino, sería un buen momento para rearmar la cartera local.