Disparates y omisiones en la economía preelectoral
Las promesas inverosímiles del kirchnerismo y la cautela oficialista acentúan el enfoque binario de los mercados para los meses pos-PASO
Cuando falta apenas una semana para las PASO nacionales, las cuestiones económicas ingresaron por la puerta de atrás y de la peor manera a la campaña electoral: en vez de reducir la incertidumbre sobre el futuro de la economía, contribuyeron a aumentarla al desdibujar los límites entre la realidad, los diagnósticos y las restricciones objetivas que enfrentará el gobierno que finalmente asuma el 10 de diciembre.
Poco a poco, el kirchnerismo pasó de la moderación inicial en los spots de Alberto Fernández a disparatadas exageraciones frente a los micrófonos. Cristina Kirchner, que había hecho punta con la inverosímil comparación del actual nivel de consumo con el racionamiento de la Unión Soviética, fue aún más allá y lo equiparó con el hambre que viene padeciendo Venezuela, con un salario medio de US$29 y una hiperinflación desbocada (10.000.000%). Frente a esta desmesura, su controvertida alusión al auge de segundas marcas ("Pindonga y Cuchuflito") quedó reducida a un chiste de stand up. Hasta su propio candidato presidencial debió admitir públicamente que la situación venezolana es mucho más grave.
Pero Alberto F. tampoco se quedó atrás al prometer un aumento de 20% para los jubilados y medicamentos gratis, que presuntamente financiaría sin pagar altas tasas de interés de Leliq. Este anuncio electoralista generó tal confusión que dos economistas de su entorno (Matías Kulfas y Guillermo Nielsen) se apresuraron a desmentir un supuesto default. De hecho, las letras de absorción de liquidez son licitadas diariamente por el Banco Central a 7 días de plazo solo entre bancos y su alta tasa (60,7% anual) remunera los depósitos a plazo fijo en pesos de los ahorristas con rendimientos superiores a la inflación, para desalentar la demanda de dólares. Si la tasa de Leliq bajara abruptamente, esos depósitos se volcarían al dólar y forzarían una mayor devaluación del peso, con su correlato inflacionario que licuaría una mejora de haberes. Aquí el remedio sería peor que la enfermedad para la mayor parte de los jubilados y/o asalariados que no llegan a fin de mes. Para completar el cuadro, el candidato K sostuvo que el dólar se mantiene artificialmente bajo, en lo que se interpretó como el anticipo de una futura devaluación si ganara las elecciones. También adelantó que removería a la actual conducción del BCRA.
Aunque ciertamente sería deseable reducir las tasas de Leliq para achicar el déficit cuasifiscal del BCRA, no es posible independizarlas de las causas macroeconómicas de la inflación. "Las Leliq son hijas de las Lebac, nietas de la emisión monetaria, bisnietas del déficit fiscal y tataranietas del gasto público. Ahora proponen aumentar el gasto público con intereses de Leliq y emisión monetaria. ¡Una orgía incestuosa que pagás vos!", tuiteó días atrás el economista Fausto Spotorno. Para más datos, las jubilaciones y pensiones representan algo más del 50% del gasto público primario (sin intereses de la deuda) y eso se eleva al 60% con los planes sociales. Y sin recursos genuinos suficientes (aportes e impuestos derivados a la Anses), presionan sobre el resultado fiscal.
Todo el "ruido" generado por la fórmula opositora en vísperas de las PASO apunta evidentemente a contrarrestar la estrategia del oficialismo de "no hacer olas" con la economía, para que los malos resultados de estos años no le jueguen en contra.
Con el frente externo cubierto por los desembolsos del FMI hasta las elecciones, Mauricio Macri se conforma con que el dólar no se dispare, la inflación siga desacelerándose hasta 2/2,5% mensual y la actividad económica haya encontrado un piso para iniciar una lenta y heterogénea recuperación. Este esquema fue reforzado con la suspensión de los ajustes de tarifas hasta fin de año y la inyección de anabólicos para el consumo de bienes durables (créditos Anses, plan Ahora 12 sin intereses, bonificaciones para la compra de autos y motos), mientras las paritarias recortan el deterioro del salario real del último año.
La incipiente mejora del oficialismo en los índices cualitatativos que elabora la Universidad Di Tella (confianza en el Gobierno y del consumidor) y su reflejo en las encuestas de intención de voto, probablemente no figuraba en los cálculos del kirchnerismo cuando lanzó su campaña con perfil más moderado. Ahora explica su giro hacia posiciones más provocadoras, aunque la Casa Rosada no se haya prestado a ese juego. Más bien lo considera una ayuda a la campaña oficialista para captar votantes independientes.
Sin embargo, la extrema polarización del electorado entre quienes votarán a Macri para que Cristina no vuelva al poder y quienes lo harán por CFK para que el Presidente no sea reelecto, configura dos núcleos duros difíciles de perforar. El politólogo Andrés Malamud sostiene que en ambos hay un voto "identitario" que torna irrelevante lo que haga o deje de hacer la otra fuerza; y que fuera de ellos la elección presidencial será definida por quienes cambien el voto, dentro de un margen muy estrecho (20%).
Desde otro ángulo, el periodista Pablo Mendelevich señala otras singularidades: será la primera vez en la Argentina que un presidente no peronista complete su mandato y, además, se presenta a la reelección en medio de una crisis económica. Y que no hay un caso en el mundo en que una líder partidaria como CFK se haya autopropuesto como segunda en la fórmula y designe al candidato presidencial. Ni tampoco que enfrente once procesos judiciales y siete prisiones preventivas. "¿Es imaginable un gobierno de Fernández - Fernández con todos los exfuncionarios kirchneristas presos por una de las mayores causas de corrupción de la historia argentina y que no se menciona en la campaña?", se pregunta, luego de sugerir el probable diseño de un plan jurídico para terminar con esos juicios.
Al igual que en los últimos 16 años, a falta de internas las próximas PASO no cumplirán con su objetivo de dirimir en una elección primaria a los candidatos presidenciales de cada espacio, con lo que se convertirán en una costosa encuesta preelectoral de alcance nacional ($3000 millones). Y, en todo caso, en una virtual primera vuelta para la provincia de Buenos Aires, donde no hay ballotage y el gobernador puede imponerse por un voto.
De todos modos, por más que el oficialismo proponga un futuro mejor con omisión de detalles reformistas; el kircherismo, el retorno al peor pasado conocido, y el lavagnismo, un plan similar al de 2002 para salir del estancamiento y aprovechar la capacidad ociosa de la economía apuntalado con un acuerdo económico y social, hace tiempo que en los mercados financieros está instalado un enfoque binario basado en dos hipotéticos aunque no improbables resultados de las PASO.
En su último informe mensual, la economista Marina Dal Poggetto, directora de la consultora Eco Go, indica que si la fórmula F-F se impone por menos de 5 puntos, según el promedio de las encuestas, Macri podría revertir esa tendencia y aproximarse a un segundo mandato; pero si gana por 8 puntos, habría un impacto negativo en los mercados que conduciría a un triunfo de Fernández. En el primer escenario proyecta un dólar de $51,45 a fin de diciembre y en el segundo, de $ 70.
También señala que para mantener el ancla cambiaria, apuntalada con una tasa de interés muy alta, el poder de fuego del BCRA en el mercado de futuros alcanza a US$6600 millones (US$3000 millones de posición compradora a fines de junio parcialmente utilizada más un límite vendedor de US$3600 millones). Y que en el mercado spot las reservas netas ascienden a US$21.700 millones (sin incluir los swaps con BIS y China, encajes de depósitos en dólares y la deuda remanente del FMI no usada para pagar vencimientos, ni para la venta de los US$60 millones diarios del Tesoro hasta fin de año aprobada por el FMI).
Según el resultado de las PASO y la menor o mayor dolarización preelectoral, las reservas que podría vender el BCRA este año faltarán en 2020. A priori, con más viento a favor externo tras la baja de tasas de la Fed, podría bajar el riesgo país y mejorar las chances de acceder a los mercados para renovar a menor costo los vencimientos de deuda del año entrante. Pero esa será otra historia, supeditada a los inciertos resultados del 27 de octubre o el 22 de noviembre.
nestorscibona@gmail.com
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