El cepo le frustró una compra a YPF
La crisis cambiaria lo hizo. En las últimas semanas de la administración de Cristina Kirchner, las decisiones del Banco Central se convirtieron en el principal enemigo de la gestión de la energía que hace el propio gobierno. El desenfreno por evitar una salida mayor de divisas perjudicó a YPF, una víctima impensada, dado que el 51% de la compañía pertenece al Estado y su gestión responde en última instancia a la Presidenta.
La mayor empresa del país informó ayer a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que, "por motivos ajenos a las partes", no se produjo la compra de una participación de control en las petroquímicas Petroken y Petroquímica Cuyo. Fuentes al tanto de esas dificultades confirmaron a LA NACION que la operación quedó frustrada porque la entidad que preside Alejandro Vanoli no autorizó el giro de los fondos involucrados en la operación, que en total ronda los US$ 122 millones.
Se trata de un golpe al centro de la planificación de negocios que desarrolló en los últimos dos años el equipo comandado por el presidente y CEO de la compañía, Miguel Galuccio, y del cual también forman parte Daniel González, el jefe financiero de la empresa, y Fernando Gilliberti, su vicepresidente de Planeamiento, entre otros ejecutivos.
Tanto en privado como en presentaciones públicas, Galuccio embanderó la necesidad de sumar negocios petroquímicos para agregarle valor al gas de Vaca Muerta y a la producción de YPF en general.
En octubre pasado, el presidente de la petrolera sugirió que la empresa debe ser en el futuro líder petroquímico de la región. "Eso nos permitiría desarrollar yacimientos que hoy no podemos", sostuvo. Lo hizo frente a un auditorio colmado de empresarios petroleros, en el contexto de la exposición Argentina Oil & Gas, la reunión energética más importante del año.
El equipo de YPF incluso comenzó a evaluar alternativas para asociarse con algún gigante del negocio (se especulaba que sería la norteamericana Dow, de la que es socia en la explotación de gas en Vaca Muerta) y avanzar en conjunto en una estrategia de crecimiento regional, algo que quedó trunco por el impedimento del Banco Central a comprar dos empresas.
YPF había informado en agosto que avanzaría en la compra de ambas empresas en sociedad con los Sielecki. En el caso de Petroquímica Cuyo, YPF tenía previsto comprarle el 46% a Grupo Inversor Petroquímico (GIP), de esa familia con negocios en el país, que se quedaría a su vez con un porcentaje idéntico, mientras que en Petrokén, tanto YPF como GIP iban a comprar cada una participación del 50% a LyondellBasell. En los dos casos, ambas compañías compartirían el control de las empresas.
La venta estaba sujeta a dos condiciones. La primera: que consiguiera la aprobación de la Comisión de Defensa de la Competencia de Brasil, algo que ocurrió. La segunda: que antes del 1° de diciembre se hiciera efectivo el depósito del dinero en las cuentas asignadas, algo que se demoró por la decisión del BCRA.
YPF intentó conseguir más tiempo para concretar el giro. Las negociaciones se tornaron más intensas en los últimos días, pero LyondellBasell, la vendedora, fue inflexible.
Dólares y política
Los Sielecki son una familia con contactos con la política. Anabel, la hija del fallecido Manuel Sielecki, es la esposa del canciller Héctor Timerman. Fuentes cercanas a la operación estimaban ayer que ese punto pudo haber pesado en la negativa del Banco Central a autorizar el giro de divisas.
Como una porción de los dólares tenía como destino las cuentas del grupo empresario local, la entidad que maneja Vanoli habría temido por el costo político de autorizar una operación que involucraba de manera indirecta a un funcionario a pocos días del cambio de gobierno. Es un cuidado de las formas poco frecuente de la administración kirchnerista.
El Banco HSBC había facilitado el financiamiento para la compra, que seguía en pie. Desde distintos sectores vinculados con la operación confirmaron ayer que el crédito seguía disponible, pero no alcanzaba para conseguir la autorización de la entidad que maneja Vanoli.
El tropezón de YPF se suma a la lista de dificultades energéticas producidas por la falta de dólares. El M/T Fraternity, un buque tanque de bandera belga que debía descargar crudo de Nigeria en las terminales portuarias argentinas deambuló casi 10 días a la espera de que el BCRA autorizara el giro de los fondos. La perjudicada en ese caso fue nada menos que Enarsa, otra empresa del Estado, que debió abonar una penalización cercana a los US$ 40.000 diarios por la demora. El barco descargó a principios de esta semana.
Una expansión truncada
122
Millones de dólares
Es el monto total que YPF debía pagar para quedarse con participaciones de control en Petrokén y Petroquímica Cuyo. La empresa tenía tiempo hasta el 1° de diciembre para girar los fondos a LyondellBasell, que fue inflexible con los tiempos. El HSBC le dio el financiamiento, pero nunca llegó la aprobación del Banco Central.
- YPF cerró las compras de Petroquímica Cuyo y Petrokén (foto) en octubre pasado, luego de años de negociaciones.
- La intención de la petrolera era comenzar a reunir un conjunto de activos que le permitiera ganar peso en la región.
- Según Galuccio, le serviría para agregarle valor al gas de Vaca Muerta.
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