El empresario inmobiliario Eduardo Costantini encendió la mecha días atrás, cuando sostuvo que por la crisis económica que se desató este año muchos en la Argentina dejaron de ser "billonarios".
Más allá de las molestias que puedan provocar las declaraciones del dueño de Nordelta y el Malba en un país en el que la pobreza y el empleo son deudas que aún están lejos de ser saldadas, la descripción de Costantini, al menos en términos contables, se corrobora con lo que dicen los balances de Consultatio, la empresa dueña del barrio privado, así como el de otras grandes empresas cuyos números tropezaron este año.
Al menos tres compañías insignia de los grandes negocios locales anotaron pérdidas en los nueve primeros meses del año, según muestran los balances que remitieron recientemente a la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Una de las grandes perdedoras es la alimenticia Arcor, el mayor fabricante de alimentos de la Argentina, el primer productor de caramelos del mundo y una de las pocas compañías transnacionales de origen doméstico, junto a las siderúrgicas del grupo Techint.
La firma de la familia Pagani perdió $6.247 millones hasta septiembre pasado, contra una ganancia de $1084 millones del mismo período del año pasado. Como en casi todos los casos, el rojo fue responsabilidad de la devaluación y de la caída del mercado interno. Desde la empresa explicaron: "El resultado neto fue afectado por el comportamiento de ciertas variables macroeconómicas, principalmente por el impacto en la Argentina de una fuerte devaluación de la moneda [en los nueve meses comprendidos el salto del tipo de cambio fue superior al 120%] y una aceleración en los niveles de inflación. Asimismo, la coyuntura local en caso de Argentina, con una fuerte caída en nivel de consumo interno impactó de manera negativa en el volumen de ventas de la compañía".
Otro empresario de fuste en el mercado doméstico que está acostumbrado a tener números azules, pero este año pasaron a rojos, es Eduardo Eurnekian. Aeropuertos Argentina 2000 (AA2000) anotó un rojo de $1509 millones este año, contra los $2813 de ganancias que tuvo en el mismo período de 2017.
En tanto, Pampa Energía, el holding que reúne a los principales activos energéticos de Marcelo Mindlin y su equipo, pasó de una ganancia de $3.970 millones en los nueve primeros meses del año pasado a un rojo de $5.348 millones. Allí se nuclean compañías de generación eléctrica, su participación en la transportadora Transener y el control de la distribuidora Edenor.
El caso de Pampa es paradigmático y muestra un problema más extendido en las grandes empresas. Sucede que, según la empresa, las pérdidas son contables, pero no reales.
"Pampa, como muchas compañías argentinas, tiene moneda funcional en pesos argentinos. Al tener una inflación acumulada desde 2003 del 2000%, pero imposibilitado legalmente de reflejarlo en el balance que reporta en términos nominales, sumado al hecho de tener deuda en dólares, el estado de resultados tiene que registrar pérdidas por diferencia de cambio, y no así por la caja", explicaron fuentes al tanto de sus números.
En otros términos: una compañía puede ganar plata si se la mide dese su caja, pero reportar pérdidas por diferencia de cambio producto de la devaluación, que afectan la capacidad de declarar dividendos o recomprar acciones.
Hay otro grupo de compañías entre las más grandes del país que no muestran rojo, pero sus ganancias cayeron en términos reales, si se las compara contra la inflación de esa parte del año se la traduce a dólares, moneda en la que se les habla a los inversores.
La cementera Loma Negra fue víctima, además, de la caída del mercado de la construcción y, con ello, de las ventas de su principal producto. Aunque ganó $844 millones en lo que va del año, el número no sólo contempla la inflación del período (32,4%), sino que incluso está por debajo de los $1008 millones del mismo período del año pasado.
"La compañía estima que, a pesar de la contracción de la demanda de los últimos meses, los volúmenes de la industria de cemento en 2018 estarán cercanos a los del año pasado", sostuvo en sus balances del tercer trimestre. Y agregó: "La compañía se mantiene cautelosamente optimista, y espera que a mediano plazo el consumo de cemento en la Argentina se recupere acompañando una mejora general de la economía".
Ternium, la fabricante de aceros planos (chapa) de Techint tuvo utilidades por $6.024 millones. Aunque el número está 27% por encima del año pasado, no le alcanza para cubrir el encarecimiento general de precios.
"El despacho de acero en el tercer trimestre de 2018 alcanzó las 587,6 mil toneladas, con una reducción de un 3% con respecto al trimestre anterior a raíz de una baja en los despachos domésticos, parcialmente compensada por un aumento de las exportaciones", dijo la compañía en sus libros. Y lamentó que la "fuerte depreciación del peso durante el tercer trimestre del año 2018 resultó en un significativo aumento de los precios de las principales materias primas importadas utilizadas por Ternium Argentina. No obstante, el aumento de precios de las materias primas no se está reflejando aún en el costo de ventas, ya que se están consumiendo inventarios producidos con insumos comprados con tipos de cambio más bajos".
Días atrás, Martín Berardi, presidente Ejecutivo de Ternium, explicó en declaraciones radiales: "Tuvimos un muy buen primer trimestre, un segundo trimestre equilibrado, comparado todo con el año anterior, y después se notó en la actividad el impacto de la crisis financiera, del aumento de tasas, la crisis del campo, la sequía. Es decir, el segundo trimestre, el segundo semestre es negativo. Pero, miramos hacia adelante que el 2019 va a ser al revés, va a empezar flaco, es decir, hay que atravesar el verano".
En una situación similar está Consultatio, la firma de Costantini. Sus números fueron positivos en los primeros nueve meses del año ($4.736 millones contra $3.840 millones del mismo período de 2017), pero diezmados frente a la inflación y la suba del dólar.
En la vereda de enfrente se ubica YPF. Paradoja mediante, la compañía está controlada por el Estado argentino -tiene el 51% de su capital social- y multiplicó sus ganancias hasta los $20.701 millones. Si bien traducido a dólar la plata en la mano parece mucho menos, es un número sustancialmente mayor en comparación con los $710 millones del año pasado.