El peso se devaluó más del 7% y el BCRA se corrió del mercado

La cotización del dólar al público superó ayer los $34 (cerró a $34,40), para marcar un nuevo récord histórico, lo que hizo que el peso se devaluara otro 7,3% promedio (elevando al 22,8% y al 83,8% su caída en el mes y en el año, respectivamente) y sirvió para confirmar que lo que había nacido en marzo como una corrida cambiaria ya se convirtió en una agotadora "maratón", que agravará los perjuicios para la economía.

El salto llegó tras otra jornada caliente, que arrancó con un breve mensaje del presidente Mauricio Macri desde la quinta de Olivos para anunciar que el Gobierno había logrado acordar con el FMI un adelanto de "todos los fondos necesarios para garantizar" los pagos de la deuda hasta fin de 2019.

Pero cerró con una aceleración en la tendencia al derrumbe del peso y saltos del 5,2% en la tasa de riesgo argentino (que pasó de 689 a 725 puntos) y del 7,9% en el costo de los seguros contra un posible default de la deuda.

Los dichos de Macri (transmitidos antes de la apertura de los mercados) apuntaron a disipar todas las dudas que habían aparecido en el exterior sobre la capacidad de pago de la deuda y, por añadidura, apuntaban a calmar la demanda de dólares. Sin embargo, apenas comenzaron las operaciones quedó a la vista que el intento por llevar tranquilidad resultó claramente fallido, ya que el dólar, tras una apertura apenas testimonial a $30,90 para la venta mayorista (7 centavos por debajo del cierre previo), comenzó una sostenida escalada que ni la venta de US$300 millones de las reservas que hizo el Banco Central (BCRA) en horas del mediodía pudo contener. Por el contrario, pareció reimpulsarla y lo llevó a cerrar la jornada a $34, su máximo del día en ese segmento de negocios.

El golpe de mercado pareció agravar el desconcierto de una administración que creyó haber encontrado en el millonario e inusual paquete de asistencia financiera sellado con el FMI hace dos meses la salida del laberinto en que había caído por mantener la economía muy vulnerable a los shocks externos. Confiaba en la permanencia de un clima global benevolente para las economías emergentes, pero ahora descubre que la desconfianza del mercado radica en parte de las limitaciones que le impone ese acuerdo.

Entre ellas, se destaca el límite que el acuerdo fijó a las atribuciones del BCRA para defender el valor del peso ante situaciones como la actual, al limitarle la posibilidad de vender reservas (salvo las que necesite para completar el proceso de desarme de Lebac) e impedirle influir en el valor del billete. De allí el sistema de subastas a precios de mercado que surgió tras el acuerdo con el Fondo.

El problema es que ese mecanismo ahora parece dotar al mercado de dólares baratos, que luego revende en el mismo día a precios más elevados. Por caso, ayer el BCRA inyectó US$300 millones a un promedio de $31,6396, y el mercado a partir de allí operó con precios que fueron de $31,87 hasta los $34 máximos de cierre. "Subastar divisas cuando el mercado ya no te cree el precio, y piensa -y confirma luego- que está comprando barato, es una mala estrategia: solo perdés dólares y no frenás la corrida", sostiene el economista Martín Kalos, de Epyca Consultores. Para su colega Gabriel Caamaño, de Estudio Ledesma, el BCRA "está jugando un partido en el que sabe que lleva las de perder, por lo que se conforma con administrar la derrota", aunque si lo que buscara fuera detener la escalada, debería "jugar una ficha grande como en su momento hizo Sturzenegger", en alusión a la oferta de vender hasta US$5000 millones a $25 hace dos meses.

El economista y consultor Orlando Ferreres sospecha que el plan del Gobierno es tener un dólar lo más parecido "a la paridad del tipo de cambio de equilibrio", que calculó en $36,90 en las circunstancias actuales. "Apuesta a que a partir de eso no haya más interés en comprar dólares", explicó, en una entrevista con Radio Continental.