En el año se fueron US$ 18.350 millones
Entre julio y septiembre dejaron el sistema US$ 8400 millones, nuevo récord trimestral; fuerte incidencia de la demanda minorista
Con el miedo por la recaída en crisis del mundo como telón de fondo y la creciente desconfianza hacia el valor del peso, el público y las empresas decidieron entre julio y septiembre sacar del país o del sistema más divisas que las fugadas en el momento más crítico de la disputa entre el Gobierno y el campo, en 2008.
Así debió reconocerlo anoche el Banco Central (BCRA) al difundir el postergado Balance Cambiario correspondiente al 3er. trimestre del año, un informe que reveló que -como se presumía- la "formación de activos externos del sector privado no financiero" alcanzó un nuevo récord en los últimos meses.
Según las cifras oficiales, dejaron el circuito económico 8443 millones de dólares, un nuevo récord trimestral que superó los US$ 8374 millones que se habían ido entre abril y junio de 2008, es decir, cuando la disputa entre el Gobierno y el campo había dejado los despachos para trasladarse a las plazas y a las calles.
Esta sangría de recursos, que llega a los US$ 18.245 millones en lo que va del año (y totaliza la friolera de US$ 67.300 millones durante la gestión de la presidenta Cristina Kirchner), fue la que llevó al Gobierno a lanzar un sistema de mayor control y hasta represión a las operaciones cambiarias (en especial, las minoristas) que puso en marcha de apuro tras las elecciones de octubre pasado.
Ocurre que el BCRA debió reconocer que el aumento cercano al 40% que registró la fuga de capitales en el último trimestre, respecto del previo, se explicó básicamente "por las mayores compras netas de billetes en moneda extranjera, especialmente por parte de la franja de ahorristas de montos menores", lo que adjudicó al período preelectoral. Incluso, reportó que el 45% de las operaciones correspondió a compras inferiores a los 10.000 dólares.
Sin embargo ese argumento no explica por qué la compra de divisas, que totalizó US$ 7040 millones en el último trimestre, fue significativamente superior a la registrada en períodos comparables. En el trimestre que incluyó las elecciones presidenciales de 2007 la compra había sumado US$ 3000 millones, y en el de las legislativas de 2009 había llegado a US$ 4300 millones.
Según estimaciones privadas, hasta fines de noviembre se habrían fugado un total de US$ 22.500 millones, una cifra apenas inferior a los US$ 23.100 millones que dejaron el país en aquel año, pero ya superior a los 15.000 millones que dejaron el país en 2001 (según una comisión investigadora sobre fuga de divisas que se formó en la Cámara de Diputados en 2003), antes de que cayera la convertibilidad.
Pero desde el BCRA insisten en que, según sus cálculos, eso no sucederá. "En noviembre hubo una fuerte desaceleración en la formación de activos externos y como estimamos para este mes un comportamiento similar o mejor, proyectamos que en todo el año el número final estará por debajo del que se registró en 2008", dijeron anoche en la entidad.
Combinación de factores
La experiencia de 2008 y la del año en curso parece indicar que la salida de capitales se acelera apenas confluyen un factor de incertidumbre global con otro local.
En aquel entonces era el estallido de la crisis mundial, con epicentro en la bacanal de negocios financieros derivados de la actividad inmobiliaria, con la desconfianza que agregó la disputa local por los recursos. Ahora, al temor a un posible colapso del euro se sumó la percepción de un tipo de cambio con señales de retraso o, para mejor decir, de que el dólar está "barato".
El problema es que la economía, que pareció convivir con este virus sin enfermarse en los últimos años, esta vez muestra indicios concretos de que lo padece. "Hasta aquí las señales de fortalezas que daba la balanza comercial servían para financiar la fuga. Pero este año ya el 30% de ella se financió con reservas, lo que potenció las dudas sobre el tipo de cambio", opinó el economista de la consultora Prefinex Nicolás Bridger.
Su colega Federico Bragagnolo, de la consultora Econviews, coincide: "Este fenómeno viene desde hace tiempo pero pasó a ser gravoso porque ya no sobran dólares que permitan financiar esta fuga y se paga con reservas, por lo que resta pesos que dejan de aceitar la actividad económica", señaló.
Un dato significativo del informe es que las remesas de utilidades de las multinacionales (US$ 1280 millones), un tema que sigue muy de cerca el Gobierno en su pelea por defender los dólares, sólo explicó el 15% de la salida de capitales en el último trimestre; aunque en lo que va de 2011 esa proporción se eleva al 22 por ciento.
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