Dos entidades empresariales enfrentadas. Disputa entre Werthein y Macri por las relaciones comerciales con China
Se da por el ofrecimiento para que el ejecutivo de Socma encabece una cámara
Dos pesos pesados del empresariado argentino se enfrentan por ver quién representa el lazo de negocios del país con China.
De un lado está Julio Werthein, que desde hace 17 años preside la Cámara de la Producción, la Industria y el Comercio Argentino China (Cpicac); del otro, Franco Macri, que ubicó a su hijo Mariano en la conducción de la Cámara de Comercio e Industria Argentino China (Cciac) y que acaba de asociarse con la empresa Sanhe Hopeful Grain & Oil, en busca de la concesión del paralizado ferrocarril Belgrano Cargas.
En el concurrido cóctel de los 56 años de la República Popular China, celebrado hace dos semanas en el hotel Sheraton de Retiro, Werthein no dejó de mostrar su disgusto porque Macri le quiere hacer la competencia a su cámara, según reconocieron algunos de los asistentes.
El director ejecutivo de la Cpicac, Ernesto Fernández Taboada, reconoció el enojo del patriarca del grupo Werthein, dueño de la aseguradora La Caja y de la mitad de Telecom Argentina.
División sin sentido
"No tiene sentido que existan dos cámaras", justificó Fernández Taboada. Mientras la Cpicac fue fundada en 1984 y es la más grande de las dos, la Cciac se creó en 1998, pero sólo hace dos meses que está presidida por Mariano Macri, del grupo Socma, que hoy cuenta con concesiones viales y hasta 2003 administraba el Correo Argentino.
"¿Por qué hay dos cámaras?", se preguntó el secretario de la Cciac, Luis Bussio. "Porque hay dos UIA y en Brasil hay 11 cámaras brasileño-chinas. Werthein fue un visionario del tema, es muy distinguido en China, pero otros empresarios no se identifican con su cámara", responde el directivo de la Cciac, la entidad que antes tuvo como presidentes a Carlos Spadone, José Liberman y Roberto Defelippis.
Fuentes del grupo Macri afirman que dos motivos lo separan de la cámara que preside Werthein: "Ellos representan a las grandes empresas y nosotros, además de a las grandes, también a las pymes. Además, nos adecuamos mejor al ritmo vertiginoso que están tomando las relaciones argentino-chinas". En la comisión directiva de la Cpicac figuran ejecutivos de las agrícolas Nidera y Cargill, el grupo Spadone, HSBC Bank, la curtiembre Sadesa, Banco Galicia, la siderúrgica Siderca, los estudios Marval, O´Farrel & Mairal y Allende & Brea y Sheraton.
"Hay grandes empresas, pero somos en total 180 socios, algunas pymes con 10 o 20 empleados, que realmente están haciendo negocios con China", se defendió Fernández Taboada, sin dejar de destacar que ya han organizado 10 misiones al creciente gigante asiático. "La otra cámara es una trading, una compañía de comercialización", apuntó contra la dirigida por Macri.
"Nuestra cámara está habilitada para actuar en el comercio argentino-chino", admitió Bussio.
"Estamos autorizados por los gobiernos de los dos países. Tenemos 45 socios y fundamentalmente apuntamos al desarrollo regional de la economía argentina, sobre todo de las pymes. Hay que reconvertirlas para prepararlas para hacer negocios con China", explicó el secretario de la Cciac, que colabora con la instalación de autoservicios chinos.
Fernández Taboada advirtió que "lo del ritmo vertiginoso parece una acusación de senilidad y no sé a quién apunta". Agregó que Werthein "no tiene ningún negocio con China y no se favorece con la presidencia de la cámara, sino que lo hace porque le gusta y tiene muchos amigos chinos de cuando tenía el Banco Mercantil". Bussio reconoció que la Cciac "acompaña al grupo Macri desde lo institucional".
Por otro lado, en cuanto a la relación bilateral, Bussio lamentó que "la Argentina comercializa poco con China". "Hay que mostrar a los chinos qué es la Argentina, llevar a los empresarios nuestros a China", alegó el secretario de la Cciac, que reconoció que nunca organizaron misiones, sino que arman viajes individuales para empresarios que van a cerrar negocios en el gigante Dragón Rojo.
Escasa inversión
"Inversión hubo muy poca", se quejó Bussio. "Y no habrá si no les llevamos proyectos concretos."
El año pasado se firmaron cartas de intención entre los gobiernos, pero eso lleva mucho tiempo hasta que se concreten acuerdos entre privados.
"Actualmente, predomina la exportación de soja, pero eso implica un riesgo por su volatilidad. Hay que trabajar sobre los agroalimentos, la minería y el turismo. Se necesita más información y destrabar las barreras de horarios, cultura, lengua y visas. Hay mucha burocracia para que los empresarios chinos consigan la visa para venir."
En cambio, Fernández Taboada destacó una serie de hechos positivos: la estatal China National Petroleum Corporation (CNPC) instaló oficinas en Buenos Aires; la Argentina ha comenzado a exportar productos no tradicionales, como autopartes y equipos de gas natural comprimido (GNC); avanza el proceso para construir el paso trasandino de Aguas Negras, en San Juan -Bussio dice que está "muy verde"-; una compañía del sur de China estudia la limpieza del Riachuelo; la sociedad chino-argentina TCL comenzó a fabricar equipos de aire acondicionado en Tierra del Fuego, y la china Ambassador Fueguina también empezó a producir televisores.
"El ritmo de las inversiones chinas crecerá en cinco o diez años", indicó el director de la Cpicac, que destacó que en los últimos meses sólo se impusieron límites a la importación de calzado y juguetes, que se agregan a los existentes contra textiles.
Bussio subrayó la inversión de A Grade Trading en el yacimiento de hierro de Sierra Grande (Río Negro) y el interés en ampliar la apuesta en la minería, así como también en telecomunicaciones y exploración petrolera. Por otro lado, reconoció que está demorado el proyecto de instalación de una fábrica china de cigarrillos en Jujuy.
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