Dinero. Se mudó a Finlandia, no encontraba trabajo y hoy es un éxito vendiendo chipá
Crocantes por fuera, blanditos por dentro. Con esa frase publicita los chipás que produce Agustina Lagomarsino y comercializa en Helsinki, la capital de Finlandia . En 1999, la diseñadora conoció el país escandinavo por primera vez y se encandiló con esa nación de costumbres tan lejanas a las de su Argentina natal.
Hizo un curso de intercambio mientras era estudiante de Diseño en la Universidad de Buenos Aires. Dos años después, volvió para hacer un máster, y en ese momento conoció a quien un tiempo después sería su marido.
En los años siguientes, la vida de la pareja se repartió entre la Argentina y Finlandia, hasta que cuando su hija mayor terminó preescolar en Villa Crespo decidieron volver al país europeo para instalarse definitivamente.
"En ese momento empecé a chocarme con la barrera del idioma. Hablo finlandés, pero es difícil adquirirlo al nivel que se requiere para competir por puestos de trabajo", narra, sobre sus primeras experiencias de búsqueda de empleo en el país escandinavo.
En ese momento, se apoyaba mucho en un grupo de conocidas latinoamercianas que también vivían en Helsinki. Una de ellas era una argentina, misionera y conocedora de la técnica para hacer chipá. "La llamé y le dije que quería ser su socia en un emprendimiento. En mayo se van a cumplir dos años desde que lanzamos", describe.
En un inicio, cuando estaban haciendo los trámites para empezar la producción, todos creían que iban a montar una panificadora, recuerda. "Pero logramos hacernos entender y las autoridades nos dijeron que podíamos empezar en la casa de mi socia. Empezamos haciendo 18 kilos al día y ahora estamos en 48, ya con un local y un quiosco", resalta.
La marca se llama Lempihetki, una palabra en finlandés que en español se traduce como "momento favorito". Al principio, el marketing fue difícil: hubo que evangelizar sobre qué era esa masa con queso. "Teníamos que presentarlo con una explicación detrás, darlo a probar. Aprovechamos que es un producto que no tiene competencia y tampoco gluten, algo favorable para vender", explica.
A la vez, había que explicar que el producto venía de una nación lejana de las tierras escandinavas. La ayudaron los finlandeses, afirma, que son "muy curiosos". "El tango es un tema en común y hay chicos que usan la remera de Messi, pero de la Argentina saben más de los vinos, de la geografía, cosas más heterogéneas que solo el fútbol", sostiene.
¿Y qué le aporta ser argentina? "Los argentinos venimos con muchas herramientas porque somos de un país que siempre está tambaleando. Creo que la Argentina como sociedad sabe moverse tan bien porque tiene herramientas que no tiene la gente que está cómoda", dice.
"Nosotras nos supimos acomodar a la realidad que nos tocaba vivir en vez de bajar los brazos. Hicimos algo distinto de nuestras profesiones, pero nos lanzamos con toda la garra a conquistar el objetivo. Esa es una característica. No es una casualidad que haya muchos argentinos aquí", agrega.