Con un gesto y sin hablar, Shell se quejó del Gobierno
Una frase de Rosario Sica, la representante de las estaciones de servicio, puede más que mil discursos. "Estamos en la mesa subversiva", dijo. Sica formó parte de la última travesura de Juan José Aranguren, presidente de Shell, ante el Gobierno: invitó ayer a su mesa, durante la celebración del Día del Petróleo, a la combativa dirigente de las estaciones y a los ocho ex secretarios de Energía que fueron censurados este año en la Universidad de Buenos Aires (UBA), que no les dejó exponer un informe sobre el sector.
Aranguren está enfrentado con el Gobierno desde el boicot convocado por Néstor Kirchner en 2005 contra la compañía. "Los traje para mostrar que, en un momento de discurso único, hay que incentivar el debate", explicó ayer a La Nacion, escoltado por Sica y Enrique Devoto, Daniel Montamat, Jorge Lapeña, Emilio Apud, Roberto Echarte, Julio César Aráoz, Alieto Guadagni y por Raúl Olocco, autores del trabajo censurado. El 21 de abril pasado, el decano de la Facultad de Ingeniería de la UBA, Carlos Rosito, canceló la difusión del texto 24 horas antes por considerarlo "partidario", "ideologizado" y "opositor".
Es la cuarta vez que Aranguren es noticia en el almuerzo anual del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG). El año pasado, pagó dos mesas y las dejó completamente vacías, en protesta porque la entidad prefería no cuestionar públicamente la resolución que subió las retenciones en 2008. Ese mismo año, había renunciado al IAPG, molesto con el discurso del almuerzo de 2007. Pero su protagonismo había empezado en 2006, cuando Eduardo Rocchi, un veterano ex presidente de la institución, subió sin permiso al escenario para pedir un brindis por Aranguren, a quien consideró "víctima de una discriminación inconcebible".
"No voy a decir ninguna barbaridad", se atajó ayer Rocchi, ante la carcajada general, esta vez, sí, legítimamente invitado a hablar. En el discurso, Ernesto López Anadón, presidente del IAPG, había pedido adecuar los precios a los regionales y afirmado que el sector estaba preparado para los próximos años, ya fuera incentivando recursos propios o "integrándose" con los países vecinos, es decir, importando. Del Gobierno sólo estaba Antonio Pronsato, interventor en el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas).
Críticas de pares
De todos modos, la atención de los 800 asistentes pasó en varios momentos por la controvertida mesa. "Decidimos venir todos para mostrar que hay otro discurso", dijo Montamat. Aranguren los había invitado a través de Devoto, que la extendió al resto. Una vez allí, el ejecutivo de Shell les agradeció y les explicó que lo había hecho para "dignificar" el gesto que habían tenido al elaborar el documento censurado. Olocco le devolvió el gesto en nombre de todos.
Como siempre, la actitud de Aranguren fue cuestionada por algunos pares. La crítica más ácida: si tanto le preocupan las retenciones, no debería haber invitado a su mesa a Guadagni, que las hizo volver en 2002.
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