Con inversiones récord, grandes marcas apuestan por el tenis
Los patrocinios sumaron este año US$ 708 millones; Rolex es el reloj oficial de los torneos y tiene "embajadores" de lujo, como Federer y Del Potro
LONDRES.- Las imágenes de Juan Martín del Potro en el debut de su ya histórico paso por Wimbledon aparecen en una de las pantallas de la elegante suite dentro del edificio del Centre Court. Mientras tanto, en los sillones, un sonriente Jo-Wilfried Tsonga derrocha su célebre simpatía con un grupo de admiradores y posa para los que quieran sacarse una foto. A pocos pasos, el ex jugador británico Tim Henman reparte anécdotas con periodistas internacionales y el indio Vijay Amritraj rememora sus épocas en los courts. El rumor sobre una inminente visita de Roger Federer provoca revuelo y expectativa. Pero todo es sutileza: una combinación perfecta de la discreción británica y la elegancia y precisión suizas.
El lugar es nada menos que la suite de Rolex en Wimbledon, con una vista privilegiada al predio, al tablero y a la entrada principal del All England Club. Y aquellos tenistas son apenas algunos de la larga lista de "testimoniales" de Rolex: sus embajadores.
El omnipresente verde, el blanco obligatorio de los jugadores, las célebres frutillas con crema, los tragos Pimms, la sobriedad y la elegancia de los ball boys y umpires vestidos por Ralph Lauren, que parecen sacados directamente del Gran Gatsby. Con sus viejas reglas y tradiciones, el "tenis en un ambiente que evoca un jardín inglés", como es bautizado Wimbledon, puede parecer un anacronismo, un reducto inmune a la moda y las tendencias. Así y todo, es la meca del tenis, el torneo más antiguo, prestigioso y admirado del mundo, que ha logrado conservar su espíritu elitista, reflejo de épocas pasadas. Unas 500.000 personas por año pasan por su dirección en Church Road en las dos semanas que dura para ver a jugadores de 60 países.
Está el tenis, claro. Pero también todo lo que acompaña esta verdadera ceremonia. Hasta la publicidad es discreta, casi como una obra de arte: subliminal, pero no por eso menos poderosa. Así, el logo con la corona de Rolex en el marcador del Centre Court se ha convertido en uno de los más célebres del mundo.
En ningún otro lugar como Wimbledon queda tan en evidencia la apuesta de Rolex por el deporte de elite, con una alianza estratégica que lleva 36 años y que este año subió un escalón importante con una inversión en el mundo digital y contenidos interactivos. Es una de las asociaciones más largas en la historia del patrocinio deportivo, un caso de estudio desde 1978 y que acaba de ser renovado a largo plazo.
No es la única: en la última década, Rolex se ha convertido en uno de los mayores inversores en el tenis, asumiendo el papel de reloj oficial de algunos de los principales eventos y engrosando su ejército de embajadores, encabezados nada menos que por el propio Federer. También están la danesa Carolina Wozniacki, Ana Ivanovic y la china Li Na, además de Tsonga y Del Potro.
Es una apuesta que tiene su correlato en todo el mundo. A pesar de la crisis mundial, los gastos de patrocinio en tenis batieron este año un récord de 708 millones de dólares. Esto marca un salto de 6,1% frente al año pasado, según IEG, la empresa líder del sector, que pronostica que la tendencia se acentuará. Corona Extra, con 29%, lleva la delantera, seguida justamente por Rolex y Emirates Airlines, con un 21% cada una del total invertido. El monto no incluye los acuerdos personales con los tenistas, que también batieron récords.
"Rolex ha buscado asociarse con actividades que, como nuestra empresa, son el reflejo de pasión, excelencia y precisión. Naturalmente se inclinó por el tenis, formando una alianza que se remonta a fines de 1970", dice Virginie Chevailler, responsable de Prensa y Relaciones Públicas.
Rolex se convirtió este año en el sponsor oficial de la ATP World Tour, y es patrocinador del ATP World Tour Finals (ex Masters Cup) desde 2008. Además, está presente en el Australian Open (uno de los cuatro torneos del Grand Slam) y en el WTA Championships (el circuito femenino), entre muchos otros.
El tenis ha sido históricamente un verdadero imán para las empresas, entre otras razones por ser un deporte con una naturaleza genuinamente global, que cruza género, edades y no tiene temporadas. Pero en los últimos años la popularidad del deporte se ha disparado de la mano de una guerra de premios entre los principales torneos (Wimbledon lo subió 40% este año, al llevarlo a 2,4 millones de dólares, un récord para un Grand Slam). Además, se agrega un boom de inversiones en estadios en todo el mundo y un récord de teleaudiencia, lo que aumenta todavía más el interés corporativo.
Y los tenistas profesionales han acompañado este interés disfrutando de una escalada en el ranking de los deportistas mejor pagos. En esto, como en las canchas, Federer es rey. Según la revista Forbes, con un portfolio de sponsors que le pagan 40 millones por año, logró embolsar en los últimos 12 meses un total de 71,5 millones de dólares, apenas superado por Tiger Woods, también embajador de Rolex. Este año, por primera vez, hay seis tenistas entre los puestos más importantes de la célebre lista, otro reflejo del creciente interés corporativo en el deporte.
Cuando levantó la copa por séptima vez en 2012 en Wimbledon tras una apasionante final, a Federer le alcanzaron apenas 1,28 minutos para colocarse su Rolex Oyster Perpetual Platinum en la muñeca.Imágenes como ésas, que recorren el mundo, valen oro, y explican por qué Rolex invirtió millones de dólares en un acuerdo de 10 años con el deportista, el más importante para una empresa de relojes en la historia.
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